Cultura

Federico Jiménez Losantos: "Ayuso es la primera líder de la derecha madrileña que no hace ascos a su base social"

El periodista hace un repaso del conservadurismo español reciente en 'El retorno de la Derecha' (Espasa, 2023)

  • Federico Jiménez Losantos -

En el capítulo 108 de Los Simpson aparece un nuevo personaje de nombre Birch Barlow qua a través de su programa de radio controla a la ciudad de Springfield con sus soflamas. Temido por todos, se declara “el cuarto poder” y nadie es indiferente a sus chanzas y ocurrencias. Es imposible no acordarse de Federico Jiménez Losantos (Orihuela del Tremedal, 1951) al recordar a Barlow, puesto que se ha erigido como un clásico de la radio proclama por su ingenio, cultura y sátira. Ahora sale de los metacrilatos de EsRadio y sus motes sin fin para hacer un concienzudo análisis, con ribetes materialistas y anticlericales (¡ay del viejo marxista!), del conservadurismo hispano reciente en El retorno de la Derecha (Espasa, 2023).

Pregunta. ¿Se puede decir que este un libro contra la derechita cobarde y el dontancredismo?

Respuesta. Bueno, no. La verdad es que es un libro que trata de ver por qué en la derecha hay un problema de fondo, que es que la base social no se identifica con los partidos y ha cambiado hasta siete veces de estos. Esto con la izquierda no sucede.

P. Entonces, ¿eso es el diferencial de la derecha española? ¿Por qué sucede eso?

R. Yo creo que hay una parte del libro, que es la parte de ensayo, de interpretación, donde digo que en la democracia la derecha española no ha tenido en cuenta la vivencia en la República y en la Guerra Civil, y se han desinteresado de eso. Esto es lo que define la derecha española, que era el bando nacional. Entonces, eso progresivamente ha ido creando un desencuentro casi sistemático de representantes y representados. Pasa con UCD, pasa con AP, pasa con el CDS, pasa con Ciudadanos, pasa con el Partido Popular, empieza a pasar con VOX y pasó con UPyD. Es decir, no es solo un caso, sino que no hay esa relación entre representantes y representados. 

P. Háblame un poco de Pedro Arriola, el señor de las encuestas y muñidor máximo del PP: el Romero Robledo de la derecha posmoderna ¿Tanto era el poder de Arriola como para colocar alguien tan poco capaz como Celia Villalobos – campeona de Candy Crush 2015-?

R. Bueno, Celia Villalobos fue una alcaldesa de Málaga bastante potable. El problema es que luego cada uno tiene su nivel.

P. Hombre, yo no sé si para un Ministerio

R. No, pero bueno al lado de muchos de los que han pasado Celia a su lado es Beatriz Galindo. Arriola sobre todo era un tipo que venía del PCE, que trabajó para la CC.OO.

P. ¿Cuál fue su caída del caballo camino de Damasco? ¿Cómo acabó en el Partido Popular?

R. No, no hubo ningún caballo. Él siguió siendo un tío de izquierdas que despreciaba a la derecha y supo cultivar los complejos de esta para venderles cómo ganar sin acercarse a su base social, que es lo que a él le daba asco. Y los convenció porque él tenía el don de conquistar la oreja del César. Entonces, durante muchos años, se hizo muy poderoso, muy rico y al mismo tiempo ha sido nefasto, porque es el que más ha alentado la supuesta ciencia de las encuestas que España es de izquierdas: es mentira. Pero a partir de ahí, todo lo demás. Si es la derecha, no tiene que combatir no tiene que decir que es derecha. Es decir, un desastre. 

P. En todos tus libros, ya desde La dictadura silenciosa, hay una obsesión con el poder judicial ¿Tan corrupto es en España? Tu testimonio de Garzón es de gran crueldad

R. Bueno, es que el poder judicial en España es como el pescado. Lo malo es que se ha corrompido la cabeza. Es lo primero que pasa. Creo que los jueces en España y los fiscales son sorprendentemente decentes en la base. Es decir, sorprende porque estando tan corrompidos por la politización de la cúpula, sin embargo, la base es muy sana.

P. Sorprende que sigan vigentes las leyes que instigó Alfonso Guerra que dinamitaron la separación de poderes de 1978

R. Bueno, asaltaron el poder en el 85 y Guerra dijo “Montesquieu ha muerto”.

P. Sólo tú y Jorge Semprún habéis sido implacables con el maniobrerismo de Guerra

R. Es que esa reforma judicial fue clave. Hay otro momento, fíjate ahora que lo dices, con Miguel Boyer (con la historia de Isabel y Guerra aprovechó para cargárselo). Boyer me dijo en el Palacio Real, en las recepciones del día de San Juan, que Guerra había convertido el partido en un cuartel. Es decir, no era un partido político y actuaba como una secta. Y esto explica muchas cosas que han pasado y que pasan ahora. Solo es posible entender que el partido, el PSOE, acepte ahora seguir a uno que lo lleva al principio. Y eso viene de Alfonso Guerra. El otro día criticaba Guerra, de aquella manera, a Sánchez diciendo algo como “Quizá, tal vez, acaso, el problema sea el candidato, ¿no?” ¡Pues es el partido que tú creaste! (risas).

Federico Jiménez Losantos. / J.T.

P. ¿No eres demasiado crítico con Soraya Sáenz de Santamaría? Fue número uno en su promoción, tiene una capacidad intelectual muy superior a Pablo Casado…

R. Bueno, la capacidad intelectual yo no sé quién se la ha visto. Yo he visto la capacidad política que oscila entre el cero y la nada. Soraya ha sido nefasta, una tía siniestra, es la que crea La Sexta. Es la que crea y articula la idea, legalmente además, que hay que hacer una televisión comunista para ganarle al PSOE (La Sexta, Cuatro, etc.); prácticamente todas las televisiones. Incluso, cuando la hacen nada menos que presidenta de la Generalidad Provisional de Cataluña le dieron un cuartito dos días a la semana en el Palacio de la Virreina (que no sabía ni lo que era). 

Era una perfecta analfabeta, con una falta absoluta de criterio nacional, y una inculta en materia histórica como demostró en Cataluña. Además, fue una gran cobarde, una tía que manda el barco con “Piolín” para humillar a nuestra policía, y que, el mismo día del referendo, está negociando que se haga en las plazas pero no en las aulas. Tenía, como Arriola con Aznar, el don de sacar lo peor de Mariano Rajoy…

P. ¿Es Pablo Casado un personaje shakesperiano? Coincide junto a Pablo Iglesias en ser endiosado por los medios, por el inefable Anson, y quemarse al poco sin tocar apenas poder

R. Bueno, yo creo que son dos cosas distintas: con Pablo Iglesias fracasa el comunismo, es decir, no puede dejar de serlo. Y no fue capaz de levantar la bandera española: si lo llega a hacer, en su momento, se convierte en el hombre fuerte de España. El problema es que como izquierdista “frapero” odia a España, odia a la nación, y no soporta que la gente de derechas sea igual que la de izquierdas. 

El caso de Casado es distinto. Es un “bienqueda” que tiene la habilidad de decirle a todo el mundo lo que quiere oír, y que engatusa a un Partido Popular que quería oír aquello que dijo en su momento del Congreso. Que lo hace además aquí, también, en mi programa. Y un año después se ha convertido en lo contrario. Está muerto de miedo de que el partido lo eche, cambia por completo, coge a Teodoro y se obsesiona con Ayuso. Y eso es lo que cuento: cómo desde el principio, desde que Ayuso toma posesión, realiza una campaña para impedir que tenga poder en Madrid.

P. No hay perfil más malvado en el libro que el de Teodoro García Egea, casi un Iznogud de la calle Génova ¿No crees que su último paso habría sido descabezar a Pablo Casado para ponerse él?

R. Es que estoy seguro de que él quería eso. A mí él me mandaba fotos de mi pueblo una vez, porque él estaba ofuscado con que yo lo podía hacer candidato. Era un método para acercarnos. Y siempre pensó que Casado iba a caer y que él iba a heredar un partido que en realidad estaba haciendo. Pero al pelearse con todos perdió: lo hacía con Ayuso, con Juan Manuel Moreno, con Mañueco, etc. Menos con Feijóo, al que le tenía miedo, se peleó con todos. Bueno, él había destruido el partido y tenía su secta, que le duró poco, porque al final cayó con Casado.

P. La anécdota donde te hace chantaje con emisoras de radio en el libro es caciquil, casi de los Corleone…

R. Es que era así.

Pasemos a Vox: eres ambivalente con ellos, partido identitario constitucional con DENAES pero trufado de neocatecumenales, preconciliares y opusimos ¿Qué sección domina el partido?

R. Pues yo creo que el problema de Vox es que cuando es un movimiento de rectificación de la derecha, que es el espíritu de DENAES y del primer Vox, funciona muy bien. Porque es un partido que escucha zonas que la derecha política ha dejado de atender: el campo, la ganadería, los toros, la cuestión de género, los divorciados que les quitan los hijos, la ley de violencia de género, la memoria histórica, etc. 

Vox afronta una serie de asuntos que la derecha con Rajoy había cancelado en su agenda. Casado dice que va a combatir, pero luego se lo arregla y da marcha atrás. Vox funciona bien hasta que, en las segundas elecciones andaluzas -tres años y pico después-, es cuando cambia por completo y dice que lo mismo me da el PP que el PSOE. Y ese es un error ya que la base social de Vox es la del PP, vienen del mismo sitio, y yo creo que eso Abascal todavía no lo ha resuelto. Y luego hay un elemento terrible ahí que es el del Yunque…

El catolicismo español lo suaviza todo: veta el totalitarismo y la tendencia a la dictadura

P. Te adelantas a mi siguiente pregunta, entonces ¿Qué es el Yunque? ¿Te tiene en su lista negra?

R. Bueno, pues por supuesto que ya puedo decirlo con orgullo: he hecho más méritos que nadie (risas). Pero la verdad es que yo cuando empecé a investigar lo del Yunque, nunca pensé que pudiera ser una cosa tan horrorosa. O sea, el juramento del Yunque es de unos psicópatas. 

P. No tienen, además, la estética esta fascinante de dinteles y paños coloridos de la masonería…

R. No, no, no, porque la masonería quiere salvar al mundo. Ellos son Dios. Dicen que no has elegido a Dios, que a ti él te ha elegido. Entonces, estos gestionan los asuntos exteriores de Dios. O sea, son los verdaderos. Son terribles, porque además son un núcleo que importa en España una fórmula, digamos, a través de las redes de destrucción personal y que aquí no existía. Solo existía en Podemos, pero no existía en la derecha. La derecha te podía boicotear en un programa o lo que sea, pero lo que no hacía era ir personalmente a destruirte, porque eso es propio de una secta. Y eso sí que lo meten en las redes sociales.

P. Eso es cierto: las cazas personales en las redes empiezan con Podemos

R. Eso empieza con Podemos, pero en la derecha no existía hasta el Yunque. 

P. ¿No hay en todos tus ensayos sobre la derecha un enemigo democristiano permanente? Los presentas siempre como conspiradores natos, con amigos en el PSOE y reuniones continuas con Miguel Barroso para la filtración mensual a Nacho Escolar o 'El País'

R. La verdad es que no es solo los democristianos, es la Iglesia. La Iglesia ha sido la gran traición a la derecha social española. La derecha en la República, en la Guerra Civil, en la posguerra, se identificaba con la Iglesia, con el catolicismo. Y después del Concilio Vaticano Segundo, esta renuncia a ser la iglesia de los mártires de la guerra, de los católicos, se hace antifranquista y nacionalista. 

Entonces, los democristianos siempre tienen la idea de que los partidos nacionales sobran donde haya vascos, catalanes, etc. Porque existen derechas e izquierdas y, como todos van a misa esto es un desastre ya que desde la transición el problema nacional español es el fundamental. Los democristianos siempre han estado enredando, han utilizado siempre los complejos de Fraga, luego de Aznar, nunca han hecho nada bueno y cuando se han presentado solos no los ha votado nadie.

P. Precisamente, ¿Por qué nunca pudo consolidarse un partido democristiano en España como en Italia? Es un rasgo diferencial, definitivo, respecto a la II república en la derecha…

R. En España renunciaron a la base social, la base social del Franquismo era católica y la Iglesia se pone en contra del régimen que les había salvado a los católicos. Es decir, hay una ruptura total de la iglesia con su base social y han perdido todo, han perdido la gente que va a misa, han perdido el prestigio. La iglesia era antes un referente moral fundamental: se decía que era un partido político que cada domingo daba un mitin en todos los pueblos de España. 

Pero cuando ya dejó de creer es con en el Vaticano Segundo, cuando Tarancón en la transición condena a Franco, al bando nacional -que es el bando de los católicos que mataban-. Entonces dicen “No supimos poner paz”, pero ¿cómo vas a poner paz en las checas? Esa traición de la iglesia es lo que arrastra también el comportamiento democristiano, que es de traidores. Lo malo es que hay gente intelectualmente de muy buen nivel como Óscar Alzaga, José Ignacio Wert, los Rupérez, Javier Tusell. Todos ellos han tenido mucho ascendiente y luego se han pasado casi todos a la izquierda.

P. Háblame un poco de tus enemigos antivacunas, algunos en Vox y muchos de ellos ex colaboradores de Libertad Digital ¿No ha sido la campaña más cruel contra ti? Creo ni la izquierda te llegó a acusar de asesino…

R. Ahí es donde empiezo a investigar el Yunque. Porque digo, bueno, esto no es casual: es evidentemente una cosa organizada. Y ahí es donde empiezo a ver ese poder dentro de Vox que funciona autónomamente y al que Abascal no quiere enfrentarse. Por un lado, lo teme. Cuento, también, cuando Abascal y Kiko Méndez-Monasterio nos llaman a Javier Somalo y a mí para decir que qué sabemos del partido que se está creando a la derecha de Vox en torno a '7NN' y que estaba a punto de nacer: era el Yunque. 

Entonces, yo empiezo a investigarlo y es cuando encuentro toda la documentación que dicen que no existía. ¿Cómo se puede tener documentación de una sociedad secreta? Pues investigando. Claro, porque además resulta que había sentencias judiciales que acreditaban que HazteOir es el Yunque y también que Ignacio Arzuaga también lo es. Esto no es opinable: es así. El número dos, el concejal, por Barcelona de Vox, Liberto Senderos, me parece que es el tesorero del Yunque. Es de los pocos identificados precisamente por la investigación judicial. ¿Cómo es posible que pongas ahí a un tío que en cualquier campaña que hagan contra ti te va a destruir? ¿Traen dinero? No lo entiendo, el poder del Yunque en Vox para mí es un misterio.

P. Vamos con el “lerrouxismo” político, con Ciudadanos, ¿No se puede decir que es la derecha más intelectual de las tres? Es un partido que nace de estos, de un grupo valiente contra el nacionalismo

R. Ciudadanos no es tan intelectual: yo creo que sus ideas, las buenas, son de UPyD, que es ligeramente anterior. Estaban en el ambiente, en DENAES. Es decir, es una reacción contra el abandono de la idea nacional por la derecha y por la izquierda. Ciudadanos era más por la izquierda y en Cataluña. Pero Rivera yo creo que todas sus lecturas juntaban un libro y un papel de fumar. 

P. Coincides con el juicio que hacía de él Pablo Iglesias en las Cortes

R. Es verdad, es que Rivera no sabía nada. Y además le daba igual. Un tío que dice que, en lugar del Valle de los Caídos, él quiere hacer el cementerio de Arlington, o sea, poner un campo de golf en el Valle de los Caídos. Ahí salta al terreno, como le digo yo, de “cosmopaleto”.

P. Muy barcelonés…

R. Sí, sí. Que te venden la mula ciega, divinamente. 

P. Hay una frase genial de Agustín de Foxá en Madrid de Corte a Checa; pertinente sobre el intelectual allí: “Había entregado la Castilla desnuda y gloriosa de su niñez a los horteras de Barcelona a cambio de unos votos”

R. (risas) Fíjate que hay un artículo de Unamuno, que al principio estaba muy por ellos (se carteaba con Maragall, el abuelo poeta) y entonces ya un día va a Barcelona y los ve. Hace así un artículo contra la “fachadosidad” de Barcelona: “todo es fachada, todo es embellecer, todo es mentira. Falsa su cultura, falsa su política”. Se queda aterrado cuando ve de verdad cómo son. 

Y es verdad, es la gran impostura. Y Ciudadanos, digamos que es la parte buena de una Cataluña que no admite la dictadura de Puyol, pero sin embargo es de izquierdas. Ahora, en un momento dado decide heredar a la derecha. Con lo cual, se viene de Barcelona Alberto Rivera y luego después se viene Inés. Por ese camino se ve que es un partido de oportunistas. Esto se acabó porque, además, la gente, el voto de derecha que había conseguido, lo pierde a la primera con lo de Ayuso.

P. Has dicho el adjetivo “oportunista”, que es interesante porque es de lo que se acusó siempre a Alejandro Lerroux

R. Bueno, pero es que Lerroux evolucionó para bien. Estos evolucionaron para mal, porque se equivocaron.  La pregunta es: '¿Si Rivera no sale de Barcelona, ¿habría sido posible que hoy fuera presidente del gobierno?'. Sería un líder nacional, porque Ciudadanos era un partido nacional en Cataluña, pero no en Madrid. En Madrid era otra cosa.

P. ¿No es el perfil más épico en tu libro el origen de Ciudadanos? Jamás en todas triquiñuelas de ese 'Dr. Mabuse' que fue Pujol se previó un constitucionalismo tan fuerte en Cataluña

R. Es que yo creo que no era exactamente constitucionalismo. Es un error que tienen también Cayetana Álvarez de Toledo y Arcadi Espada. Era la nación. Es un “nacionismo” español, aunque no nacionalista. No es parecido al de los nacionalistas catalanes, que es excluyente. Pero sí un “nacionismo”: una defensa de la nación española. Y por eso reciben los votos del PSC, los que se sienten españoles. Dentro de ese ámbito ideológico de Cataluña, pero españoles. Cuando ya todo se abandona, no se presenta Inés a intentar la investidura de la Generalitat, aunque se la negaran. Y sigue la triquiñuela de que le convenía mejor no desgastarse allí, ya que solo pensaba en Madrid.

P. Tu perfil de Miguel Durán, aliado fugaz de Ciudadanos en Europa, es divertidísimo ¿De verdad le ponían al frente de manifestaciones para que no pegaran los grises?

R. Sí, era de mi curso en la universidad.

P. Pero ¿cómo aprobaba los exámenes? ¿eran orales?

R. No, entonces, la ONCE ya funcionaba muy bien. Y este es un tío muy listo. 

P. ¿Impidió Ciudadanos la independencia de Cataluña? Las elecciones que ganó luego del “prusés”, las más importantes allí, descolocaron incluso al gran gurú catalanista Enric Juliana

R. Bueno, Juliana es un pobre hombre, es un bobo de baba. Es como los Godó, como toda esta gente. Son gente de medio pelo. Yo conocí a Juliana cuando era profesor en Santa Coloma, que me vino a hacer una entrevista. Me pareció lo mismo que me parece ahora. Decía una cosa José Bergamín de Damaso Alonso que sirve para él: “es un cerdito con nostalgia de jabalí”. Pues exactamente. Que representa, además, muy bien ese tipo de cosa así como vaticanosa, chiclosa más bien. 

P. En una de las páginas más brillantes del libro igualas la pervivencia de los nacionalismos locales a la iglesia católica en España, ¿Por qué no existe, entonces, una derecha anticlerical al estilo jacobino? Medio ERC y PNV se educaron en seminarios…

R. Porque la derecha española es católica, la derecha más derecha, digamos. Y está Fuerza Nueva, Blas Piñar, que impide que nazca una derecha pagana. España es católica en su estructura, digamos, y el conservadurismo más profundo es católico. No ha sido, ni con Falange, que no llegó a ser racista o pagana. Es decir, hay una cosa en el catolicismo español que te veta el totalitarismo y la tendencia a la dictadura.

P. Esto es la tesis de Stanley G. Payne ¿No?  El catolicismo hace difícil una dictadura fascista en España, limita el poder…

R. El catolicismo todo lo suaviza, te impide poner todo al revés: te trae de vuelta a tu país.

P. ¿Por qué no ha existido en la derecha reciente una figura de la mezquindad y doble juego de Pedro Sánchez? Es como un líder clásico del PSOE desde Zapatero: moralmente sórdido, pero eficacísimo para llegar al poder

R. Bueno, eficaz para llegar al poder; en esa conjura están muchos. Ahí estuvo bien en su discurso Pedro Sánchez: ya llevaban organizando desde hace tiempo esa organización de ETA, los golpistas catalanes, los comunistas, etc. Y, por supuesto, el PSOE que los ha traído al poder. En el fondo Zapatero y Sánchez son el mismo guion: “Vamos a cargarnos la transición, porque no la hemos hecho nosotros y no hemos traído la república”. La hicieron, en verdad, los franquistas y los comunistas de entonces, tan diferentes estos últimos a los de ahora. Entonces, vamos a cargarnos el sistema. Zapatero es el que lleva otra vez España a la guerra civil, a las dos Españas, y Sánchez es el que lo está rematando.

P. En general, toda la ideología de Zapatero es una venganza respecto a su abuelo republicano

R. Eso es mentira también, ya que le funcionaron los otros tres abuelos. El republicano, además, había estado en la represión de Asturias. Él se inventa un personaje…

P. Pero es que no pretende la verdad: quiere crear una mitología como ariete del cambio político

R. Sí, pero claro, el que se inventa, pues se inventa. O sea, a Hitler los judíos no le habían hecho nada, y sin embargo él se inventa que le habían hecho. 

P. La búsqueda de chivos expiatorios que justifiquen una doctrina.

R. Exactamente. Él lo necesita, como es una persona de una ambición monstruosa, pero con buena cara. La diferencia con Sánchez es que Zapatero sonreía; al primero un día se le rompe la mandíbula de la tensión (risas). Es decir, Zapatero sabía engañar. Yo lo conocí cuando todavía en la oposición fingía que iba a ser Tony Blair y luego fue Largo Caballero: las primeras entrevistas me las dio a mí, cuando hacía 'La Linterna', y luego en 'La Mañana' en la Cope, incluso siendo ya presidente. Me da su primera entrevista. Luego se destapó como lo peor: ahora él no ha sido lo peor, lo ha sido Rajoy que pudo arreglarlo y no hizo nada.

Zapatero se destapó como lo peor: ahora él no ha sido lo peor, lo ha sido Rajoy que pudo arreglarlo y no hizo nada

P. El director de cine Orson Welles decía al realizador Henry Jaglom que “la política corrompe siempre, hasta a los santos corrompe. La comunidad política es corrupta por definición. Nadie puede satisfacer ese deseo de perfección espiritual en ningún movimiento político sin traicionar o ser traicionado” ¿Coincides con ese juicio? Tu libro está repleto a cada línea de traidores

R. Sí, porque es verdad. Hay otra frase más sencilla de Friedrich Hayek, creo, que dice “junto al poder siempre ha ido el mal”. En todo caso, él la citaba mucho. Y es verdad: hay algo en el poder que te lleva a desprenderte de la emoción de los demás y a ver cómo los manipulas. Porque el poder es una carrera, siempre permanente, para conquistarlo y luego para conservarlo. Y en el camino, pues naturalmente tienes que hacer cosas contrarias, digamos, a la civilización. Yo conozco poquísimos políticos que hayan sobrevivido la experiencia del poder.

P. ¿Cuántos traidores has tenido en tu paso por los medios? Me salen los nombres de Enrique de Diego o César Vidal…

R. Bueno, pero esos son del segundo nivel. No, yo he tirado siempre por mi camino. Ha habido gente que ha estado conmigo. Mientras han estado conmigo les ha ido bien; cuando han dejado de estar conmigo, les ha ido mal. Allá ellos. Pero yo nunca miro quién ha estado conmigo. Yo miro quién está y lo que tengo que hacer mañana. Si me siguen, bien, y si no pues allá cada cual con su destino.

P. Háblame de Isabel Díaz Ayuso, que te fascina por su valor y belleza ¿Puede llegar a traicionar a su electorado como hizo Casado?

R. Creo que ella es la que tiene el voto. Por eso ahí cito el momento en que Pablo Casado le ofrece todo a cambio de que disuelva la manifestación contra él. Y, entonces, ella no lo hace porque sabe que su fuerza está en los votantes. De hecho, los votantes se siguen identificando con ella porque ella se sigue identificando con sus votantes. El éxito en Madrid es que por primera vez hay una líder natural de la derecha que no le hace ascos a su base social, sino que le gusta.

Cuando Ayuso estuvo de colaboradora con Dieter Brandau, que yo no la conocía, el discurso que hace la víspera de que la designen ya es el que tiene ahora. O sea, Isabel Ayuso parece una intuitiva y es todo lo contrario: es una tipa mucho más reflexiva, mucho más fría, que pudo romper el PP y sin embargo prefirió aguantar y aguantar y aguantar hasta heredarlo. Cosa que hay que tener un valor porque lo que aguantó en esos días terribles de acoso…

P. No me gustaría estar en el mismo partido con Teodoro García Egea, leyendo tu perfil…

R. Era terrible, terrible. Yo pensé que no iba a aguantar porque me parecía una cosa tan cruel, tan inhumana, pero lo hizo. Y eso demuestra que es una política. Pero tiene una diferencia con la derecha clásica, que es una líder natural. O sea que la derecha la quiere. Y eso es como una estrella de rock. Es como está pasando con Javier Milei en Argentina; bueno, en el caso de Isabel es que además es mejor.

P. ¿No crees que la falta de filtro de Ayuso respecto a Podemos viene de su conocimiento del grupo en la Complutense? Todos los que vivieron esa universidad con el apogeo del chavismo allí o los aman o los odian

R. Bueno, y luego es que Ayuso odia el comunismo. O sea, Ayuso lo conoce. Yo cuento cómo empieza su formación política con su abuela, cuando cae el muro de Berlín: Ayuso es un anticomunista racional y además emocional. O sea, es que no lo soporta. Y luego, además, es que son pijos. Y Ayuso es una mujer que ha trabajado fuera de su casa desde los 18 años. Y ese tipo de pijería roja, es que no lo puede soportar: eso es una de las cosas que más la comunica con la derecha social.

P. La última pregunta, ¿te atreverías a hacer un libro de conversaciones con Jorge Verstrynge? Sois los dos polos de la derecha: una identitaria y socialista y la otra liberal e internacionalista. Se vendería muchísimo esa obra…

R. (risas) Bueno, yo es que creo que Jorge perdió la chaveta hace tiempo. Sin embargo, siempre nos hemos llevado muy bien.

P. Los dos coincidís, además, en que fuisteis purgados de la radio por el rey emérito…

R. Bueno, sí. No, pero Jorge sí entiendo porque lo echaron. O sea, lo que no ha sido nunca Jorge es liberal. Simpático y tal, siempre. Pero siempre odió la libertad: él era nazi y ahora es comunista. Y la democracia, pues -como Pablo Iglesias decía- es solo un instrumento. Pero no, Jorge es alérgico a las libertades. Es una pena porque él tiene un carácter…

P. Es un tipo muy culto

R …tiene ese carácter, además que tiene lecturas y tal que en buena lógica debería haber usado liberalmente. Pero, como decía Freud, “un carácter es un destino”.

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