La directora de la Real Academia de la Historia (RAH), Carmen Iglesias, lleva mucho tiempo denunciando "la tergiversación evidente de la historia" que se da en Cataluña, pero lo que le preocupa de la situación actual, "y de todo ese proceso de caos, es el fanatismo". "Lo que me preocupa es eso de 'ellos o nosotros', ese carácter excluyente, esa tendencia totalitaria que existe en todo nacionalismo siempre y que en Cataluña también está presente", ha afirmado Iglesias en un encuentro con la prensa con motivo del Premio Antonio de Sancha, que le ha concedido la Asociación de Editores de Madrid.
Catedrática de Historia de las Ideas de la Universidad Complutense y gran experta en el siglo XVIII, Iglesias ve "como un fracaso" la tergiversación de la historia de Cataluña
Este premio, que en sus dos ediciones anteriores recayó en Mario Vargas Llosa y en Emilio Lledó, se lo dan a Carmen Iglesias por "su compromiso con el mundo de la cultura y su destacado papel en la defensa del libro en las instituciones".La historiadora estaba "emocionada" con este galardón "no gubernamental", el cual le ha llegado tan hondo como el Premio Internacional Montesquieu, que le concedieron en Francia.Aunque habló de la importancia que la lectura ha tenido en su vida -"no hubiera sobrevivido sin los libros", dijo- y de "la defensa de la cultura frente a la banalidad", era casi inevitable que se refiriera al conflicto catalán.
Catedrática de Historia de las Ideas de la Universidad Complutense y gran experta en el siglo XVIII, Iglesias ve "como un fracaso" la tergiversación de la historia de Cataluña, "aunque este problema afecta a casi todas las autonomías, no tanto la tergiversación sino la importancia que se le da a la Geografía y a la Historia de cada lugar" en los planes de enseñanza."Ha sido un mal general esa compartimentación, ese volver a la idea de tribu, a la idea de aldea, a pensar que lo nuestro es lo mejor", comentaba Iglesias, académica de la Historia y de la Lengua y profesora de Historia del Príncipe de Asturias desde 1988 hasta el final de sus estudios universitarios.
La directora de la RAH se quedó "impresionada" cuando hace tiempo visitó el Museo de Cataluña en Barcelona y vio que "allí se contaban hechos que no eran ciertos". De esa tergiversación se ha hablado "por activa o por pasiva, casi siempre desde fuera de Cataluña, porque, desde dentro, o se han convertido en historiadores orgánicos, como hemos visto, o simplemente han tenido que salir de allí", comentó la académica.Pero lo que le "preocupa de Cataluña, y de todo ese proceso de caos, es el fanatismo", aseguró Carmen Iglesias, que también criticó la política lingüística que se aplica en esta comunidad, que le presta al castellano menos atención de la debida, y eso que "el español es la lengua que hablan 500 millones de personas".
La directora de la RAH se quedó "impresionada" cuando hace tiempo visitó el Museo de Cataluña en Barcelona y vio que "allí se contaban hechos que no eran ciertos".
"Esa política perjudica a los más desfavorecidos, porque las clases medias y altas ya procurarán que sus hijos vayan a un centro donde puedan aprender de verdad una lengua"."Las lenguas no son excluyentes. No es incompatible el aprendizaje de la lengua del lugar en el que hayas nacido con la lengua común. El privar a la gente del español en Cataluña me parece una de las tendencias totalitarias" propias de los nacionalismos.
Acompañada por la presidenta de los editores de Madrid, Rosalina Díaz Valcárcel, Iglesias defendió la cultura "frente a la banalidad, la superficialidad" que se observa en la sociedad en general y en los planes de enseñanza."Una persona que no es culta no está a salvo del fanatismo", subrayó la premiada, quien no atribuye a las nuevas tecnologías y a las redes sociales, de las cuales es "partidaria", la falta de interés en la lectura y en el conocimiento profundo que se observa en los jóvenes.
"Los buenos lectores, los apasionados de la lectura, siempre han sido minoría, aunque una minoría importante", señaló Carmen Iglesias, que ha dado clases en la Universidad durante décadas y ha podido comprobar cómo iban cambiando sus alumnos y de qué manera se fue quedando "periclitado el modelo de los viejos maestros". Y esos cambios tuvieron lugar "antes de la eclosión de internet", aseguró.