Paris atardecía y las campanas de su templo gótico tañían auxilio por el fuego que calcinaba su cubierta. Durante unas horas, el mundo quedó boquiabierto ante el avance de las llamas en uno de los símbolos de Francia. El tejado de la catedral de Notre Dame expulsaba llamaradas y los informativos de todo el mundo alertaban del riesgo de derrumbe.
Los incendios siempre fueron el enemigo de los templos medievales y los bomberos parisinos se apresuraron a evitar el colapso de la estructura. Amarrados a enormes escaleras, las mangueras trataban de sofocar el fuego que según análisis posteriores se ocasionó por un fallo eléctrico o por un cigarro de uno de los obreros que trabajaban en las obras de restauración que se estaban efectuando en ese momento.
Mientras se oficiaba misa en el interior, saltó una primera alarma a las 18:18 y no fue hasta media hora más tarde cuando los bomberos de la capital llegaron hasta el templo. A las 19.50, las 500 toneladas de madera y 250 de plomo de la aguja, instalada en el siglo XIX, se desplomaban.
Dentro caía una cascada de ascuas y las cámaras dejaban una extraña escena con el avance de un tanque robot de bomberos por el mismo pasillo central, que dos siglos atrás había recorrido Napoleón en su coronación como emperador. A las 4.00 de la mañana, quince horas después del inicio del fuego, las autoridades lo daban por sofocado.
La aguja y la mayor parte de la cubierta habían perecido, pero el patrimonio más valioso del interior como la corona de espinas de Cristo, la principal reliquia de la catedral, fue rescatado.
Reconstrucción idéntica
"Estoy triste al ver como arde una parte de todos nosotros", escribió el presidente, Emmanuel Macron en Twitter. Los líderes mundiales mostraban su preocupación y apoyo al pueblo francés mientras que Donald Trump sugería el uso inmediato de aviones cisterna, un remedio que según los expertos habría acabado con el templo. En España, la respuesta del alcalde de Madrid a un niño sobre su preferencia de donar dinero a la reconstrucción de la catedral por delante de la protección del Amazonas dio para media semana de polémica.
En unos días sabremos si Macron o Marine Le Pen presiden la reapertura del templo prevista para 2024, coincidiendo con el quinto aniversario de la catástrofe. Desde la misma noche del incendio se abrió una colecta para financiar las obras de restauración y en tres días ya habían superado los 800 millones de euros.
El principal dilema al que se enfrentaron las autoridades francesas fue qué hacer en el enorme espacio que el fuego había creado en el cielo de Notre Dame. Una semana después del incendio, se organizó un concurso internacional para reconstruir la aguja y tejado de la catedral.
Este concurso generó intensos debates entre los que proponían un cambio radical y los que optaron por recuperar el techo de madera. Norman Foster presentó una obra con un techo de cristal y una aguja de cristal y acero inoxidable. Y el paisajista Clément Willemin propuso una azotea de madera transitable por los visitantes con un jardín colgante en el centro. Otros estudios plantearon la creación de un invernadero, una aguja con forma de llama, e incluso una piscina. Finalmente se impuso la opción de reconstruir una aguja idéntica a la que tenía el templo antes del incendio.
“Importantes hallazgos arqueológicos”
A mediados de marzo de este año, el ministerio de Cultura francés anunció el descubrimiento de “importantes restos arqueológicos” durante una excavación preventiva para la instalación del enorme andamiaje que se utilizará para alzar la nueva aguja de la catedral.
En el crucero del templo econtraron una parte de la antigua tribuna que separaba el coro de la nave, un elemento construido hacia 1230 y destruido a comienzos del siglo XVIII. La excavación también descubrió una base empedrada, anterior al siglo XVIII, y bajo la cual se hallaron numerosas sepulturas, situadas a su vez sobre suelos que podrían remontarse al siglo XIII. Entre ellas un sarcófago antropomorfo realizado íntegramente en plomo, que podría remontarse al siglo XIV, y que por sus características y localización debía de albergar los restos de un alto dignatario.