El Museo del Prado expone desde este martes hasta el 4 de mayo la muestra Las Furias. De Tiziano a Ribera, una exposición que reúne con 28 obras que ilustran el nacimiento, evolución y ocaso del tema de las Furias desde su irrupción en el arte europeo, a mediados del siglo XVI, hasta finales del siglo XVII.
Entre las obras destacan un dibujo de Miguel Ángel procedente de la Royal Collection de Londres y pinturas de Rubens, Rombouts, Glotzius, Assereto, Rosa o Langetti. El Museo del Prado aporta sus ejemplares de Tiziano y Ribera y el Ticio encadenado de Gregorio Martínez, adquirido en 2011.
Las furias tuvieron un espacio preeminente en las cortes europeas durante más de un siglo, cuando los gobernantes las eligieron como alegoría política y los pintores como un vehículo privilegiado para representar la dificultad máxima en el arte. La ejecución de lienzos con enormes figuras desnudas en escorzos inverosímiles exigía de los artistas especiales dstrezas formales y expresivas.
Pese a su origen clásico, las Furias aparecen como conjunto en la historia del arte en 1548, cuando María de Hungría encargó a Tiziano para su palacio de Binche, a las afueras de Bruselas, cuatro lienzos con los personajes de Ticio, Tántalo, Sísifo e Ixión identificados como los príncipes alemanes que se habían alzado contra su hermano, el emperador Carlos V, y a quienes había derrotado un año antes en Mülhberg.
En España se conoció como Furias a cuatro moradores del Hades greco-latino, al que habían sido condenados por haber desafiado a los dioses: Ticio, cuyo hígado devoraba un buitre por intentar violar a una amante de Zeus; Tántalo, castigado a procurarse en vano alimento por servir a su hijo de festín a los dioses; Sísifo, condenado a portar una enorme piedra por haber delatado las infidelidades de Zeus, e Ixión, castigado a dar vueltas sin fin en una rueda por querer seducir a Hera.
Se denominaba Furias a una serie de personajes femeninos, personificación del castigo y la venganza, encargados de velar que los condenados en el Hades cumplieran sus castigos, pero en España, desde el siglo XVI, se conoció con este nombre a los lienzos que Tiziano dedicó a Ticio, Ixión, Tántalo y Sísifo, utilizándose desde entonces el termino Furias para designar esta temática.
Durante los 120 años posteriores al encargo de María de Hungría a Tiziano, el tema de las Furias disfrutó de notable fortuna y asumió otros significados además del político inicial. Desde finales del siglo XVI se consideró un asunto idóneo para ilustrar la dificultad máxima en el arte al tratarse de enormes figuras desnudas en complicados escorzos y representar el dolor extremo, de ahí que fueran elegidas por grandes artistas como Rubens y Goltzius o Van Haarlem para demostrar su talento, o Ribera y Rombouts para visualizar la estética del horror que recorría entonces Europa.
Sin embargo, tras su apogeo napolitano con Ribera y veneciano con Langetti, hacia 1680 la temática de las Furias comenzaba a dar signos de agotamiento hasta ser reemplazada en 1700 por otros asuntos que permitían a los pintores planteamientos similares.