Un Barbero de Sevilla dirigido por Thomas Hanus abrió en Madrid una temporada lírica que despierta pocos entusiasmos y deja abiertas muchas preguntas. Tres temas definen la situación del Teatro Real de cara a los días que vienen: presupuesto, costes y público. El primero se reduce cada vez más, los segundos aumentan y el público gotea. Quienes hablan del Real lo hacen con una permanente sensación de catástrofe, todavía más en la última semana con los malos modos con los que el director artístico Gerard Mortier ha abandonado el coliseo. Trapos sucios que el belga lavó en los titulares de prensa. Escándalos a un lado, la realidad salta a la vista. No lo tiene sencillo su sucesor, Joan Matabosch, quien se incorpora en días difíciles y con una "herencia envenenada".
La institución se enfrenta al último trimestre de 2013 intentado rejuvenecer la taquilla. Este martes sale a la venta el llamado abono familiar, que permite a niños y jóvenes de entre 7 y 16 años entrar a los espectáculos infantiles del coliseo con un 5% de descuento. La medida llega, sin embargo, algo tarde y probablemente con el efecto de un paño caliente. En los últimos dos años, la caída de la taquilla ronda el 20% con pérdidas de 823.573 euros entre 2010 y 2011. De hecho, desde la llegada de Gerard Mortier, en 2009 -la crisis tenía todavía una discreta intromisión en el consumo cultural, cuya sequía fue en aumento- la venta de abonos cayó un 16,8% pasando de vender 9.495.413 euros a 7.063.049. El descenso más profundo ocurre en una etapa en la que cada vez hay menos dinero público y todo apunta a la necesidad de paliar la crisis con una buena dosis de transparencia y sindéresis en la gestión, además de patrocinio privado y una concepción de una cultura que necesita repensarse.
Desde la llegada de Gerard Mortier la venta de abonos cayó un 16,8% pasando de vender 9.495.413 euros a 7.063.049.
Desde hace tiempo, la subvención pública ha dejado de responder por el éxito de un espectáculo cuyo público principal no es justamente mayoritario. ¿Están obligados la Comunidad y el Estado a subvencionar, como han venido haciéndolo, el coste de una entrada cuyo precio real sólo es abonado en un 30% por el espectador? El aumento del 5% en el coste de la localidad no corrige las pérdidas cercanas a los cinco millones de euros anuales que ha registrado la institución en las cuentas de los años 2010 y 2011 y que fueron publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE) antes de verano.
El presupuesto de 42 millones de euros que le fue asignado al Teatro en 2013 se reparte en un 30% de subvenciones del Ministerio de Cultura, la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid; un 25,9% proveniente del patrocinio y otro 46,3% al apartado de ingresos propios (ventas e ingresos derivados por otros usos y actividades del Teatro). Está claro que el nuevo director artístico del Real, Joan Matabosch, se enfrenta a una institución que tiene hoy diez veces más déficit que en 2009 -ese año rondaba los 400.000, ahora, como se cita anteriormente, ronda los cinco millones-. Ni puede ni tiene crédito para hacer lo que su sucesor, Gerard Mortier, quien tan sólo en el epígrafe de gastos autorizados en el presupuesto se desvió más de un millón y medio de lo que debía haber gastado. Y le ocurrió dos veces: en 2010 y 2011. De hecho, según ha publicado la prensa cultural, Mortier llegó a gastar 4 millones de euros por ópera con un 90% de funciones de pérdidas.
El Teatro Real es la única institución cultural a la que el Ayuntamiento subvenciona.
Para muchos, el Real forma parte de un mercado ficticio. Un reducto de la alta cultura cuidado, prácticamente entre algodones. Al estudiarse las cuentas de resultados del Teatro Real del año pasado, es posible apreciar de manera directa cómo las subvenciones sostienen una parte importante de la actividad del Teatro, de hecho, dentro del tijeretazo general, el Real ha sido, si se quiere, el menos perjudicado. Frente a instituciones como el Museo del Prado, que han experimentado recortes de hasta el 30%, las contribuciones del Ministerio de Cultura al Real han sido de 15.471.000 euros, un recorte del 10% en el último año; 5.263.983 aportados por la Comunidad Autónoma de Madrid y 2.373.772 euros (un 15% menos) del Ayuntamiento de Madrid. Sobre este último vale la pena acotar que el Real es la única institución cultural a la que el Ayuntamiento subvenciona.