Cultura

Edward Berger: "Si la Iglesia católica quiere sobrevivir tiene que cambiar rápido"

El director alemán compite en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián con 'Cónclave', un thriller sobre juegos de poder y corrupción en el Vaticano

El año pasado, el cineasta alemán Edward Berger triunfó en los premios Oscar con un total de cuatro galardones (mejor banda sonora, mejor fotografía o mejor diseño de producción, así como el Oscar a la mejor película extranjera) por Sin novedad en el frente, la adaptación a la gran pantalla de la novela de Erich Maria Remarque, una apuesta por el cine bélico que triunfó tras su llegada a Netflix sin pasar por los cines. Ahora, tras los múltiples reconocimientos, cambia de registro y elige el thriller político en la cinta Cónclave, una de las películas que compiten por la Concha de Oro en la 72 edición del Festival de San Sebastián.

Tras su puesta de largo en el Festival de Toronto, muchos dan por hecho que esta película, una suerte de Juego de tronos llena de intriga y conspiraciones ambientada en el Vaticano, será una de los títulos favoritos en la próxima edición de los premios Oscar. De momento, se ha presentado ante la prensa en el certamen donostiarra, donde ha acaparado los aplausos y el calor del público ante una propuesta atractiva: el Papa ha muerto y la Iglesia se prepara para la elección de su sucesor. El cardenal Lawrence, que interpreta un majestuoso Ralph Fiennes, es el responsable de liderar el ritual secreto y antiguo del cónclave, pero en el camino descubrirá algunos secretos y conspiraciones.

Al igual que hizo Sorrentino en sus series para la HBO The Young Pope y The New Pope, Edward Berger también recurre al Vaticano, en el que ve "unas estructuras de poder interesantes" y también "misterio", aunque reconoce que se trata de una "historia universal" que podría desarrollarse también en la política o en el seno de un periódico, según señala a Vozpópuli en el marco del festival donostiarra, y apenas un mes antes del estreno del filme en los cines, el 31 de octubre.

"Quería crear una realidad en un sitio que no conocemos, porque para mí es interesante si encuentro una puerta que está cerrada y no puedo mirar dentro. Todo lo que está en medio puedo imaginarlo, y eso es básicamente el mundo de las películas", ha señalado el cineasta alemán sobre esta película, basada en una novela de Robert Harris.

"Hasta donde yo sé, hay un movimiento grande en la Iglesia que busca el cambio"Edward Berger, director

Junto al papel de Ralph Fiennes, esta película está trufada de personajes interesantes que interpretan actores de gran calibre: John Lithgow, Stanley Tucci, Sergio Castellitto o Issabella Rossellini, por citar algunos. Esta última es probablemente la responsable de llevar el peso del personaje más discreto, pero con un gran protagonismo: representa desde su silencio cierta disidencia y simboliza también uno de los cambios que, según el director, debe afrontar la Iglesia.

"Soy protestante, que es una iglesia muy arcaica, pero es más moderna que la católica. Si la Iglesia católica quiere sobrevivir y dar un paso hacia el futuro necesita cambiar rápido, se tiene que adaptar a la modernidad. La película básicamente muestra que es el último patriarcado del mundo", señala Berger, al tiempo que se pregunta si existe una manera diferente de usar unas "estructuras arcaicas" y si hay que debatir acerca de cuestiones como la presencia de las mujeres o el "celibato". Además, se pregunta si el próximo Papa se enfrentará a estos asuntos. "Hasta donde yo sé, hay un movimiento grande en la Iglesia que busca el cambio", incide.

Una de las preguntas en la boca de quienes han visto esta película es si el Vaticano está de acuerdo con esta producción, si se ha visto, si se ha invitado a miembros de la institución al visionado de Cónclave o si han manifestado algún tipo de opinión sobre este proyecto. Según cuenta, "conocen el proyecto" y además está seguro de que verán la película, tal y como le ha comentado cada cardenal con el que ha contactado. "Si la comentarán o no, no lo sé, pero seguro que la verán en privado. Si fuera el Vaticano sería brillante y pensaría que se trata solo de una película. Tengo curiosidad por saber qué dicen, me interesa", ha reconocido.  

El protocolo, la liturgia, el riguroso orden y lo más simbólico parecen estar cuidados hasta en el mínimo detalle en Cónclave, pero uno no sabe hasta qué punto se corresponden con la realidad. "Todo lo que hicimos fue sacar lo que pudimos de los libros y hablar con los cardenales. Hay algunos aspectos que son reales, como es la ceremonia de la elección, por ejemplo, y además tuvimos un consejero religioso", desvela el director, quien sin embargo matiza que con los años ha tenido más interés en crear una realidad que en la realidad en sí misma. "Da igual lo real que parezca, incluso la película más simple es también una realidad fabricada, en la que nada es real. Todas las películas son manipulación y he conseguido entenderlo", agrega.

Isabella Rossellini y Ralph Fiennes

Uno de los objetivos de Edward Berger fue situar al espectador "en la cabeza" del personaje de Ralph Fiennes y darle "la oportunidad de conectar y verlo a través de sus ojos". "Por eso es importante crear la ilusión, situarlo en sus zapatos y hacerlo pensar lo que él piensa", cuenta el director, a quien le llevó un tiempo descubrir quién tenía que interpretar este papel. "Es un administrador, todos los demás tienen más diálogos. Me di cuenta de que necesitaba a alguien que me invitara a mirar su alma, lo que hay detrás de sus ojos, de sus pensamientos, y él lo tiene", confiesa.

Lo mismo ocurre con Isabella Rossellini, un personaje silencioso, que está ahí "para escuchar, para observar, servir a los hombres, y que no tiene ningún tipo de poder en la Iglesia". "Su presencia y su carisma es algo a lo que necesitaba mirar, es un icono. No es fácil encontrar a alguien de ese calibre que acepte, porque es un papel muy pequeño", comenta el cineasta sobre otro de los intérpretes relevantes de este filme, y sobre una categoría, la interpretativa, en la que, según se comenta en los corrillos, también promete tener una presencia destacada en los premios de Hollywood. De momento, habrá que esperar a comprobar si el entusiasmo del público también se comparte entre los miembros del jurado de la Sección Oficial del Zinemaldia.

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