La prestigiosa periodista Anne Applebaum comenzó su discurso de aceptación en el Hotel Ritz (Madrid) subrayando la importancia de este oficio: “Parece que debería ser fácil, en la era del traductor de Google, de las comunicaciones instantáneas y de las noticias durante las veinticuatro horas del día, entender lo que está sucediendo en la ciudad de al lado o al otro lado del mundo. Sin embargo, la verdadera comprensión requiere mucho más que un vistazo al teléfono móvil. Requiere tiempo, esfuerzo, concentración, requiere informar de forma rigurosa y realizar un arduo trabajo editorial como el que lleváis a cabo muchas de las personas sentadas en esta sala, así como otros colegas en Europa y en todo el mundo”, destacó ante un auditorio formado por periodistas de renombre y referentes de la vida política y social española.
Luego insistió en que “el trabajo periodístico y editorial es ahora más importante que nunca”. No en plano académico, sino pegado a nuestras vidas cotidianas: “Las cosas que suceden muy lejos pueden tener un impacto inmediato en nuestras vidas, de la misma manera que lo que suceden aquí también pueden tener eco en el otro lado del mundo. En los últimos años, crisis que parecían muy lejanas han tenido un gran impacto en nuestras vidas”, recordó. Puso como ejemplos la guerra de Siria, las fake news en las campañas electorales de Estados Unidos y las diferentes oleadas migratorias en distintos puntos del planeta. “Como nos enseñó la pandemia de la covid-19, ahora nuestro mundo está profundamente integrado, nos guste o no”, senetenció.
Sú último libro, El ocaso de la democracia (Debate), es la historia de una decepción. La pensadora confiaba en que la caída de regímenes soviéticos como Polonia significase una apertura al mundo para sus habitantes. La situación, en cambio, es que han mantenido repliegues autocráticos. La tesis del libro defiende que el autoritarismo no es tanto una ideología como una predisposición; también una tendencia global transversal, como demuestran el éxito de Trump, Vox, el Brexit, Bolsonaro, el lepenismo francés y otros regímenes poíticos similares. Otros libros que le han dado fama internacional son Gulag. Historia de los campos de concentración soviéticos (2003), El telón de acero. La destrucción de Europa del Este, 1944 – 1956 (2012) y Hambruna roja. La guerra de Stalin contra Ucrania (2019).
El galardón lo otorga la Asociación de Periodistas Europeos (APE) con el fin de “destacar aquellas trayectorias que merezcan ese honor por su talento, originalidad, capacidad de trasgredir las presiones e influencias de los poderes e impulsar la libertad de expresión”. Apadrinado por BBVA, el premio está dotado con veinticuatro mil euros y una medalla de bronce moldeada por Julio López Hernández.
Censura y poscensura
Según destacó el jurado, los artículos de Applebaum en The Atlantic y anteriormente en The Economist, Evening Standard y The Washington Post son “una referencia para entender los movimientos sociales y políticos de países europeos como Hungría y Polonia, donde están en cuestión algunos de los principios, libertades y valores intrínsecos a la Unión Europea”. ¿Quiénes han decidido quién se llevaba el premio? Un jurado presidio por María Emilia Casas, expresidenta del Tribunal Constitucional. Entre los miembros destacan Rubén Amón (colaborador de Onda Cero), Ana Ortas (directora de Comunicación corporativa del BBVA), Javier García Vila (director de Europa Press), José Vicente de Juan (director de la Fundación Diario Madrid), Montserrat Lluis (directora General del grupo COPE y vicepresidenta de UTECA), Karina Sainz Borgo (periodista de ABC y exVozpópuli), Vicente Vallés (ganador de la XXXVII edición) y Miguel Ángel Aguilar, secretario general de la APE, que actuó como miembro sin voto.
El gobierno de China utiliza censores e inteligencia artificial para controlar lo que los ciudadanos chinos pueden ver en Internet", denunció
Por supuesto, Applebaum también aludió al campo de conocimiento donde más ha destacado: el auge del autoritarismo postsoviético: “Durante el siglo XX varios gobiernos de este continente utilizaron la censura para garantizar que las personas solo tuvieran acceso a la información aprobada por el Estado. El gobierno de China todavía opera de la misma manera utilizando censores e inteligencia artificial para controlar lo que los ciudadanos chinos pueden ver en Internet. Otras autocracias y estados iliberales (Rusia, Turquía e incluso Brasil) utilizan bots y trols para moldear las conversaciones en línea, alejando a la gente de los medios independientes y aproximándolos a la información controlada por el Estado”, denunció.
Otro momento clave de su discurso llegó al retratar el esperpento en que se ha convertido, en muchos casos, la comunicación política moderna. “Líderes nacionales como Donald Trump o Viktor Orbán se mofan de los periodistas independientes y de las organizaciones periodísticas. Convierten las conferencias de prensa en rituales absurdos. A veces, ese tipo de burla y agresión deviene en violencia real, pero incluso cuando no lo hace, sigue resultando muy poderosa. Puede, por ejemplo, convencer a millones de personas de que no se vacunen. Puede convencerlos para volverse en contra de las instituciones democráticas o de su propio sistema electoral”, lamentó.
Entre los premiados en pasadas ediciones destacan nombres como Claudio Magris, Félix de Azúa, José Antonio Zarzalejos, Michael Ignatieff, Iñaki Gabilondo, Arcadi Espada, Jon Juaristi, Fernando Savater, Francisco Umbral, “El Roto”, Eduardo Haro Tecglen, Chumy-Chúmez, Raúl del Pozo, Nativel Preciado, Javier Pradera y Rafael Sánchez Ferlosio, entre otros.