Por ello, adquiere más relevancia el documental Super Duper Alice Cooper, que durante este mes de mayo se estrenará -digamos que de manera sorprendente- en varias salas de cine de las principales ciudades españolas. Sorprendente porque no es un artista de grandes masas comerciales, aunque sí muy querido y seguido en los ambientes rock. Dirigido por Scott McFadyen y Sam Dunn -quienes ya ganaron un Grammy por otra película sobre el grupo canadiense Rush- promete ser un regocijo visual sobre la carrera de estos lunáticos. De momento, podemos disfrutar del tráiler oficial.
https://youtube.com/watch?v=nAuyznrcR5U
Oscurantismo terrorífico
Y el caso es que, a pesar de comenzar a usar pronto como propio el nombre de la banda, Vincent Damon Furnier era el cantante, armonicista y líder conceptual de un grupo llamado Alice Cooper. Cuenta la leyenda que Furnier y los guitarristas Glen Buxton y Michael Bruce, junto al bajista Dennis Dunaway y el batería Neal Smith tomaron el nombre de una antigua bruja que se hizo presente en una sesión de ouija en la que participaron. Y tal vez no sea muy disparatada la explicación, ya que su amor por el cine de terror y serie B americano alcanzaba casi la adicción.
Lo que fue claro desde el principio era su intención de trasladar al directo toda esa imaginería absorbida en horas y horas de metraje underground. Alice Cooper utilizaban en el escenario guillotinas, serpientes, sillas eléctricas, muñecas de plástico y sangre, mucha sangre, ya fuera real o no. La famosa leyenda urbana sobre si Furnier llegó a ingerir una gallina, viva minutos antes, en uno de sus shows vamos a dejarlo para los amantes de lo escabroso.
Pero más allá de su elemento visual -que en su caso no se puede obviar- Alice Cooper como banda, protegidos por Frank Zappa, proponían una ponzoñosa unión entre el rock duro, los sonidos más ásperos procedentes del rock underground y unos riff de guitarras que posteriormente se asociarían al heavy metal. Desde su primer disco en 1969, Pretties for you, hasta su despedida en cuanto a su encarnación como quinteto, Muscle of love (1973) dejaron al menos varias canciones ya históricas en el rock y dos discos de los considerados clásicos, School’s Out y Billion Dollar Babies. Las drogas, el alcoholismo de Furnier, ya asumido su personaje de Cooper -y la creciente distancia entre los diferentes miembros- dieron al traste con la aventura.
Posteriormente, Alice Cooper -Furnier ya en solitario- seguiría una carrera que le ha llevado hasta nuestros días (hoy en sus consumado jugador de golf), y que entre curas de rehabilitación y otras historias, le ha permitido grabar un par de decenas de discos, empezando por aquel Welcome to my nightmare del 75 y cerrando el círculo con el casi homónimo Welcome 2 my nightmare de hace unos años. Pero eso es ya otra historia.