Cultura

Borja Montoro: Del dibujo animado al animal político

Borja Montoro transmite paz. Sus pinceles se expresan a veces mejor que él. Pertenece a ese grupo de artistas que no por verse todos los días cansa a la audiencia. Sus retratos de señoras que van a la compra tienen la misma ironía que algún político vecino suyo. En el fondo le gustaría ser un azote de lo cotidiano, pero por ahora se confotrma con disfrutar del poco tiempo libre que le deja el oficio maldito de hacer cada día una nueva creación.

¿Un maestro?
Milt Kahl.

¿Un capricho?
Un iPad.

¿Una ilusión?
Que se vuelvan a hacer películas animadas a lápiz.

¿Se trabaja con orden o por impulsos?
Yo ya no me puedo permitir trabajar por impulsos.

¿Con lápiz o con ordenador?
Con una Wacom Cintiq de 21 pulgadas: lápiz, pero sobre pantalla digital usando programas de ordenador.

¿Lucky Luke o el Sargento Blueberry?
Lucky Luke.

¿Toy Story o Bambi?
Bambi para trabajar en ella. Toy Story para divertirme viéndola.

¿Por qué es tan temido el ilustrador político?
El buen periodista es el niño que dice "el Rey está desnudo". El ilustrador le hace una foto.

¿Quién tiene mejores dibujantes, la derecha o la izquierda?
El abajo. Los elementos básicos para dibujar a un "neoprogre" o un "progre" de toda la vida. Son tres: los párpados a medio abrir, las cejas elevadas pero fruncidas y la boca con gesto de estar saboreando liendres.

¿Hay una escuela de dibujo española?
Sí. Y muy buena, por cierto.

¿Se puede odiar a algún personaje?
Creo que no. Al dibujo, no. A no ser que te salga mal, pero entonces a quien odias es a ti mismo.

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