El surrealismo ha sido el protagonista de las exposiciones en los museos españoles durante el 2013, un año en el que brilló con luz propia la muestra dedicada a Salvador Dalí en el Museo Reina Sofía, como prueban los más de 720.000 visitantes que pasaron por sus salas a lo largo de cuatro meses. Tras su paso por el Centro Pompidou de París, dónde aglutinó el mismo éxito, Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas se convirtió en la exposición más visitada en la historia de Madrid, con más de doscientas obras del genio ampurdanés.
Las colas frente al Museo Reina Sofía fueron una de las imágenes más repetidas del verano en la capital para ver una muestra en la que estaban representadas todas las facetas complejas de un creador con una imaginación desbordante. Pero la de Dalí no ha sido la única exposición dedicada al surrealismo este año, en el que el Museo Thyssen-Bornemisza también se centró en este movimiento artístico en El surrealismo y el sueño, una muestra que se inauguró el pasado 8 de octubre y que se podrá ver hasta mediados de enero.
Con 163 obras de grandes maestros del género como André Breton, Salvador Dalí, Paul Delvaux, Yves Tanguy, Joan Miró, René Magritte, Max Ernst, Andre Masson o Man Ray, la exposición muestra la aproximación plástica de los artistas surrealistas al universo onírico a través de la pintura, el dibujo, la obra gráfica, el collage, la escultura, la fotografía o el cine.
También a principios de octubre se inauguró en la Fundación Juan March Surrealistas antes del surrealismo, una mirada retroactiva de este movimiento a través de un relato que se inicia en el Medievo tardío y que llega hasta el siglo XX.
Otra de las muestras organizadas por el Thyssen-Bornemisza fue la dedicada al padre del impresionismo, Camille Pissarro, en la primera retrospectiva organizada en España sobre su obra. Con un total de ochenta obras, la pinacoteca ofrecía un paseo cronológico por la trayectoria del artista en función en los lugares en que vivió y trabajó, con especial atención al paisaje francés.
Descendiendo de la estética surrealista al mundo real, el Museo del Prado ha dedicado parte de sus salas al retrato cortesano de la mano de Velázquez, desde su segundo viaje a Roma en 1649 hasta su muerte en Madrid en 1660, una época en la que se crearon algunas de las pinturas más importantes de la historia de este género, como Las Meninas. Así, Velázquez y la familia de Felipe V muestra, hasta el 9 de enero, una treintena de pinturas, la mitad de ellas realizadas por el maestro sevillano y el resto por artistas de su entorno.
También en el Prado se pudieron ver la pasada primavera sus tesoros de pequeño formato en La belleza encerrada, integrada por 281 obras de artistas desde Fra Angelico (XV) hasta Fortuny, Rosales o Madrazo (XIX).
En Barcelona, el Museo Picasso mostró durante todo el verano una amplia exposición monográfica dedicada a los autorretratos que Pablo Picasso empezó a pintarse en su infancia, desde 1894, hasta el último que se hizo, en 1972. Una aproximación al lado más íntimo de Antoni Tàpies fue la propuesta expositiva conjunta de la Fundación Tàpies y del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) del pasado verano, formada por 140 obras pintadas por el artista catalán entre 1945 y 2011.
En Bilbao, el Museo Guggenheim ha dedicado este 2013 una gran exposición a El arte en guerra, un recorrido por la producción artística en Francia en el entorno de la Segunda Guerra Mundial, a través de más de 400 obras de unos 120 artistas, entre los que se encuentran Pablo Picasso, Henri Matisse, Pierre Bonnard, Marc Chagall, Vasily Kandinsky, Jean Fautrier, o Alberto Giacometti.
Mención aparte merece la decimoctava edición de Las Edades del hombre, que cerró el pasado mes de noviembre sus puertas al público en Arévalo (Ávila) tras haber recibido más de 220.000 visitantes.