Así como en un tiempo las compañías viajaban de ciudad en ciudad representando obras breves de Calderón, Lope de Vega o Tirso de Molina, ahora algunos buscan hacer lo mismo con el cine, un sector que –a pesar de los fenómenos puntuales- pierde por igual espectadores y salas. Por esa razón, se ha puesto en marcha una programación gratuita que llegará a diez localidades que habitualmente no tienen una oferta cinematográfica destacada.
La iniciativa lleva por nombre Ciclo de cine itinerante Gas Natural Fenosa y ha sido impulsada por la Academia de Cine, quien en la primera edición congregó hasta 9.000 personas. Este año, se pretende llegar a Ciutadella (Menorca), Almería, Huesca, Avilés, Castellón, Ávila, Puerto de la Cruz (Tenerife), Cáceres, Las Palmas de Gran Canaria y Sabadell.
Las proyecciones se realizarán al aire libre y se exhibirán entre el 14 de julio y el 7 de septiembre. Los títulos incluyen largometrajes como Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba; Zipi y Zape y el club de la canica, de Oskar Santos; ¿Quién mató a Bambi?, de Santi Amodeo; Las brujas de Zugarramurdi, de Álex de la Iglesia. Ocho apellidos vascos, eso sí, brilla por su ausencia. Se incluyen también Justin y la espada del valor, la cinta de animación dirigida por Manuel Sicilia; 3 bodas de más, de Javier Ruiz Caldera, y La gran familia española, de Daniel Sánchez Arévalo.
Antes de cada proyección habrá una presentación a cargo de alguno de los protagonistas de las cintas, como Natalia de Molina, Raúl Rivas, Úrsula Corberó, Secun de la Rosa, Angy Fernández, Macarena Gómez, Bárbara Santa-Cruz, Arancha Martí, Sandra Martín, Patrick Criado y Octavi Pujades.
El cine, mal… ¿negocio?
Desde 2009, la recaudación del cine ha caído de 671,04 millones de euros a 507 millones de euros en 2013, la peor cifra en la historia del cine español. Estos números son inversamente proporcionales al precio de la entrada, que en los últimos diez años ha pasado de 4,6 euros en 2003 a casi 10 euros, el precio máximo que alcanza en algunas comunidades autónomas como Cataluña. Con la intención de reavivar el mercado –o de no perder tanto dinero con las salas vacías- los exhibidores y productores apelaron a la llamada Fiesta del Cine. Su edición más reciente, en 2013, consiguió que durante tres días acudieran al cine millón y medio de espectadores, la misma cantidad que había perdido el sector durante ese año.
Si se analizan los datos en un periodo más largo, es posible apreciar la pendiente por la que se desliza la industria. Entre 2004 y 2011, hubo una pérdida de casi 40 millones de espectadores. Si se revisa el informe presentado por el Ministerio de Cultura relativo a 2012, casi todas las gráficas siguen en los últimos cinco años una tendencia hacia abajo en casi todos sus parámetros: grandes distribuidoras (35 en 2007 y 31 en 2011), salas de exhibición (4.296 en 2007 y 4.044 en 2011), grandes productoras (de 9 a 4), películas estrenadas (de 593 a 511), espectadores (de 116,7 millones a 98,3) y recaudación (643,7 a 635,8).
Hay números todavía peores. La asistencia a los cines españoles ha registrado desde 2006 una pérdida de casi 50 millones de espectadores, según los datos provisionales hechos públicos por el Observatorio Audiovisual Europeo. Solo el año pasado, se vendieron en España 79 millones de entradas, frente a las 94,2 millones del año anterior, lo que supone un descenso interanual del 16,1%, la mayor caída entre los principales mercados europeos.