Es una historia como las de antes: la chica de barrio que quiere ser cantante y lo consigue por una carambola del destino. “A Justo Molinero, responsable de Radio Teletaxi, le debo todo. Hice una pequeña maqueta y casualmente llegó a sus manos. Pinchó mis canciones en su emisora y conecté con la gente.Yo cantaba en un pequeño karaoke y la gente me aplaudía, pero no pensaba que yo pudiera ser profesional”, explica Carmen Valenzuela. Hoy puede presumir de haber grabado 5.0, un disco notable cuyo título alude a la insólita circunstancia de hacerse profesional con cincuenta años.
Hay otro nombre clave en su ascenso: la cantante Nina, que la animó a lanzarse al ruedo profesional. “Una noche fui a un bar de copas de Lloret de Mar con los chicos que regentan el karaoke donde canto. El local lo lleva la hermana de Nina, que me escuchó y dijo que sabía cantar, que me pasara por el estudio que tiene en San Cugat. Me hizo una prueba y Nina opinó que yo tenía un don y que debía ponerme a cantar, así que empecé a créemelo”, celebra. ¿Qué se siente al alcanzar tu meta tan tarde? “Es verdad que no es lo habitual. Siempre digo que las cosas importantes de la vida suceden sin planificarlas. Desde joven he sido una persona muy entusiasta, optimista, que se toma la vida según le va viniendo. La verdad es que me siento muy joven, aunque tardase mucho en creerme que podía ser una cantante profesional”, admite.
Crecer con Rocío Dúrcal
Valenzuela tiene claro su estilo y cómo cultivarlo. “Me gustan las canciones alegres, sencillas, que se quedan pegadas en la cabeza. También aprecio que se puedan bailar, sobre todo porque me gusta hacerlo en los conciertos, incluso interpretando las canciones. Cada letra es una película y tú eres la actriz. También aprecio las historias más profundas, que hablan de conflictos serios, como las que suelen encontrarse en la balada, el bolero y la copla, que hablan de problemas que todos tenemos en la vida”, comparte.
“Mi padre siempre llevaba las casetes de Rocío Dúrcal en el coche. La escuché tantas veces de pequeña que supongo que la he interiorizado”, recuerda.
Su vida no ha sido sencilla: cuando quebró la cerrajería de su padre, tuvo que dejar las clases de COU para ponerse a trabajar en un bingo. Allí conoció a su marido, que falleció en accidente de tráfico. La canción “Que pase y no pase más” -compuesta por el experto en pop español Luis Troquel- trata sobre conflictos emocionales, pero también se puede leer como un himno de los tiempos de la covid-19. “Cuando la canto pienso en la gente que sufre, la que ha perdido seres queridos o los que tienen grandes incertidumbres económicas. El mensaje, como dice la letra, es que todo lo malo tiene que terminarse algún día”, afirma.
¿Cómo comenzó su amor por la música? “Mi padre siempre llevaba las casetes de Rocío Dúrcal en el coche. La escuché tantas veces de pequeña que supongo que la he interiorizado. Me sabía todas sus letras de memoria. Disfruto cantando su repertorio y las rancheras mexicanas en general”, explica. “Desde muy pequeña, no tenía ni dos años, mis padres jugaban a pedirme que pusiera tal o cual sencillo en el tocadiscos. Yo no sabía leer, claro, pero acertaba siempre porque me sabía títulos y portadas de memoria”, recuerda.
Seducida por América
Algunos pensarán en Valenzuela como una cantante de material antiguo. No es el caso: su repertorio suena cercano a artistas latinos modernos como Julieta Venegas o Vicentico. “Versiono a estrellas como Américo, que está muy en boga en Chile. Hay dos cantantes a ls que tengo mucho aprecio, Selena y Gilda, que son consideradas diosas en México y Argentina, respectivamente. La verdad es que me gustan muchísimo”, explica. En el despiece de este artículo contamos el trágico final de ambas.
“Estoy a gusto sonando en Radio Teletaxi y participando en sus espectáculos del teatro Tívoli, pero no descarto intentarlo en el mercado hispanoamericano”, apunta
¿No se animó nunca a participar en un talent show? ¿Le aconsejó Nina que los evitara? “No, soy yo, que no me veo. Tampoco lo descarto, pero de momento no he pensado en ello porque estoy a gusto sonando en Radio Teletaxi y participando en sus espectáculos del teatro Tívoli o de Isla Fantasía, donde recauda fondos para bancos de alimentos. Molinero tiene una audiencia fiel de 200.000 oyentes, cuando pasa esto por algo será”, explica. ¿Planes de futuro? “Me gusta cantar y mi trabajo de abogada, pero no me importaría hacer un paréntesis para intentar triunfar en el mercado hispanoamericano. Disfruto mucho la cumbia, pero también tengo una parte flamenquita y eso te da cierta personalidad para el oyente americano. Creo que podría gustar esa mezcla de algo que es suyo y algo que no”, remata.