Cuando se cumplen cuarenta años de la muerte de SEJE (Su Excelencia el jefe del Estado), tal y como Franco se hizo llamar, quedan todavía grandes lagunas en la vida y el régimen del dictador. Y no sólo las que ya existían, sino también aquellas creadas a conciencia por su aparato de propaganda o por las lecturas históricas intencionadas que de su figura se han hecho. Es por ese motivo que el historiador Ángel Viñas ha abordado los aspectos menos documentados en La otra cara del caudillo. Mitos y realidades en la biografía de Franco (Crítica), un libro que arroja datos y pruebas sobre algunos aspectos si no desconocidos, al menos poco estudiados, entre ellos el uso que hizo el franquismo como régimen de los recursos del Estado para el enriquecimiento personal de su máxima figura.
Franco emuló a Hitler incluso hasta en su forma de hacerse con el dinero de otros. Esa es una de las conclusiones más claras que se extraen de la lectura del ensaño de Ángel Viñas, quien defiende a través de distintos ejemplos hasta qué punto el nazismo fue un modelo inspirador para el diseño de una estructura de poder. El franquismo es una apelación al Tercer Reich, es decir, un Führerprinzip a la española. Se trata del principio de caudillaje, del líder supremo omnipotente y omnímodo, que Franco adaptó en función de sus necesidades -y sus capacidades, valga decir-.
De acuerdo con La otra cara del caudillo. Mitos y realidades en la biografía de Franco, los años de más asombroso enriquecimiento de Franco fueron los de la guerra y la posguerra
Según Viñas, del Tercer Reich Franco copió muchas cosas, entre ellas los métodos de Hitler para administrar los fondos. Y aunque Franco no llegó a lucrarse de los derechos de su imagen en los sellos postales, como lo hizo Hitler, sí incurrió en mecanismos parecidos para levantar una verdadera fortuna basada en el expolio e incluso un cierto raterismo. De acuerdo con La otra cara del caudillo. Mitos y realidades en la biografía de Franco, los años de más asombroso enriquecimiento de Franco no fueron los reposados días del segundo franquismo, en la etapa del crecimiento económico al calor de la urbanización, el desarrollo turístico, el paso de una agricultura de subsistencia a otra crecientemente mecanizada –que también, todo sea dicho-, sino justamente en plena cruzada, es decir los años de la guerra y la posguerra.
Para 1940, Francisco Franco tenía un capital propio acumulado de 34 millones de pesetas, unos 388 millones de euros a día de hoy, una cantidad desorbitada si se toma en cuenta que el ingreso medio de un militar de su rango era de 2.000 pesetas. Parte de la explicación al tamaño de aquel patrimonio está en la información contable que Viñas ofrece y que demuestra de qué manera muchos de los donativos aportados en metálico para las cuentas de Suscripción Nacional -donde se depositaban cantidades a favor de la causa- pasaban directamente a disposición del general Franco en otras cuentas a su nombre.
Pero no sólo eso, el enriquecimiento ocurrió también a través de transacciones concretas, como la llamada Operación Café, con la que Franco consiguió beneficiarse de la venta de unos 600.000 kilos de granos donados por el Departamento Nacional del Café de Brasil, en 1939. Fue un envío directo del dictador Getulio Vargas. En años de escasez como aquellos, se podía sacar mucho provecho de aquello. Y así fue. A través de un entramado de intermediarios –incluidos diplomáticos-, Franco colocó el café en distintos lugares. De la venta obtuvo por 7.536.140,88 pesetas, al cambio de 2010, según Viñas, unos 85,6 millones de euros.
Viñas demuestra de qué forma Franco recibió un sueldo pagado por Telefónica durante la guerra civil y los años que siguieron
Viñas demuestra también de qué forma Franco recibió un sueldo pagado por Telefónica durante la guerra civil y los años que siguieron."(...) Plantear esta posibilidad estaría más que justificado dado en la nota de relación de cuentas de agosto de 1940 se indica un donativo singularizado de carácter mensual que le pasaba la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE): 10.000 pesetas mensuales, que equivaldrían a unos 114.200 euros de 2010”.
Las finanzas de Franco muestran no sólo una historia contable sino la práctica moral que subyace en ésta. "Es imprescindible demostrar a una nueva generación que lo que nos contaron, y lo que algunos quieres seguir contándonos, no es lo que fue y que aún queda mucha labor por abordar hasta alumbrar lo que realmente hubo detrás de otros presuntos éxitos", asegura Viñas. La represión fue una de las fases oscuras del franquismo, pero quedan muchas más, entre ellas claro, el escandaloso manejo de las arcas.
Un cortijo llamado España…
No sólo las cuentas bancarias aportan un testimonio de aquellos años, también la estructura social. La mejor prueba es que los trabajadores siempre fueron productores, una creación extraída de la doctrina fascista pues supone una organización social sin lugar a las disensiones, ni siquiera la que permite la estructura de clases. Hasta el ascenso social pasaba por el peaje del Estado concentrado en una persona: el Caudillo. Era su dedo índice el que inclinaba la balanza a favor de unos y otros.
Las finanzas de Franco muestran no sólo una historia contable sino una práctica moral. Se trató, según Viñas, de un régimen extorsionador
Analiza Viñas de qué forma durante el primer franquismo la base social estuvo compuesta por los beneficiarios de la cruzada, aquellos que “amenazados por la República” dieron a Franco su apoyo y que entonces, una vez conseguido el objetivo, podían hacer negocios a sus anchas. En esa categoría además entran también aquellos que pudieron lucrarse de las masivas expoliaciones patrimoniales aplicadas a los vencidos u ocupar los puestos de trabajo vacantes en una economía en la que se el sector público era el empleador más importante y supieron lucrarse además la gestión y la utilización de los escasos bienes de producción y consumo en una economía hiperintervenida.
En el segundo franquismo, en la etapa del crecimiento económico, se produjo una cierta movilidad vertical y una remodelación en la composición del patrimonio de los vencedores. A la iglesia, los militares y las familias ya instaladas en el poder, se sumaba una incipiente clase de tecnócratas-
El franquismo, un régimen extorsionador
Ángel Viñas elabora un durísimo retrato del franquismo, al que definió recientemente en una entrevista como uno de los regímenes “ más corruptos de la historia de España". Aprovecha así en este libro para desmentir los datos aportados por la biografía elaborada por el historiador estadounidense Stanley G. Payne y el periodista español Jesús Palacios, quienes inciden en que entre los muchos defectos del dictador no figuraba nada vinculado a la corrupción. Nada más falso, a juzgar por esta lectura.
En las cuentas de Franco, como en las de Hitler, no metía la nariz absolutamente nadie que no estuviese autorizado, lo cual salta a la vista en la documentación de El franquismo, afirma Viñas, fue una corte de los milagros en la que se robaba lo que se podía, “sobre todo hasta el año 1960", cuando con los Planes de Desarrollo y la llegada al gobierno de los ministros "tecnócratas", la economía deja paulatinamente de estar intervenida y se abandona el sistema de autarquía.
Para Viñas la dictadura de Franco "fue un régimen absolutamente extorsionador", que se aprovechaba de la intervención de la economía, del racionamiento y de la escasez, sobre todo en los años más duros de la posguerra, los que van de 1940 a finales de la década de los 50.
Catedrático emérito de la Complutense, Ángel Viñas es exfuncionario del FMI y exdirector de Relaciones Exteriores en la Comisión Europea, también Exembajador de la UE ante Naciones Unidas. Ha sido catedrático numerario de Economía en Valencia, Alcalá, UNED y Complutense. Además, ha realizado el estudio y la edición de Memorias del primer ministro de Asuntos Exteriores de Franco y recientemente coordinó el volumen Cuarenta años sin Franco.