El director y productor de teatro y realizador de televisión Gustavo Pérez Puig ha fallecido esta mañana a los 81 años en un hospital de Madrid enel que se encontraba ingresado desde el domingo tras sufrir una parada cardiorrespiratoria y donde ha permanecido desde entonces en estado vegetativo.
Los facultativos le hicieron ayer un encefalograma que resultó plano, lo han repetido horas después, como se establece para estos casos, y, tras comprobar el estado de muerte cerebral, han desconectado a primera hora de la mañana los aparatos que mantenían sus constantes vitales.
Sus restos serán trasladados a lo largo del día al Teatro Español, que él dirigió durante 14 años, para instalar allí su capilla ardiente esta tarde. Según explicó a la agencia Efe su esposa, la también directora Mara Recatero, el madrileño se sintió "muy ahogado" el pasado domingo y al acudir a la Clínica Cemtro de la capital sólo pudo saludar a la enfermera antes de sufrir una parada cardiorrespiratoria de la que no pudo recuperarse y que le ha tenido "clínicamente muerto" hasta hoy.
Puig, que fue director del Teatro Español entre 1990 y 2003, nació en septiembre de 1930 en Madrid, aunque su infancia transcurrió en Murcia, de la que era Hijo Predilecto y donde una calle lleva su nombre.
En 1950 logró dirigir su primer montaje, La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca. Fue director del Teatro Español entre 1990 y 2003.
Puig estudió las carreras de Derecho, Filosofía y Letras, y Comercio pero su afición por el teatro, que se despertó con sólo 6 años cuando vio la zarzuela Los claveles, pudo siempre más y acabó abandonándolas todas. Sus primeros pasos en el teatro fueron con 17 años como actor en la compañía de Catalina Bárcena, con la obra Cincuenta años de felicidad, en el Teatro de la Comedia.
En 1950 logró dirigir su primer montaje, La venganza de Don Mendo, de Pedro Muñoz Seca, y después para el Teatro Español Universitario (TEU) Cuatro corazones con freno y marcha atrás, de Enrique Jardiel Poncela.
Después consiguió representar en 1952, por primera vez en un teatro, Tres sombreros de copa, de Miguel Mihura, que sería uno de los títulos más sobresalientes de la historia del teatro español del siglo XX. Estrenó también Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre, Una hembra llamada Abelardo, de Alfonso Paso, Eva sin manzana, de Jaime de Armiñán, y La marquesa Rosalinda, de Valle-Inclán.
Ingresó en TVE en 1956 como regidor, para pasar luego a ayudante de dirección, a realizador y director de programas musicales en 1960, y a jefe de Realización en 1971. De sus concursos y programas en televisión destacan La unión hace la fuerza (1964), Gran Parada (1959-1965), Sábado 65 (1965), Estudio 1 (1965-1985) y 300 Millones (1977-1983).
Premio Nacional de Teatro en 1962 y en 2003, Pérez Puig tenía, entre otras distinciones, la Medalla de Bellas Artes y el Premio de la Crítica de Barcelona.
En Estudio 1 firmó títulos como Doce hombres sin piedad, de Reginald Rose, Los árboles mueren de pie, de Alejandro Casona, y Ninette y un señor de Murcia, de Miguel Mihura.
Tras abandonar TVE, se dedicó a la dirección teatral, con montajes como El caso de la mujer asesinadita, de Mihura, El hotelito, de Antonio Gala, y Diálogo secreto y Lázaro en el laberinto, de Antonio Buero Vallejo. Fue director del Teatro Español de 1990 a 2003 y puso en cartel obras como Las mocedades del Cid, de Guillén de Castro, Misión al pueblo desierto, último texto teatral de Buero Vallejo, y el Tenorio, de José Zorrilla.
En 1992 fue acusado de contratar a su esposa, la dramaturga y directora teatral Mara Recatero, como adjunta, con un sueldo anual de más de siete millones de pesetas, y la oposición (PSOE e IU) intentó durante años que Pérez Puig abandonara su puesto, que sólo dejó cuando Alberto Ruiz Gallardón lo sustituyó por Mario Gas.
Premio Nacional de Teatro en 1962 y en 2003, Pérez Puig tenía, entre otras distinciones, la Medalla de Bellas Artes, el Premio de la Crítica de Barcelona, el Premio Mayte de Teatro y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. En agosto del año pasado produjo, con dirección de Recatero, la que fue su última obra, Las cinco advertencias de Satanás, de Jardiel Poncela.