John Lee Anderson le llama “cronista de cronistas”, cumplido al que hacen honor su pluma y sus textos. Se trata del colombiano Alberto Salcedo Ramos, uno de los periodistas más destacados en América Latina y para muchos, su reportero estrella, alguien capaz de convertir en extraordinarios los personajes ordinarios. Eso sí: sin faltar a la realidad. Porque lo literario está en la forma, en el fondo están los hechos.
Nacido en Barranquilla en 1963, Salcedo Ramos tiene un acento alegre de costa y de playa, un fraseo con el que sabe meterle prisa a la prosa para que vaya ligerita y sabrosa. Como escribe, conversa: con ganas. Las suyas, son ideas ágiles que Salcedo desgrana mientras paladea un zumo de naranja. Esta tarde hemos quedado para hablar –cómo no- de periodismo, también de literatura, esa coincidencia de la que nace la crónica, un género que tiene en América Latina una denominación de origen anterior a los mismísimos Talesse y Tom Wolfe.
Si de algo sabe Salcedo Ramos es justamente de este tema. Es autor de cinco libros de periodismo narrativo, entre ellos La eterna parranda (Aguilar, 2011) y El oro y la oscuridad. La vida gloriosa y trágica de Kid Pambelé. Ha ganado varios premios de periodismo, entre otros, el Rey de España y el Premio a la Excelencia de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).Considerado como uno de los “nuevos cronistas de Indias”, sus textos han sido incluidos en al menos una docena de antologías internacionales, como Mejor que ficción (Anagrama, 2012) y Antología de crónica latinoamericana actual (Alfaguara, 2012), ambas publicadas en España.
“La crónica es un género que le permite al lector más visiones de la realidad. En ella hay una carga de subjetividad, que es diferente de la opinión. Cómo y de qué forma se escogen ciertas voces o datos suponen un ejercicio de interpretación; y eso, en buena medida, es parte de la crónica. Yo no le tengo miedo a la subjetividad, pero sí a la deshonestidad”, cuenta el periodista.
Sobre las nuevas tecnologías y los retos del periodismo en esa encrucijada, Salcedo Ramos no es apocalíptico pero sí algo desconfiado: “Los periódicos nos vendían tiempo, velocidad. Su nombre lo dice, diario, noticias todos los días. Hoy ese nombre es un anacronismo. Las redes sociales tienen noticias al instante, aunque también es cierto que Twitter es el Itunes del periodismo. Reconozco a un mal editor cuando lo veo tratando de parecerse a Twitter”
Es maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano de Gabriel García Márquez y ha dictado talleres de periodismo narrativo en diversos países. Salcedo es un narrador de las historias cotidianas: la de un boxeador derrotado, un ex árbitro de fútbol o un cantante de Vallenato. Sabe -como dice Daniel Samper-que las mejores noticias se esconden en la vida cotidiana. Por eso él no se cansa de recorrerlas. “El buen periodismo gasta la suela de los zapatos”, dice Alberto Salcedo Ramos, un periodista que no se cansa de subir y bajar las aceras anónimas donde se hallan las historias que esperan a ser contadas.