Cuando José María Lasalle, el Secretario de Cultura del Gobierno y hombre fuerte de los populares en estos asuntos, llegó a su cargo, traía un plan de trabajo basado en liberalizar lo cultural.
Había sido él el arquitecto de un programa con una visión bastante más anglosajona y menos protectora de “lo cultural” y pretendía llevarlo a cabo a través de una serie de claves que adelantó en una entrevista a Vozpópuli poco antes de asumir su cargo.
Sus cartas estaban sostenidas en cuatro líneas: la austeridad –la desaparición del Ministerio de Cultura-; la cultura en tanto industria –el fortalecimiento de los temas de propiedad intelectual y la Ley de Mecenazgo-; una política coordinación de competencias con las Comunidades Autónomas para evitar las duplicidades que abundan en materia institucional y, por supuesto, la idea de la cultura como proyección de la Marca España a través del Instituto Cervantes.
La eterna batalla entre cultura y Exteriores por el Instituto Cervantes ha sacrificado la visión estratégica de Lasalle
Sin embargo, en este último punto, uno de los más importantes, por no decir el fundamental de su Plan Estratégico –que en estos días ha dado a conocer entre directores de Museos y demás instituciones a lo largo de diferentes lugares de España-, las cosas se han torcido. Y bastante.
La eterna batalla entre cultura y Exteriores por el Instituto Cervantes ha sacrificado la visión estratégica de Lasalle, obligándole a cambiar la ruta y echar el freno sobre proyectos en marcha. Bien sabida es la negativa sobre el tema del Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien dejó muy claras sus intencione durante el nombramiento del director de la institución, Víctor García de la Concha.
En aquel acto, el ministro García-Margallo, lanzó un mensaje claro: "La ley dice que el Cervantes depende de Exteriores…". Y por si no había quedado lo suficientemente claro, apostilló: "Esta casa tiene padre y madre y eso tiene sus ventajas y desventajas, pero la ley de su fundación lo dice claramente: que depende de Exteriores".
Con un presupuesto de 100 millones de euros y más de 46 centros repartidos en más de 26 países, el Cervantes supone una punta de lanza para cualquiera de los dos interesados: ya fuese para una diplomacia más culta y moderna; o para un plan cultural mucho más atractivo, internacional y apetecible presupuestariamente.
García-Margallo: "La ley dice que el Cervantes depende de Exteriores…"
Pero lo que, según lo que informan fuentes de la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, parecía que podría resolverse al pasar por un Real Decreto que convirtiese el Cervantes en una institución dependiente directamente de Presidencia quedó tal y como estaba, es decir: cultura no podría conquistar no un centímetro más de lo que ya tiene dentro de la institución.
Desde su fundación en 1991, el Instituto Cervantes cuenta con un patronato presidido por el Rey y el presidente del Gobierno y entre cuyos vocales natos figuran los ministros de Asuntos Exteriores; Educación, Cultura; y Deportes, así como la secretaria De Cultura, entre otros, y, como vocales electos, varios representantes del mundo de las letras y la cultura de España y América Latina y del ámbito universitario.
Forman parte también del consejo de administración representantes de los Ministerios de Asuntos Exteriores; Educación, Cultura y Deportes; y Hacienda, y el director del Instituto Cervantes, cargo nombrado por el Consejo de Ministros a petición de Educación y Exteriores.
Se espera que Lasalle dé a conocer su Plan Estratégico ante el Congreso antes de verano
De momento, la estructura del Cervantes, a efectos de lo que Lasalle pudiera presentar como Plan Estratégico de Cultura –que se espera se dé a conocer en la próxima comparecencia del Secretario en el congreso de los Diputados antes de verano- ha perdido el peso previo justamente porque la Secretaría no ha conquistado el peso específico que, estaba previsto, pudiese conseguir de cara a las aspiraciones iniciales del comienzo de la legislatura.
En ese sentido, se espera entonces que lo que antes se suponía el Cervantes como plato fuerte lo lleve ahora la Ley de Propiedad Intelectual así como la Ley de Mecenazgo, cuyo borrador de anteproyecto se espera que esté listo antes de verano.