Los barrios dejan una huella indeleble en sus vecinos y, en los más empobrecidos, los estigmas se desmenuzan en estereotipos; pero proyectos como “Barrios” han conseguido reivindicar que la esencia del orgullo de ‘barrialismo’ converja en torno al hip-hop, la fotografía y la cohesión comunitaria.
El proyecto, que nace con la intención de contar la auténtica historia de los barrios desde los ojos de los niños y niñas que viven en ellos, sin la vista de agentes externos, ha sido creado por el colectivo Masquepalabras y la Asociación Cultural Bombo y Caja, con el apoyo de CiudaDistrito e Intermediae (El Matadero).
La música, el arte urbano y la música han sido los ejes vertebradores de los jóvenes de Las Torres (Villaverde) y Orcasur (Usera); dos barrios en el sur de Madrid, algunas de las zonas más deprimidas de la región más rica de España; barrios que son periferia, lugares que son Madrid pero no entran en el imaginario de la capital aunque sean mayoría.
Juventud desfavorecida
“Elegimos estos distritos del sur que tienen un paisaje específico con una juventud desfavorecida y en riesgos de exclusión”, ha explicado a Efe, Javier Benedicto, coordinador artístico de Barrios, un proyecto con un recorrido de dos años y esta semana verá su culminación con la presentación de un fotolibro.
En septiembre de 2017, comenzó ‘La llamada’ en la celebración de dos Block Parties -un tipo de fiesta que se originó en las calles de los suburbios neoyorkinos en los años sesenta y que fueron la cuna del rap- en las que invitaron a los artistas locales de cada distrito para que compartieran su arte con el resto de los vecinos, junto a artistas de renombre con Nathy Peluso, Fyahbwoy o Denom.
“Los orígenes de los ‘block parties’ fueron iniciativa de una juventud sin presente y desatendida por las instituciones y consiguieron conformarse como un punto de encuentro, en los que en lugar de matarse en las calles, se destrozaban líricamente”, explica Bene y el por qué tomaron este tipo de fiestas como referencia: “Queremos que utilicen las palabras para expresarse y comuniquen qué quieren para su barrio”.
A partir de talleres musicales impartidos por la Asociación Bombo y Caja, niños y niñas con edades comprendidas entre 6 y 12 años dieron rienda suelta a sus primeros ‘pinitos’ musicales con el hip-hop como referencia, aunque con tintes de trap, compusieron y produjeron una playlist con su visión vecinal.
“Estoy en mi barrio, me encanta mi barrio, estoy loca por mi barrio, vengo con mi prima, me acompaña mi familia…”, así comienza la canción “Amor de barrio”, donde los niños aseguran que Villaverde es “amor de barrio, esto es rap, desde el extraradio se oye genial , hasta en el espacio nos van a escuchar”.
Videoclip
No sólo compusieron las canciones sino que fueron instruidos para aparecer delante de las cámaras y grabar un videoclip que acompañarían visualmente a sus letras que fueron encaminadas por Álvaro Embid, mediador del proyecto Barrios a través de la Asociación Bombo y Caja. Estos videoclip no es el único soporte en imagen de este proyecto ya que 21 cámaras desechables fueron repartidas entre los jóvenes para que retratasen su barrio basándose en tres temáticas: barrio, familia y el yo.
Así, en el fotolibro que se ha conformado tras una selección entre 500 fotografías, se puede escapar algún ‘selfie’ como si fueran fotografías digitales entre, como comenta Bene, fue “gracioso” ver cómo los niños se desconcertaba al clicar en el disparador y “no saber cuándo podrán ver la foto”. El intimismo de las casas familiares, el arte urbano que adorna los barrios y las familias componen este fotolibro que se versa en mostrar el barrio, “ese barrio construido desde abajo, hecho con sudor, con cariño y con trabajo”, afirman los niños.
“Nuestra misión facilitar una herramienta a los jóvenes de estos dos distritos para que, desde su propia mirada, contasen cómo ven y viven el barrio”, defienden desde el colectivo Masquepalabras y destacan la necesidad de “empoderar” a los barrios estigmatizados y lo seguirán este proyecto expandiéndolo a otros distritos.