Archer Huntigton hizo a Joaquín Sorolla un encargo para la Biblioteca de la Hispanic Society de Nueva York. Debía registrar los modos de vida, estilos y tradiciones de la España de aquel entonces. La empresa llevó al pintor a recorrer todo el territorio fijándose en sus trajes, costumbres y paisajes. A este tema dedica el Museo Sorolla la exposición Fiesta y Color. La mirada etnográfica de Sorolla, en la que junto a su producción pictórica se pone especial atención a su labor como coleccionista.
Durante los viajes o "excursiones" que tenían como finalidad encontrar la inspiración para sus grandes cuadros, Sorolla adquirió una pequeña, pero muy interesante, colección de indumentaria y joyería popular, que se ha completado con la donación de las colecciones de la Familia Pons-Sorolla y que se expone por primera vez al público. En esta colección se puede apreciar la mirada de etnógrafo aficionado del artista, la de recopilador de trajes populares o "pintorescos".
La exposición se compone de nueve conjuntos de indumentaria, 25 pinturas, algunas de ellas estudios de gran tamaño, joyas, fotografías, que hizo él mismo o que fue adquiriendo en el proceso creativo, y cartas. "La idea de esta exposición es seguir la línea del museo en cuanto a mostrar nuestras propias colecciones e investigar diferentes producciones de Sorolla", ha explicado la comisaria Covadonga Pitarch, quien ha querido resaltar cómo tras el encargo de Huntigton el artista se ve envuelto en una búsqueda de lo que para él era España.
Esta búsqueda de personajes populares fue difícil, según la comisaria, ya que "los trajes regionales habían empezado a desaparecer, los pastores ya no vestían con la indumentaria que le interesaba al artista". Esto hizo que empezara a comprar e iniciara su colección de indumentaria.
Debido a la organización de exposiciones temporales y de las diferentes modificaciones de la colección permanente, la mayoría de las pinturas que forman esta muestra llevaban alrededor de tres años sin exhibirse. "Aunque se trata de estudios, son obras muy importantes y así los consideraron el propio artista y su familia que las consideraban entre las más destacadas de su producción", señaló Covadonga Pitarch quien recordó que cuando se tasó la colección del artista "estos cuadros fueron algunos de los más caros".
El recorrido de la exposición se inicia con el espacio dedicado a Castilla, la región que más emocionó a Sorolla y a la que dedicó todo el año 1912 y parte de 1913. En este tiempo estudió las gentes y pueblos castellanos, de lo que resultaron 17 bocetos de tipos, numerosos cuadros de paisaje, el panel Castilla, la Fiesta del Pan, y la compra de una importante colección de indumentaria popular.
En esta sala se exponen los trajes de Lagartera y de la Alberca, y un traje de charra de la colección de Isabel de Borbón procedente del Museo del Traje, junto con una selección de cuadros como Tipos de Lagartera, Tipos de Salamanca y Novios Salmantinos.
Valencia, la ciudad de Sorolla, tiene especial importancia en la exposición. El trabajo de retratar la región valenciana para el público americano le emocionó mucho, como el propio artista reconocía. Sorolla no hizo grandes bocetos de la región en relación con el encargo americano, por lo que en esta sala se exhiben cuadros de pequeño formato sobre costumbres junto al traje de labradora valenciana.
Desde San Sebastián, donde la familia veraneaba, Sorolla viajó a los Pirineos en 1912, con la idea de conocer los trajes de origen muy antiguo que seguían utilizándose en los pueblos de sus valles. Regresó en 1914 para pintar el panel de La Jota, Aragón. El recorrido finaliza con el espacio dedicado a Andalucía. Sorolla trató el tema del baile andaluz en su Visión de España y también lo hizo con motivo del encargo que le hizo Thomas Fortune Ryan, para quien pintó Baile en el café. Novedades de Sevilla. En esta sala se expone Bailaora Flamenca, 1914, un boceto para esta obra, junto con un traje que perteneció a la bailaora Encarnación López, Argentinita, a la que Sorolla pudo ver actuar.