Cultura

Un icono de Disney contra la deriva ‘woke’ de la empresa

John Musker, que arrasó con ‘La sirenita’ y ‘Aladdin’, subraya que el mensaje no debe imponerse a la emoción

Durante cuatro décadas, John Musker codirigió junto a Ron Clements, exitazos como Aladdín, La Sirenita, Hércules, Vaiana y Diana y el sapo, recaudando cientos de millones para las arcas de Disney. Hoy no anda muy contento con la estrategia de la compañía, que hizo un llamado ‘live action’ (película de carne y hueso) con el clásico protagonizado por la carismática Ariel. “Los clásicos Disney no trataban de transmitir primero un mensaje. Querían que te involucraras con los personajes, la historia y el mundo, y creo que ese sigue siendo el centro de todo”, criticó en el festival canario Animayo, respondiendo a preguntas de El País. “No es necesario excluir agendas, pero primero hay que crear personajes con los que simpáticos y que sean convincentes", remató.

Estas fueron sus palabras exactas sobre el remake real de su sirenita, que contaba con una protagonista afroamericana. “No resaltaron la historia de padre e hija, y ese era, en cierto modo, el corazón de la película. Y el cangrejo: puedes mirar animales vivos en un zoológico y tienen más expresión, como en El Rey León”, cuestionó.

El término ‘woke’ (que en inglés significa ‘despierto’) proviene de Estados Unidos y alude a quienes se mantienen alerta frente al racismo, sexismo y la mentalidad colonial. “Desde finales de la década de 2010, también se ha utilizado como un término general para los movimientos políticos progresistas o de izquierda y perspectivas que alegan enfatizar las políticas de la identidad de las personas LGTBI+, de la comunidad negra y de las mujeres”. Según definición del diario británico The Guardian en 2020.

Su posicionamiento puede parecer polémico, pero en realidad la compañía ya se ha mostrado de acuerdo con este tipo de críticas. Su máximo directivo, Bob Iger, explicó en una junta interna a comienzos de abril que “nuestro objetivo número uno es entretener. Y entendiendo esa mirada, estamos tratando de llegar a un público muy diverso. Por otro lado, para poder hacerles llegar la historia que cuentas, tienes que hacerlos sentir reflejados”, explicó. Admitió que existe un conflicto entre nivel de ingresos y las políticas de la identidad, que además no resulta sencillo de resolver. “Tenemos que ser más sensibles, aunque no es fácil que podamos complacer a todos todo el tiempo, ¿verdad?”, admitió.

Disney en la encrucijada

Desde 2021 la empresa ha perdido 100 millones de dólares en su capitalización en bolsa, experimentando caídas del 40%. Esta situación ha preocupado a parte de los accionistas, que culpan a la deriva ‘woke’ de la compañía su declive económico. En 2022, la película Un mundo extraño presentó al primer personaje LGBTQ+ del estudio, mientras que Lightyear (2022) causó una gran polémica al incluir una breve escena de un beso entre dos mujeres. Los expertos explican que Disney ya está corrigiendo el rumbo woke, pero que esto tardará en notarse en las pantallas, ya que antes de tomar esa decisión ya estaban preparadas cintas como Deadpool & Wolverine (25 de julio) e Intensa-Mente 2 (13 de junio), que se cuentan entre las más esperadas de esta temporada.

Las pérdidas rondan los 900 millones, un desastre para cualquier empresa, por grande y exitosa que sea

El youtuber Valliant Renegade explica que la cima del ciclo woke de Disney estaría formada por las películas Lightyear, Un mundo extraño, Antman y la Avispa: quantumanía, Guardianes de la Galaxia: Volumen 3, Thor: Love and Thunder, Black Panther: Wakanda Forever, Elemental y La Sirenita. Estas ocho películas tuvieron para Disney un coste en producción de alrededor de 1.735 millones de dólares, mientras que en el apartado de marketing (anuncios, impresiones, etc.) el coste habría rondado los 1.015 millones de dólares. Así pues, el coste total de estas ocho películas oscilaría los 2.750 millones de dólares. Al ser su recaudación de solo 1.861 millones, las pérdidas rondan los 900 millones, un desastre para cualquier empresa, por grande y exitosa que sea.

Uno de los soldados inesperados de esta guerra ha sido el magnate Elon Musk, el hombre más rico del mundo, que el pasado febrero tuiteaba que “si te han discriminado Disney o sus filiales (ABC, ESPN, Marvel…), simplemente responde a este tuit para recibir apoyo legal”. Los resultados no tardaron en aparecer: “Una fuente anónima me acaba de enviar esto de Disney. ¡Es racismo y sexismo obligatorios e institucionalizados!". El material al que aludía era una tabla donde se recogen los llamados ‘criterios de inclusión’ de la compañía norteamericana por los que discrimina ilegalmente a los varones, blancos y heterosexuales. El documento interno incluye criterios clasificados de la A a la D que detallan una serie de requisitos para el contenido de Disney, como exigir que al menos una mayoría de “personajes escritos regulares y recurrentes provengan de grupos infrarrepresentados”. Musk tuiteó también que "Disney apesta" por estar considerando reemplazar a Johnny Depp en la próxima película de Piratas del Caribe por una mujer negra.

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