Hay hoy en Europa un tipo de turista hecho de prisa, montado nada más que sobre unas cuantas y pobres abstracciones sobre la ciudad que visita y que, por lo

Intransigentes que no dejan explicarse al diferente; caras y voces de odio que exigen expulsar y silenciar al otro. Primeras chispas de un gran fuego en el que puede arder la convivencia de este país