Cultura

Los mejores libros de 2013

Las memorias políticas y las novelas pseudo eróticas abarrotaron las novedades, pero dos géneros intentaron imponerse dignamente, la novela y el ensayo, e incluso un tercero: el relato. Rafael Chirbes regresó tras seis años. Jesús Carrasco y su Intemperie entraron como revelación. Muñoz Molina hizo temblar con Todo lo que era sólido y Salinger regresó del más allá. ¿Qué recordar de este 2013?

  • Una imagen de los libros publicados en 2013.

Los últimos meses de 2013 sufrieron el constipado de las memorias políticas: Una página difícil de arrancar, de Alfonso Guerra; El dilema, de José Luis Rodríguez Zapatero; Recuerdos, de Pedro Solbes –viceministro económico de Zapatero, con quien tuvo ajuste de cuentas en sus páginas-; la segunda parte de las memorias de José María Aznar… Todavía con el agua removida por el efecto 50 sombras de Grey, toca plantear un repaso a los libros que lograron abrirse paso este 2013 con dignidad y contenido literario en medio de una montaña de dudosas novedades. Y aunque toda generalización es tan peligrosa como ineficaz y arbitraria -se quedan cosas fuera, siempre-, valdría la pena volver sobre lo leído y preguntarse cuáles fueron los rasgos más nítidos o los títulos más sólidos en un 2013 no especialmente bueno para la industria editorial, cuyo mercado sigue cayendo a pesar de las innumerables novedades.

Un aparte necesario

Dos géneros literarios destacaron en las apuestas de los editores. Hay que decirlo: suelen ser los que acaparan las apuestas editoriales, pero este año todavía con más fuerza, quizá porque con ellos es posible sujetar la realidad para explicarla o entenderla. Se trata de la novela y el ensayo. Antes de entrar en harina, toca -eso sí- un repaso por los libros de relato publicados durante este año. Ha habido muchos y muy buenos. Y aunque es cierto que el cuento ha quedado relegado en número no así en calidad, como lo demostraron la edición que hizo RBA de dos volúmenes: los cuentos completos de Dashiell Hammett, Disparos en la noche, que reúne los 80 relatos del padre de la novela negra norteamericana, así como la publicación de los Cuentos completos de James Graham Ballard, un trabajo de 1400 páginas basado en la edición inglesa The Complete Stories of J. G. Ballard, publicada por W. W. Norton & Company.

Muchos otros títulos dieron brillo al relato este 2013. Todos los crímenes se cometen por amor (Salto de página), de Luisgé Martín; lo que podrían ser los relatos largos o las novelas cortas de Mircea Cartarescu en Nostalgia (Impedimenta); Técnicas de iluminación, de Eloy Tizón (Páginas de Espuma); Una manada de Ñus, de Juan Bonilla (Pretextos) o El vino de la juventud (Anagrama), que reúne los trece relatos que John Fante publicó en 1940 con el título de Dago red. El año comenzó pronto para el género –Patricio Pron publicó La vida interior de las plantas de interior (Mondadori) apenas en enero- y terminó, casi, en fanfarria con la publicación de dos volúmenes -bastante irregulares- de relatos escritos por autores noveles: Última temporada, de Lengua de Trapo, y Bajo 30, editada por Salto de Página. El Premio Nobel a Alice Munro -destacadísima por el relato- llegó acaso muy próximo al final, pero a tiempo para reimpresiones y ediciones.

El sello RBA publicó los cuentos completos de Dashiell Hammett y James Graham Ballard. Páginas de Espuma los de Chéjov

Otros títulos dedicados al cuento hicieron su aparición: Cada cual y lo extraño (Destino), del gaditano Felipe Benítez Reyes, quien propone una colección de 12 cuentos entrelazados como si de un almanaque se tratara; también La mujer que vigila los Vermeer (Pretextos), de José María Conget. Hace apenas unas semanas, Páginas de Espuma ha sacado a la calle la primera entrega de un ambicioso proyecto. Se trata de los Cuentos completos de Anton P. Chéjov, que reunirá los más de 600 cuentos -muchos de ellos sin editar en español-, junto a aquellos relatos no publicados o inconclusos en vida del autor. La publicación se llevará a cabo en 4 tomos de 1200 páginas cada uno, publicados a razón de uno al año (2013 a 2016). La edición, dirigida por Paul Viejo, especialista en literatura rusa y escritor, ya cuenta con su primer volumen, 1880-1885, que incluye la producción inicial de Chéjov y en sus casi 1200 páginas reúne un total de 240 cuentos, presentados en orden cronológico, desde el primero publicado por el autor Carta a un vecino erudito hasta Un drama de caza, que abrirá el siguiente, con muchísimos cuentos publicados en libro por primera vez en nuestra lengua. 

Novela, metida hasta el cuello en el malestar

Volvamos a los géneros citados. En lo que a novela se refiere hubo títulos significativos, no sólo por quienes los han escrito o los aniversarios que llegaron a acumularse –este 2013 Rayuela cumplía 50 años y Obabakoak, de Axtaga, 25-, sino por el tono con el que muchos narradores se acercaron a la ficción: acaso con un énfasis marcado por la realidad -española y europea- tuvo un testimonio temprano en las páginas de En la orilla (Anagrama, 2013), de Rafael Chirbes y que continuó como rasgo –con otros matices- a lo largo del año en autores como Marta Sanz con Daniela Astor y la caja negra (Anagrama) o Isaac Rosa con La habitación oscura (Seix Barral). Tiempo de encierro (Lengua de Trapo), de Doménico Chiappe, también se metió en el oscuro pasillo de los días que corren. Sin embargo, En la orilla fue una de las primeras. En ella, Chirbes cuenta la historia de Esteban, un hombre que se ha visto obligado a cerrar una carpintería que vivió del esplendor de la construcción y se descubre de pronto vacío y despojado, con un padre enfermo y rodeado por la ruina que toca a su puerta con la insistencia de una derrota. 

En la orilla, de Chirbes, fue una de las primeras novelas en abordar el malestar social. A ésa siguieron varias, de autores como Marta Sanz o Isaac Rosa

Uno de los nombres más sonados de este año fue el de Jesús Carrasco, quien con su primera novela, Intemperie, sorprendió a lectores y críticos. En ella, el novelista extremeño narra la huida de un niño a través de un país castigado por la sequía y gobernado por la violencia. La crítica le comparó con Delibes, Hernan Rivera Letelier o José Donoso y conquistó el premio que conceden los libreros al título del año, dejando como finalistas al mismísimo Chirbes; a Julio Llamazares con Las lágrimas de San Lorenzo (Alfaguara); a Rosa Montero con La ridícula idea de no volver a verte  (Seix Barral) y a Delphine de Vigan con Nada se opone a la noche (Anagrama).

También con una primera novela, Lara Moreno se abrió un espacio importante. En Por si se va la luz, editada por Lumen, Moreno narra en dos partes, invierno y verano, sin el otoño ni la primavera, la historia de dos personajes, una pareja de urbanitas: Martín, un investigador atormentado por la extinción de los recursos y el medio ambiente, y Nadia, una artista frágil y melancólica. Ambos deciden romper con todo y con su forma de vida, llena de necesidades materiales. Para este propósito, ayudados por una organización que se encarga de repoblar lugares rurales, se marchan a un lugar lejano con luz eléctrica y poco más, en donde solo habitan tres personajes. Recientemente publicada, Entresuelo (Mondadori), de Daniel Gascón, también se abrió paso: una primera vez, una novela iniciática, una historia propia convertida en colectiva.

Hubo dos "primeras novelas" que cautivaron a la crítica: intemperie, de Jesús Carrasco, y Por si se va la luz, de Lara Moreno

Hubo también apuestas de una belleza y complejidad magníficas, como Prohibido entrar sin pantalones (Seix Barral), de Juan Bonilla, una novela que aprovecha la vida del poeta futurista Vladimir Maiakovski para fundir, en un mismo artefacto, dos géneros: la novela y el poemario. Y no porque el libro formalmente explotara lo poético, sino porque consiguió hinchar la prosa de la sustancia de Maiakovski. La publicación coincidió justamente con los 120 años del nacimiento del poeta, que se celebró el 19 de abril. Rara y magnífica apuesta –aunque de otro tipo- fue la reciente edición que hizo Galaxia Gutenberg de Mapa dibujado por un espía un manuscrito que durante años permaneció guardado dentro de un sobre y en el que el autor de Guillermo Cabrera Infante narra el viaje a La Habana, en 1965, en el que comenzaría una demolición política y personal. En sus páginas brota un Cabrera Infante desconocido, sin retruécanos ni juegos, fibroso y personal. El también cubano Leonardo Padura ha publicado este 2013 la que muchos consideran su mejor novela. Se trata de Herejes (Tusquets), que fusiona el género policiaco e histórico en lo que, para muchos, es una historia del dolor, la pena y el desarraigo.

Otras novelas cobraron terrible celebridad en 2013 gracias a las malas críticas cosechadas, entre ellas, La infancia de Jesús, del premio Nobel J.M Coetzee. Aunque se publicó en marzo, no llegó a España hasta otoño. Se trata de una historia en la que muchos encontraron a un Coetzee afónico –como Joyce Carol Oates, publicó en The New York Times que se trataba de un libro de prosa llana y simple- y en la que el novelista narra una extraña y árida travesía: la que llevan a cabo un hombre, Simon, y un niño, en un mundo sin recuerdos, en el que impera la desmemoria voluntaria. Buscan a la madre del chico, pero –acaso también- el lugar en un mundo borrado en el que El Quijote actúa como raro hilo conductor. Hubo regresos grises, quizá demasiado cenizos, como el del Premio Nobel Mario Vargas Llosa con El héroe discreto (Alfaguara), en el que el peruano narra la historia paralela de dos personajes: el ordenado y entrañable Felícito Yanaqué, un pequeño empresario de Piura, que es extorsionado; y de Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una aseguradora en Lima, quien urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto.

Otras novelas cobraron terrible celebridad, por sus pésimas críticas, por ejemplo: La infancia de Jesús, de Coetzee

Dos novelas especialmente potentes vieron luz editorial en España este 2013: El Condotiero (Anagrama, 2013), de Georges Perec; Limónov (Anagrama) de Emmanuel Carrère y 14 (Anagrama), de Jean Echenoz. En la primera Gaspard Winckler, un personaje que aparece varias veces y reincide en la obra de Georges Perec, dedica meses a pintar un Condotiero falso, una copia perfecta que no tiene nada que envidiar al expuesto en el Louvre que pintara Antonello da Messina en 1475. Pero Gaspard no es más que el simple ejecutor de las órdenes de Anatole Madera. Y, como en una novela policíaca, la primera página del libro se abre con el asesinato de Madera por Winckler. En una búsqueda de lo verdadero a través de la falsificación, el escritor Georges Perec ofrece al lector la que fuera, según él, la primera novela que consiguió escribir.

Limónov, de Carrère se adentra en la peripecia vital del desmesurado poeta y disidente ruso Eduard Limónov, un personaje que le ha permitido escribir tanto una obra de aventuras y picaresca como un retrato del comunismo y el poscomunismo. Apostando de nuevo por una novela de no ficción, el autor de El adversario regresa a Rusia, un país por el que siente cierta predilección tanto por sus orígenes familiares -su madre proviene de allí- como por ser "fuente de inspiración" y querer "ir más allá de los clichés". La novela ha sido galardonada en Francia con el Prix des Prix, el Renaudot y el Premio de la Lengua.

Finalmente, en 14, Echenoz narra la carnicería de la Primera Guerra Mundial. En menos de 200 páginas, Echenoz avanza junto a los soldados en sus largas jornadas de marcha por los países en guerra y acompaña a cuatro jóvenes de la Vendée, Anthime y sus amigos, en medio de una masa indiscernible de proyectiles, muertos y cotidianidad, un día a día en la que los cascos para salvar la cabeza de las balas sirven de plato de sopa o cazuela para cocinar. Carne en descomposición, pestes de trinchera, picadillo en el campo de batalla.

No ficción: desaparecidos, Santos Laicos y el mundo que se desmorona  

El bombazo literario del año ocurrió a finales del verano con la publicación de la biografía The Private War of J.D. Salinger. El volumen -lanzado mundialmente y editado en España por Seix Barral- llegó acompañado del documental realizado por Harvey y Bob Weinstein junto con Shane Salermo, coautor de la biografía, pero también con una noticia que sacudió a muchos: el anuncio de la publicación de cinco inéditos del esquivo Salinger. De acuerdo con los autores de la biografía, la nueva obra de Salinger programada para salir a la luz entre 2015 y 2020 incluirá La familia Glass, una colección de cinco relatos sobre la saga protagonista de Franny and Zooey; The Last and Best of the Peter Pans (Lo último y lo mejor de los Peter Pans), que recopila nuevas historias sobre los Caulfields, entre ellos Holden Caufield, el personaje sobre el que se basa El guardián entre el centeno; un manual sobre la religión Vedanta, que el propio Salinger practicaba; una novela inspirada en su corta relación con Sylvia Welter, la que fue su primera mujer, y otra basada en sus traumáticas experiencias durante la Segunda Guerra Mundial, en la que participó a partir de 1942. También en el apartado biografías, destaca Todas las historias de amor son historias de fantasmas, en cuyas páginas el periodista D.T. Max cuenta –a veces de forma demasiado edulcorada- la vida del escritor David Foster Wallace, de cuya trágica muerte se cumplieron cinco años este 2013.

El bombazo editorial ocurrió con el anuncio de los próximos cinco inéditos de Salinger, cuya biografía publicó Seix Barral en España

El ensayo -repartido también con el reportaje periodístico, las memorias o el dietario- tuvo en el 2013 un año prolífico. Todo lo que era sólido (Seix Barral), del Premio Príncipe de Asturias Antonio Muñoz Molina, se abrió paso con potentes y voluntariosas comillas: “Hace falta una serena rebelión cívica. Hay cosas inaplazables”. Luis Goytisolo fue premiado con el Anagrama de Ensayo 2013 -valga decir que el escritor fue reconocido también con el Premio Nacional de las Letras- con La naturaleza de la novela, un libro en el que Goytisolo se plantea qué es, realmente, lo que define a la novela: desde sus orígenes hasta su desembocadura en lo que se ha denominado la crisis del género. Editado por Mondadori, se ha publicado Diario de otoño, un volumen que completa los dietarios del filósofo, escritor y editor Salvador Pániker, una esperada continuación de sus escritos personales tras Cuaderno amarillo y Variaciones 95. No puede calificarse como ensayo, pero tampoco sería justo sacarlo del género. Personal pero lúcido, Pániker plantea este diario como “la memoria de lo que me está pasando, y de lo que no me está pasando, una divagación permanente que nunca permito que se deslice hacia la ficción”. Este diario es, o debería ser, dice él, “el testimonio de los citados y siempre insuficientes forcejeos, el enfrentamiento con los cabos sueltos”.

Otro libro publicado este año -y que no dejó indiferente a sus lectores- fue Autobiografía de papel (Mondadori), en el que Félix de Azúa continúa la senda de Autobiografía sin vida. En sus páginas, el escritor plantea palabras necesarias para no dejarse ganar por la candidez, la ingenuidad, las buenas o las malas intenciones. Se trata de un libro escrito con una sencillez tan fulminante como las ideas a las que da forma. En Autobiografía de papel, Azúa hace un recorrido por su experiencia vital como escritor. La poesía, la novela, el ensayo y el periodismo suponen los géneros –o los estadios– de un mundo literario que resulta tan suyo como generacional. Explica de qué forma cada artefacto literario se ha transformado a la vez que lo ha hecho el mundo del que forma parte: una sociedad donde el poeta ya no es la voz de tribu, en la que la novela y el ensayo se han convertido sólo en mercancía o en la que la abolición de los sombreros se ha llevado consigo la “vieja costumbre occidental de pensar”. También este año vio luz Instrucciones para fracasar mejor (Abada Editores), en cuyas páginas el escritor Miguel Albero analiza todas las vertientes literarias del fracaso, desde el Quijote hasta 'La conjura de los necios'. Albero se pasea por la figura de aquellos que dejan de escribir –Rulfo, por ejemplo- los que desaparecen -Walser- o los que deciden quitarse del medio, ya sea a punta de pistola -Larra-, ahogándose -Ganivet, Woolf- o envenenándose –Lugones-. En el apartado literario también se hizo un espacio el volumen Librerías, de Jorge Carrión, una rara bitácora –marcada a veces por el diario de viaje, la crónica y el ensayo- que repasa la historia de las librerías en distintos lugares del mundo.

Félix de Azúa publicó Autobiografía de papel; Antonio Escohotado Los enemigos del comercio y Muñoz Molina Todo lo que era sólido

En otras áreas, más políticas y económicas, también hubo regresos: el de Antonio Escohotado, con la publicación de Los enemigos del comercio (Espasa), el segundo volumen sobre su Historia moral de la propiedad, pero también interesantes incursiones. La joven editorial Malpaso –recién comenzó su actividad en el segundo trimestre de 2013-, ofreció –además de la magnífica novela de Eduardo Lago- una serie de libros “preocupados” y volcados en la reflexión sobre las libertades –civiles, laborales, ideológicas-. El primero de ellos Desorden púbico: una plegaria punk por la libertad,de Pussy Riots, la banda rusa integrada únicamente por mujeres, quienes saltaron a la palestra uniformadas con el pasamontañas de la insatisfacción y traspasaron las puertas de una catedral moscovita para elevar una “oración-punk” contra la ortodoxia. Pedían a la virgen que echara a Putin del Kremlin (lo pagaron caro, muy caro). También de Malpaso está No pasarán, contra la economía caníbal, de Édouard Martin, un hombre nacido en Andalucía y que desde la dirección del sindicato francés CFDT le cantó las cuarenta a la cara al conservador Nicolas Sarkozy y al socialista François Hollande. Apodado el Quijote de Florange –o más frívolamente el Gregory Peck proletario-, Martin se ha convertido en el símbolo de una pequeña localidad de la región de Lorena. La ciudad depende casi en su totalidad de los hornos de la multinacional ArcelorMittal, poderosa siderúrgica con sede central en Luxemburgo que, ante la tentativa de cierre de la fábrica, se topó de frente con Martin, un sindicalista que entendió la militancia como mecanismo directo y que ofrece su testimonio de lucha en las páginas de un volumen tan potente como su determinación.

El periodismo tuvo también publicaciones magníficas, entre ellas, La otra Gioconda, una crónica escrita por el periodista Peio Riaño acerca del mayor hallazgo de la historia del arte en el último siglo: la aparición entre los fondos de El Prado de una pintura gemela del original pintado por Leonardo Da Vinci. Libros del K.O se anotó un derechazo con Maneras de ser periodista, un libro que recoge las reflexiones sobre el oficio escritas por Julio Camba , así como la reedición que en julio de este año hizo Libros del Asteroide de A sangre y fuego, un conjunto de textos sobre la Guerra Civil escritos por Manuel Chaves Nogales entre 1936 y 1937.

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