El libro se titula El valor guiaba sus pasos (El funambulista)y lo firma un exprimer ministro de Francia, Manuel Valls. Consiste en una galería de líderes políticos e intelectuales que han destacado por su integridad, desde Carlos V hasta Zelenski, pasando por Churchill, De Gaulle, Suárez, Camus, Malraux, Louise Michele y Willy Brandt, entre otros. El contenido mezcla la divulgación con algunos pasajes personales, alguno tan crudo como cuando tuvo que entrar en la redacción de Charlie Hebdo poco después del atentado, como era su obligación como Ministro del Interior. Vozpopuli pudo conversar con Valls sobre su ensayo.
Pregunta: Pregunta. En el prólogo, Cayetana Álvarez de Toledo recuerda su gesto de contribuir de manera decisiva a que Ada Colau fuese alcaldesa, para evitar que Barcelona cayese en manos de los separatistas.Respuesta: Respuesta. Fue un gesto muy criticado. En general, extraña porque es un gesto, digamos, de moderación, algo que echamos de menos.
P: P. Es curioso que lo describa como un gesto de moderación, también podría decirse que fue una defensa radical de sus principios.R: R. Es verdad: la palabra “moderación” en este caso no corresponde. A lo mejor es mi visión de la política: votar a alguien con quien no me vincula nada para evitar el independentismo.
P: P. Su libro defiende un enfoque no maniqueo de los conflictos políticos, incluso en algunos tan enconados como la Guerra Civil Civil española. Dice que aprendió esto en varios sitios, desde las novelas de André Malraux hasta las historias que le contaba su familia.R: R. El maniqueísmo no es algo propio de España, sino de la política. Lo que sí me extraña es que España no valore suficiente el legado de la Transición, que ha dado los 50 mejores años de la historia del país, después de dos siglos muy negros. La ruptura de consensos, la violencia verbal y la voluntad de romper con el Régimen del 78 por parte de movimientos populistas como Podemos, anticipa el surgimiento en Francia de Jean-Luc Melénchon (líder de la Francia Insumisa). Y el efecto de arrastre que ha tenido Podemos en el PSOE ha sido dramático.
P: P. En todo caso, leyendo su ensayo da la impresión de que la mayor amenaza para el modelo republicano francés no es el populismo, sino la incapacidad de incluir en la vida del país a las 'banlieues', las periferias populares cada vez más separadas del país, donde crece la radicalización islámica.R: R. Sí, esto puede romper a un estado-nación. Y es algo serio en estados-nación tan antiguos como Francia, Inglaterra y España. En España las divisiones vienen del nacionalismo periférico y en Francia, que es un país más unido, vienen de cuestiones sociales. Estamos pagando las consecuencias de un proceso de inmigración mal hecho, concentrado en los mismos territorios, en los mismos barrios, donde se vive el auge del islamismo. Eso ha provocado una que supone una confrontación con el modelo republicano. Los franceses, por grandes mayorías, están a favor del modelo republicano y del laicismo. Es algo que va a durar muchos años, por eso yo he vuelto recientemente a primera fila de la política francesa estos días, porque se reconoce que yo tenía razón cuando advertía de una peligrosa subida del antisemitismo. El antisemitismo se ha ganado a una parte de la izquierda. Y también a las universidades de élite estadounidenses, algo que nunca hubiéramos podido pensar. Estamos viendo como una directora de Harvard le cuesta condenar los intentos de genocidio contra los judíos.
P: P. Otra sensación que transmite el texto es que los intelectuales ya no tienen la fuerza ni la relevancia que tenían en el siglo XX. Cuando usted habla de Sartre, Camus y Malraux es complicado encontrar equivalentes en la actualidad.R: R. Bueno, yo creo que los intelectuales del siglo XX, en todos los países, estaban vinculados a las grandes ideologías, ¿no? Ideologías que hoy, en gran parte, se han hundido. Y por eso recuerdo que Albert Camus, hombre radicalmente moderado, humanista, tuvo razón al denunciar el sistema comunista en su confrontación ideológica frente a Jean-Paul Sartre. Hoy nos parece un poco extraño, pero este era el debate de los años 50 y de una clase intelectual dominada por la ideología comunista, como lo fue en los años 60 por las ideologías maoístas y por los modelos castristas. El debate es diferente hoy, pero hay intelectuales, igual no tienen la misma fuerza pero los hay. En Francia tenemos a Alain Finkielkraut, a quien absurdamente acusan de ser de derecha, mientras en el mundo hispano está Mario Vargas Llosa, por ejemplo. Es importante contar con voces sólidas que se enfrenten al auge del 'wokismo' y la cultura de la cancelación. Vargas Llosa siempre ha estado por la libertad y contra la intervención de EEUU en América Latina, pero como no comulga con la doxa de cierta izquierda le ven como causante de todos los males.
P: P. Hay una frase de su libro que me parece muy potente, en el capítulo donde elogia a Churchill y De Gaulle. Explica que no eran líderes que buscaran halagar a su pueblo, sino recordarle su grandeza.
R:
R. Halagar a los pueblos es la decisión del populismo. ¿Qué es el valor? Pues a veces es ir en contra de la multitud, de la opinión general, ¿no? En momentos dramáticos, hay que tener mucho valor, como Churchill o De Gaulle, que piensan que pueden ganar la guerra cuando todo parece perdido. Hay gente que piensa que ya no quedan líderes de esa talla, pero yo no estoy de acuerdo, por eso he incluido al final un pequeño capítulo sobre Zelenski. Siempre hay gente con valor para alzarse y no caer en el derrotismo.
R:
R. Clemenceau fue un gran republicano que nunca se equivocó en las decisiones que tomó para Francia. Fue médico de los pobres, entendió lo que estaba pasando en la Comuna de París en 1871, fue un republicano laico y contrario a la lógica de la colonización, en que se pensaba que unos hombres eran superiores a otros. Incluso fue amigo de los impresionistas. Además, por supuesto, fue el vencedor de la Primera Guerra Mundial. No era socialista, ni era marxista, creía en una economía abierta, pero daba su papel y su capacidad de juego al Estado. En eso también tenía razón, como hemos visto en Occidente desde la crisis de 2008, que trajo el hundimiento de las clases medias. Seguimos necesitando regulación y una escuela pública para evitar las rupturas sociales por las que se cuela el populismo.
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R:
R.Por eso la he incluido. También mencionó la carta profética del presidente Josep Tarradellas. Lo que debemos recordar es que en los años de la Transición hubo muchos políticos que tomaron decisiones pensando solo en el bien de los españoles. Me refiero al rey Juan Carlos I, el presidente Suárez, lideres como Carrillo, Felipe González y Alfonso Guerra, pero también Tarradellas. En esos años hay la voluntad de no olvidar las lecciones de ese espanto que fue la Guerra Civil, provocada por las crisis del 34 y el 36. Cuando Cataluña no entiende que su destino es formar parte del destino de España, y que los dos juntos son más fuertes, vienen los problemas y las rupturas. Eso es lo que estamos viviendo ahora.
Birmania
La democracia consiste en que gobierne la mayoría, ir contra la mayoría es dictadura.
Sin_Perdon
Claro Manolito, sobre todo si toca obedecer a esos plutócratas que pretenden dictar como debe vivir la "multitud" sin tener en cuenta su opinión ¿Verdad majete?.
RAFA PEREZ
Habla de Cataluña como un todo. No es así. En la comunidad autónoma catalana hay dirigentes y ciudadanos que piensan o son separatistas. son menos de la mitad y muchos de éstos ignoran lo que eso significa. La otra mitad son y se sienten españoles, no quieren separarse. ¿Que hacemos con estos? ¿Los obligamos a dejar de ser españoles?.