Cuando habla de estos temas, María Elvira Roca Barea enfatiza, alza la voz. Hasta se podría decir que se enfada. La profesora e investigadora malagueña hace un repaso de las ideas que trabaja en Imperiofobia y Leyenda Negra (Siruela), un ensayo prologado por Arcadi Espada, en el que plantea la existencia de la hispanofobia, un conjunto de tópicos e ideas que configuraron de forma negativa la identidad española y que consiguieron una profunda penetración a través de las corrientes culturales fundamentales en Europa. Del Humanismo a la Ilustración; del nacionalismo germánico al italiano. Versiones falseadas, asegura ella, que terminaron por sedimentar hasta crear la piedra caliza de la baja autoestima española.
El rencor del español hacia sí mismo, su pésima relación con una historia envenenada, élites intelectuales que no han conseguido desmontar esa propaganda..."
No queda títere con cabeza en este ensayo. El rencor del español hacia sí mismo, su pésima relación con una historia envenenada, élites intelectuales que no han conseguido desmontar esa propaganda. Carga tintas Roca Barea; y lo hace con fuste. No en vano, Imperiofobia y Leyenda Negra (Siruela) alcanza ya la quinta edición, y sigue generando debate, por la vigencia que tiene esa amenaza en la noción de España como unidad. “La versión contemporánea de la hispanofobia se constituye en el argumentario de todas las tendencias disgregadoras, tanto ideológica y políticamente como desde el punto de vista del territorio. Todas las tendencias disgregadoras asumen los tópicos de la leyenda negra”, explica Roca Barea en esta entrevista.
¿Qué tan profunda es en España la lesión de la relación individuo-historia?
Hay una reacción generalizada en todo Occidente de olvido de la historia que se ha acentuado. Dentro de ese fenómeno, está la situación particular de los españoles, que han querido olvidar la historia de su imperio. Y con españoles me refiero a todos, incluyendo a los pueblos que hoy son naciones y fueron hijos de ese imperio. Ese olvido ha ocurrido también en otras estructuras de imperio, por ejemplo los romanos: la necesidad de olvidar glorias pasadas. Porque han quedado atrás y su evocación no ayuda al presente.
"La versión contemporánea de la hispanofobia se constituye en el argumentario de todas las tendencias disgregadoras"
Desmitifica la versión de la leyenda negra de la conquista y de la España imperial. ¿Cuál es la ideología asociada a la construcción de esa leyenda?
Muchas. La prueba es la perdurabilidad que ha tenido la leyenda negra a lo largo del tiempo. Se ha convertido en parte del aparato de auto justificaciones de ideologías muy distintas en Europa. Es lo que yo llamo la hispanofobia. Tuvo un primer momento en Italia, como una reacción del humanismo. En ese entonces Italia no estaba sometida al imperio, formaba parte de él. Sin embargo, con el paso del tiempo, las elites italianas comenzaron a sentirse molestas y a desarrollar la hispanofobia, que es un proceso que se reafirma en esta idea de que los españoles eran atrasados, muy brutos y de que además tenían su sangre contaminada por los judíos, y por ese motivo se les llamaba marranos. Allí comenzó esa larga serie de tópicos según los cuales España era un país atrasado y que permanece cinco siglos después, con los románticos viniendo a una España que consideran medieval y que ellos realmente aprecian como medieval. La creación cultural es tan extraordinaria que llegarán a ver lo que no existe.
Allí comenzó esa larga serie de tópicos según los cuales España era un país atrasado y que permanece cinco siglos después"
¿No me estará diciendo usted que la baja autoestima o los conflictos de la identidad española van a ser culpa de los italianos?
Comienza ahí el asunto, pero es que después vienen las guerras de religión. Comienza el anti catolicismo, que pasa a formar parte de todas las iglesias protestantes, que señalaban a la Iglesia católica como oscura y corrupta. España había sido hasta entonces la gran defensora del catolicismo, por tanto, esa condena moral a la religión cae también sobre España. Y eso perdura hasta nuestros días. Esa concepción se expresa en los nacionalismos asociados a la retórica del protestantismo y que luego en el siglo XIX obró un efecto negativo a un lado y otro del Atlántico a España. Los alemanes, para la reunificación, necesitaban de un enemigo. La hispanofobia está en el disco duro de las religiones y los nacionalismos en Europa.
La hispanofobia está en el disco duro de las religiones y los nacionalismos en Europa"
¿Hasta qué punto ha interferido eso en la relación que tiene España con su propia identidad?
No ha interferido. La ha construido. En el siglo XVIII, los españoles de un lado y del otro del charco, que es lo que quiero resaltar, asumen como ciertos esos presupuestos: que la disolución de su imperio se debe a la barbarie, la intolerancia y el resto de los tópicos sobre los que se ha construido la leyenda negra. No son capaces de analizar la situación de su presente, sino regresando constantemente a ese pasado. Para entender por qué nuestras naciones se han deteriorado, pasando de estar en el furgón de cabeza al de cola, hay que saber y entender algunas cosas. En el siglo XIX empieza una nueva escenificación de la leyenda negra, que es el aparato de auto justificaciones que usaron distintas repúblicas nacidas del desmembramiento del imperio español. En América y España asumieron como propios los argumentos de los enemigos del imperio, quienes decidieron minar la confianza. De ella carecemos los españoles, mexicanos, colombianos. Así es imposible salir de las tendencias disgregadoras que padecemos en España, o del atraso económico.
En el siglo XIX empieza una nueva escenificación de la leyenda negra, que es el aparato de auto justificaciones que usaron distintas repúblicas nacidas del desmembramiento del imperio español"
¿Cuál es la versión actualizada de la hispanofobia?
La versión contemporánea de la hispanofobia se constituye en el argumentario de todas las tendencias disgregadoras, tanto ideológica y políticamente como desde el punto de vista del territorio. Todas las tendencias disgregadoras asumen los tópicos de la leyenda negra. Es destructivo para unos y para otros. Hasta que los españoles e hispanos no seamos capaces de tener una relación sana con ese imperio que fue y ya no existe, hasta que nos seamos capaces de mirarlo como parte de nosotros mismos y como una fuente de inspiración y aprendizaje, del furgón de cola no nos sacará nadie. Eso nos hunde en el auto-rencor.
Asegura que la conquista española no fue tan violenta y desacredita a Fray Bartolomé de las Casas como fuente fiable.
Eso no lo digo yo. Lo han dicho muchos trabajos e investigaciones. Alguien con sentido común sabe que el pobre Fray Bartolomé de las Casas está desautorizado. Los suyos eran textos de polémica religiosa. No pretendía hacer historia. Sus cifras son absolutamente demenciales. Para cumplir esas cifras que él dice tendría que haber 14 muertos diarios por cada español desde Cristóbal Colón hasta las independencias.
¿Cuáles han sido los errores e incorrecciones esenciales en la construcción de ese relato histórico de Leyenda Negra?
Lo que ha ocurrido con Fray Bartolomé de las Casas era muy corriente. Los curas a lo largo del tiempo han escrito textos para provocar polémica. Forma parte de su educación, se escribía contra alguien que defendía otro argumento. Lo que Bartolomé hace con la Brevísima es un género, con una tradición específica y que incluye todo esto. Fray Bartolomé publica la Brevísima y durante 25 años nadie le hace caso en Europa. La convierte en un bestseller el hecho de que fue traducida para convertirla en un nuevo elemento que animara el espíritu secesionista en Holanda, que estaba un poco alicaído, y para decir: “Estos son los horrores que hicieron los españoles. Hay que salir corriendo de este imperio porque mirad los que nos va a pasar”. ¡25 años después de publicarse la Brevísima en Sevilla!
A cada uno interesó que el demonio español fuera el peor de todos, porque así defendían sus intereses. A partir del XIX, cuando el imperio se viene abajo. Ya no hay ánimo ni tampoco elites intelectuales capaces de enfrentarse valientemente a esa versión"
¿De quién es la responsabilidad de eso?
Habría que escribir otro libro para aclarar esas responsabilidades. Comenzando por el aparato propagandístico que se puso en marcha desde el siglo XVI hasta el repunte en el XIX. A cada uno le interesó que el demonio español fuera el peor de todos, porque así defendían sus intereses. A partir del XIX, cuando el imperio se viene abajo. Ya no hay ánimo ni tampoco elites intelectuales capaces de enfrentarse valientemente a esa versión de la historia de Occidente y se ha asumido sin más y que podría pasar, por ejemplo, por la comprobación de cómo las leyes de represión de la Iglesia protestante eran más duras y más humillantes que las del lado católico. Ayer vi un reportaje de National Geographic sobre la Inquisición donde repetían uno a uno todos los tópicos que documentalmente se han demostrado que son falsos. ¿Por qué se siguen repitiendo? Porque siguen generando confort a toda la ideología disgregadora que se siente mejor encontrado un enemigo al cual echarle la culpa de todo.
Que España tenga una relación conflictiva con su pasado imperial llega a ser lógico. Pero que eso ocurra con el siglo XX, por ejemplo, con la Transición... Eso sobrepasa la hispanofobia.
La sobrepasa, pero nace en ella. El hecho de haber dado carta de naturaleza a todos esos puntos de vista disgregadores se debe al hecho de que asumimos el discurso sobre nuestra propia maldad y de nuestra propia barbarie. Los españoles en el siglo XVIII y XIX dimos carta a todas las ideas generadas por los enemigos de ese imperio para demostrar nuestra propia inferioridad. A partir de ese momento todas esas ideas han vivido y convivido con nosotros y afectan a todo. Todo lo nuevo que pueda existir será automáticamente cuestionado y producirá frentes de división y discusión, y eso pasa tanto aquí como al otro lado del Atlántico. No hemos sabido unificar nuestro discurso histórico de forma que se constituya como una base de crecimiento cultural y a partir de ahí los problemas que hay son los que ya existían y hay poca esperanza de que dejen de existir.
Voltaire murió exiliado en Francia por sus Obras prohibidas, y jamás escribió una palabra en contra de su país"
Hay un reproche directo a las elites españolas en lo que dice.
Voltaire murió exiliado en Francia por sus Obras prohibidas, y jamás escribió una palabra en contra de su país. Es parte de ese discurso único de Francia, que no tocan ni los de la derecha ni los de la izquierda, porque hacerlo implica condenarse al ostracismo. Hay determinados puntos de costuras que los franceses e ingleses no tocan, porque de ellos depende la cohesión social que garantiza su supervivencia. Esa actitud de Voltaire es la que los ilustrados comprendieron que tenían que tener con su país, porque en el XVIII pasaba por enormes dificultades y no podía salir adelante de otra forma. Nuestros intelectuales asumieron toda la hispanofobia que venía con la Ilustración y a los franceses les interesaba que así fuese. Desde entonces hemos tenido este problema, que Ortega lo notó y lo trabajó, sobre el extrañamiento de los españoles respecto a sus clases intelectuales, que no contribuyen al mejoramiento de su país y que se pasan la vida argumentando y dando razones a todas esas ideas que fueron creadas por gentes que eran enemigos de España. Desde entonces eso ha variado, porque cada generación hereda a la anterior. De todos los problemas, ese es el nudo de todo este asunto. Que no hayamos sido capaces de imponer, de hacer que nuestras elites intelectuales y políticas trabajen en provecho de su propio país y no en provecho de sí mismos. Eso sí que es un buen problema.