Celia Mayer ni dimite ni la destituyen. A pesar de eso, a partir de esta semana se mantiene en un cargo en el que sólo puede ejercer la mitad de sus competencias, al menos de forma libre y sin tutores ni asesores. Así ha quedado desde este lunes 21 de marzo, cuando el Ayuntamiento le retiró competencias de gobierno en asuntos de Memoria Histórica –su segundo proyecto más importante- y anunciara la creación de un cargo para la programación del área de las Artes.
Celia Mayer ni dimite ni la destituyen. A pesar de eso, a partir de esta semana se mantiene en un cargo en el que sólo puede ejercer la mitad de sus competencias
Acaso fue por aquello de comenzar con el pie cambiado. O porque gestionar la cooperativa okupa del Patio Maravillas dista mucho de hacer que Madrid Destino funcione. Lo cierto es que la concejala de Cultura y Deportes del Ayuntamiento de Madrid Celia Mayer ni siquiera calentaba en la banda cuando tuvo que sustituir a Guillermo Zapata –entonces edil en el área - después de que éste se viera obligado a dimitir tras conocerse unos tuits con chistes sobre el holocausto y víctimas de ETA que había escrito en 2011.
Asumió el cargo a mediados de junio de 2015. Desde entonces, Celia Mayer Duque, de 33 años, licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y experta en políticas de igualdad de género, suma ya tres errores seguidos en el cumplimiento de sus funciones. A razón de una polémica por mes: los cambios en la Cabalgata de Reyes; el espectáculo de títeres que enaltecía el terrorismo según las autoridades y finalmente los errores en la aplicación del Proyecto de Memoria Histórica.
Mayer, la concejal que sólo puede cumplir la mitad de sus funciones
Mientras las polémicas aparecen servidas en bandeja –hay que sumar a las anteriores el affaire Bollywood-, Celia Mayer sale al paso con el soniquete de no tener nada que declarar. De su equipo, sólo ha asumido responsabilidades políticas Jesús Carrillo, director de Programas y Actividades Culturales del Ayuntamiento de Madrid, quien pocos días después de la función de títeres acusada de enaltecer el terrorismo, se separó del cargo por "motivos personales".
Mayer permanece en un cargo al que le crecen las comisiones asesoras y los tutores externos. El Ayuntamiento le retiró competencia de gobierno en asuntos de Memoria Histórica –su segundo proyecto más importante- y la relevara de sus funciones en la programación del área de las Artes al crear el cargo de Director de Programación en Madrid Destino para que “mejore las capacidades de la empresa”. A eso se suma la contratación de Paula Foulkes (directora adjunta del Festival de Otoño a Primavera de la Comunidad de Madrid) como vocal asesora de la Alcaldía para el área de Gobierno de Cultura y Deportes.
En otras palabras: Celia Mayer preside una empresa en la que no gobierna -Madrid Destino-, o al menos no del todo...
Tras estar a punto de ser relevada y tutelada en el área de programación (teatros y museos), Celia Mayer apenas conserva entre sus atribuciones la presidencia de Madrid Destino y la gestión de bibliotecas, deportes y patrimonio, pero en este caso solo a medias, porque la aplicación de la Memoria Histórica pasa a la coordinación de la Alcaldía, que nombrará un comisionado adscrito a la coordinación general de gobierno y que rendirá cuentas y dará información a los grupos municipales a través de la Presidencia del Pleno, dependiente de Mauricio Valiente, quien también coordina el plan de derechos humanos del Ayuntamiento.
En otras palabras: Mayer preside una empresa en la que no gobierna, al menos no del todo. Creada por Ana Botella en plena carrera por conseguir la candidatura de los Juegos Olímpicos tras fusionar Madrid Arte y Cultura S.A. (Macsa, empresa dedicada a promocionar la cultura en Madrid), Madrid Visitors & Convention Bureau (en otras palabras, una oficina de turismo) y la técnicamente quebrada Madrid Espacios y Congresos (Madridec), Madrid Destino pasó a manos de Manuela Carmena, que ha decidido -de momento- mantener la estructura.
Del cambio radical al gobierno tutelado
A su llegada “prometió un cambio radical” en el modelo de gestión de la cultura en la ciudad, aunque los primeros meses se centró más en el “diagnóstico” de los problemas, lo que ya le generó las primeras críticas entre la oposición política, que la acusaba de inacción. A pesar de poseer un presupuesto de casi 3 millones de euros, un 61,9% más que en 2015 –y casi un 3% del total-, Meyer aseguró que el 2,8% concedido a la cultura en el presupuesto del Ayuntamiento era insuficiente, y que esperaba poder aumentar la dotación.
Línea, lo que podría llamarse una línea, no presentó al aterrizar de lleno en su despacho en septiembre 2015. Además de continuar su política de eliminación de "los privilegios" en los palcos de las principales instituciones, el equipo de Cultura de Carmena capitaneado por Mayer insistió en la revisión de las normativas del espacio público con el objetivo de incentivar proyectos culturales como rodajes en la ciudad o replantear la actividad de los músicos y artistas callejeros. Aseguró que se revisarían las tarifas de taquilla de los teatros así como de los precios de alquiler de los espacios dedicados a la cultura.
No fue exactamente una línea lo que Mayer presentó al aterrizar de lleno en su despacho en septiembre 2015... Lo primero que hizo fue reunirse con los actores culturales
Garantizó el acceso a la cultura de todos los ciudadanos; el fomento de la participación a través de una Oficina de Intermediación Cultural, para que los madrileños puedan tomar parte en la programación y decisiones, así como un plan de apoyo al tejido cultural. Aseguró que se revisarían también los convenios y patrocinios que concedidos por el Ayuntamiento, con el fin de optimizar y aportar transparencia a una estructura cultural que “carece de mecanismos eficientes para evaluar el impacto y la utilidad”, tal como explicó Mayer en su exposición.
Se mantendrían, aseguró, aquello que ya existe, con la intención de mejorarlo. Por ejemplo: Los veranos de la Villa. El propósito entonces era descentralizar la programación y llevarla a más distritos de la ciudad. Acerca de la continuidad o no de algunos proyectos impulsados por Ana Botella, como por ejemplo el polémico Museo de las Artes, Arquitectura, Diseño y Urbanismo (MAADU) que ocupará el número 30 del Paseo del Prado, Celia Mayer no ha adelantado ninguna medida en concreto, aunque asegura que se encuentran en pleno proceso de revisión y diagnóstico.