“Un artista no ha de sufrir para mostrar el sufrimiento. Mis películas son oscuras pero yo soy una persona feliz". En octubre de 2013, el cineasta David Lynch visitó España para participar en el Festival Rizoma, donde ofreció varias clases magistrales, charlas entrevistas y encuentros con periodistas. Entonces, uno de los directores más oscuros, surrealistas y retorcidos del panorama cinematográfico de finales del siglo XX y principios del XXI se mostró ante la prensa y el público como un ciudadano más normal y accesible de lo que sus películas muestran, aunque, eso sí, muy obsesionado con la meditación trascendental.
Si aquella fue una oportunidad valiosa para conocer y descubrir a la mente brillante que se esconde tras películas tan esenciales como Cabeza borradora, Mulholland Drive o Terciopelo azul, ahora la distribuidora Avalon dobla la apuesta e invita a ver en pantalla grande ocho de sus grandes películas a quienes no tuvieron la posibilidad de disfrutarlas en los cines y esperaron durante días a que terminara la descarga, o quienes simplemente quieren revivir aquella experiencia perturbadora, iluminadora y novedosa.
A los tres filmes citados se suman en este universo las películas El hombre elefante (1980), Corazón salvaje (1990), Twin Peaks: Fuego camina conmigo (1992), Carretera perdida (1997) y Una historia verdadera (1999), que se podrán ver en cines de Madrid, Barcelona, A Coruña, Ferrol, Santiago de Compostela, Vigo, Gijón, Oviedo, Vitoria, San Sebastián, Bilbao, Logroño, Pamplona, Zaragoza, Lérida, Burgos, León, Salamanca, Valladolid, Mallorca, Alicante, Valencia, Málaga, Sevilla, Las Palmas de Gran Canaria o Tenerife, entre otras localidades.
En este gran despliegue por todo el territorio nacional no entran, sin embargo, las otras dos películas que completan su filmografía: Dune (1984), que en su momento no recibió buenas críticas y fue un fracaso comercial, e Inland Empire (2006), su última cinta hasta el momento. Según ha señalado a Vozpópuli Enrique Costa, socio de la distribuidora Avalon, la decisión de dejar fuera a estas cintas es una cuestión de "propiedad de derechos".
La nostalgia funciona muy bien en los cines, tal y como se comprobó a finales de 2020 con el universo Wong Kar-wai, que triunfó en las salas y congregó ante la gran pantalla a un público muy joven. Entonces, el gancho fue el 20 aniversario de In the mood for love (2000), mientras que en esta ocasión la excusa es el 20 cumpleaños de Mulholland Drive (2001), película con la que muchos cinéfilos se iniciaron en el particular universo de David Lynch.
¿Mantiene David Lynch en la actualidad su capacidad para sorprender y desconcertar? Si durante el regreso de las películas de Wong Kay-wai una de las respuestas más sorprendentes fue comprobar que los menores de 35 años componían el público mayoritario que accedía a los cines, ahora, en palabras de Enrique Costa, lo interesante es ver qué moverá el cineasta entre estos espectadores y la perspectiva desde la que van a apreciar a este director tan icónico y esencial.
David Lynch, sin noticias desde 2006
Disfrutar sin límites del amor, la paz y la energía es uno de los objetivos vitales de David Lynch, que como pocos ha sabido defender un estilo tan personal. Su aprendizaje en el terreno de la meditación trascendental, que volcó en su libro Atrapa el pez dorado, que publicó en 2007 y que en España editó el sello Mondadori, supuso una buena oportunidad para adentrarse en los laberintos de su mente y en su proceso creativo.
La palabra clave es trascender: ir más allá. Experimentar el nivel eterno de la vida, eso es lo que importa en la mente. Es lo único que consigue que todos los aspectos de la vida mejoren. La negatividad se va", manifestó Lynch en 2013 durante una visita a España
"La palabra clave es trascender: ir más allá. Experimentar el nivel eterno de la vida, eso es lo que importa en la mente. Es lo único que consigue que todos los aspectos de la vida mejoren. La negatividad se va", manifestó durante su visita a España en 2013 el cineasta prolífico y trabajador, capaz de expandir sus creaciones más allá del terreno cinematográfico y sumergirse en otras disciplinas como la pintura, la escultura, la fotografía e incluso el diseño de muebles.
Sin embargo, tal y como destaca el socio de la distribuidora Avalon, desde el estreno de Inland Empire, en 2006, "han pasado muchos años" y a su juicio "es una pena que llegue tanto tiempo sin hacer películas". ¿Es una cuestión de recursos? "Viendo lo prolífico que es y lo que le gusta crear no sé si es una cuestión de financiación", ha señalado Costa, para quien David Lynch es "uno de los cineastas más importantes del siglo XX y XXI".
Tanto si se trata de un asunto de financiación como si hay otros obstáculos que impiden volver a disfrutar de un estreno de Lynch, lo cierto es que el cineasta siempre se ha mostrado optimista respecto al futuro de los cines y de la imagen. Para David Lynch, los enemigos del universo cinematográfico son aquellos que no apoyan las películas que se encuentran lejos de arrasar en taquilla y que solo se preocupan del resultado económico. Ahora, habrá que comprobar la nostalgia que este director es capaz de despertar para callar a quienes no confían en el cine independiente.