Después de la exhibición Gauguin y el viaje a lo exótico, el museo Thyssen Bornemisza estrena el 2013 con Impresionismo y aire libre. De Corot a Van Gogh, una muestra que aborda el fenómeno de la pintura al óleo al aire libre desde sus primeros exponentes, como Pierre Henri De Valenciennes o Thomas Jones, hasta artistas como Van Gogh o Cézanne. Se trata de un recorrido cronológico que abarca desde el siglo XIX, con la escuela de Barbizon, hasta comienzos del siglo XX con el cubismo y el expresionismo.
Comisariada por Juan Ángel López Manzanares, la muestra plantea un repaso formal y casi taxonómico en la formación de los paisajistas a través de sus representaciones más importantes, de ahí una cierta estructura temática de la exposición a través de los motivos más frecuentados por la pintura al natural: árboles, rocas, riachuelos… Cada sala, dedicada a uno de estos temas, reúne ejemplos de diversas épocas y escuelas, con el fin de enfatizar la continuidad de la pintura al aire libre y su evolución durante un siglo.
Paisaje: del estudio al exterior
Distintas circunstancias coincidieron para que los artistas salieran del estudio. La pintura al aire libre no ocurrió hasta el siglo XIX, cuando el caballete y la invención de la pintura en tubo metálico completaron el ciclo de una inquietud que se apoderaba de los artistas: representar la naturaleza, no como debía ser, sino como era. El paisaje ya no era el escenario idealizado de héroes y personajes mitológicos, sino su representación más fiel del natural. Artistas como el francés Camille Corot y el británico John Constable extendieron la práctica de la pintura al natural como un conjunto de su producción.
Son los años del bosque de Fontainebleau, a 60 kilómetros de París, que se convirtió en punto de coincidencia para varias generaciones de pintores. Desde neoclásicos hasta impresionistas. Fue allí donde nació la llamada Escuela de Barbizon, también representada en esta exposición por pintores como Corot, Rousseau y Daubigny. Motivados por otras búsquedas, relacionadas más con la luz que con la sola representación de la naturaleza, Monet, Sisley y Renoir e incluso el propio Cezánne trabajaron en este bosque, cuya influencia queda expuesta en esta muestra como poderosa temática naturalista de interés estético. Son justamente ellos, los impresionistas, los principales propulsores de la pintura al aire libre aunque no los primeros.
A lo largo de la selección de artistas y nombres, la muestra deja claro cómo la preocupación por la representación natural pasa a la inquietud por la representación de los efectos de la luz y el color, más concretamente las transformaciones de este último en artistas como Van Gogh, Emil Nolde o Ferdinand Holder, más cercanos al fauvismo. Tal y como plantea Guillermo Solana, director del Thyssen, la muestra ejemplifica de qué manera el paisaje o la pintura al aire libre y la transformación de la pintura en acto, se anticipa “con clarividencia a las poéticas de vanguardia del siglo XX que pondrían las nociones de proceso, evento o acción en el corazón de la creación artística”.
El recorrido plantea, de esta forma, una evolución pictórica de más de un siglo que incluye piezas de artistas como Turner, Constable, Cotor, Rousseau, Coubert, Daubigny, Monet, Sisley, Renoir, Seurat, Van Gogh y Cézanne, entre otros.