El mundo de los retratos políticos tiene reglas y aunque parezcan absurdas, son ciertas. Cada funcionario homenajeado que lo desee puede elegir qué pintor lo inmortalizará y puede tener tantos retratos como cargos ocupados. El amor propio es el límite.
José Bono tiene dos: uno en la galería del ministerio de Defensa, en la que se exhibe inmortalizado por el pincel de Hernán Cortés, y otro en el Congreso, para el que eligió al pintor Bernardo Torrens. Este último costó 82.600 euros, tres veces el precio de lo que había costado el retrato de su antecesor Manuel Marín, que optó por una fotografía de 24.780 euros.
Álvarez-Cascos y su vanidad siguieron el mismo camino que el del socialista. El ahora político de Foro ya había sido retratado como vicepresidente del Gobierno de Aznar y ahora esperaba trascender como ex ministro de Fomento, esta vez de la mano de Antonio López. Sin embargo, este costoso capricho –el cuadro estaba valorado en 190.000 euros- fue desmontado por la ministra Ana Pastor ayer, cuando, en Santander, aseguró que el contrato del encargo había sido rescindido.
"En estos momentos, las prioridades" del Ejecutivo "están en otros lugares" manifestó Pastor. El acuerdo con el pintor que aseguraba el retrato había sido firmado en abril de 2010, cuando el socialista José Blanco se encontraba al frente del Fomento, tal y como se dio a conocer en una interpelación parlamentaria reciente que destapó un revuelo general. Álvarez Cascos puede despedirse ya de su perfil a manos del pintor de Tomelloso, uno de los más cotizados de España junto a Miquel Barceló y Tápies, valga decir.
Una corte política o el mecenazgo funcionarial
Existe, por así decirlo, un grupo de pinceles predilectos al momento de los encargos políticos para los retratos oficiales: Hernán Cortés, Cristóbal Toral, Ginés Liébana o Bernardo Torrens están entre los favoritos de los retratados. Sin embargo, en el caso de que uno de los retratados hayan ocupado más de un cargo oficial, pueden repetir retrato y cambiar de pintor.
Pocos se han decantado por la opción de la fotografía en lugar del óleo. Como se comentó en un principio, el antecesor de José Bono en el congreso, Manuel Marín ha sido uno de ellos, al elegir a Cristina García Rodero. También José Montilla, expresidente de la Generalitat, eligió a Maria Espeus para un retrato que costó 7.710,40 euros.
Sin embargo, no todos los políticos deciden contratar a un pintor, hay otros que explotan sus sensibilidades artísticas y deciden ofrecerlas también a su actividad pública. Hasta ahora, dos ex ministros han hecho ellos mismos sus retratos: Pilar del Castillo, como ministra de Educación, y Juan Fernando López Aguilar como titular de Justicia.