Cultura

'Mentes maravillosas': humor y ternura para celebrar la diferencia

El actor francés Bernard Campan y el filósofo suizo Alexandre Jollien protagonizan una "road movie" sobre apariencias, muerte y amistad

Alexandre Jollien es un filósofo suizo, autor de bestsellers como Oficio de ser hombre o La sabiduría pícara, que padece parálisis cerebral. Tras una larga relación de amistad de casi veinte años con el actor y director francés Bernard Campan, el productor Philippe Godeau los animó a llevar a la gran pantalla 'Mentes maravillosas', una historia similar a la que ellos mantienen en la vida real, para abordar asuntos como la muerte, el sexo y las apariencias en una tierna y luminosa "road movie" que consigue lo inimaginable: celebrar la diferencia.

Ambos dirigen y son autores del guion de esta historia. En ella, Campan da vida a Louis, un solterón que dirige una funeraria. En su rutina, se topa un día con Igor, un repartidor de verduras ecológicas que dedica sus ratos libres a leer a Sócrates, Nietzsche y Spinoza. Juntos emprenden un viaje en coche fúnebre por las carreteras francesas y también por sus propios prejuicios para alcanzar la libertad. Esta película ha sido un absoluto éxito en Francia y está emparentada con otros éxitos anteriores como la taquillera Intocable o el clásico Rainman.

Según recuerda Campan y recoge Vozpópuli, su primera conversación se produjo tras un programa de televisión, en el que Jollien hablaba de Diógenes y de lo necesario para ser filósofo. “Si quieres ser filósofo, coge un arenque y arrástralo por toda la ciudad de Atenas. ¡Lo bueno es que yo siempre voy arrastrando un arenque!", bromeó. Aquellas declaraciones despertaron el interés del cineasta por conocer a Jollien, de quien alabó su capacidad para asumir la mirada del otro, por lo que decidió llamarle.

Ahora, la vida del director y el filósofo se cruza con el guion de esta película, cuyo título en francés se traduce 'Casi'. En uno de sus primeros encuentros, decidieron bañarse en calzoncillos en el lago Lemán, algo muy relacionado con una de las escenas de Mentes maravillosas.El tono no podía ser otro que el humor, según afirma Jollien. "Es difícil hablar de discapacidad y muerte sin parecer patético. Es necesario dotar de vida a esos lugares que asustan o que excluyen. Para mí, esa es la vocación de la comedia: hacer mejor a la gente haciéndola reír. Eso es lo que distingue el humor de la burla", asegura el filósofo.

'Mentes maravillosas': otra visión de la marginalidad

Con esta película, los creadores pretenden "transformar la visión de la marginalidad y del otro", algo que consiguen con una mirada luminosa, fresca y natural. Además, también aborda la posibilidad de la tragedia y de la muerte, que merodea a lo largo de toda la película. "¿Cómo afrontamos esa fecha límite? Vamos a morir, pero, ¿qué hacemos hasta entonces?, se pregunta Jollien, cuyo personaje no duda en citar a Platón en una de las escenas más cómicas, en las que sale de su escondite del coche fúnebre y dice: "Filosofar es ejercitarse para morir".

Para el filósofo, hay una clave en todos estos asuntos en la que cree "firmemente", según señala. "La solidaridad", apunta Jollien, porque, a su juicio, los individuos "no son autónomos" sino que están "llamados a ir hacia el otro". En cuanto a la felicidad, tiene muy claro que esta idea tiene que ver con el "progreso" y que lo más alejado de esta idea es el "inmovilismo" que supone encerrarse en "poses sociales" o en las "heridas" propias. "Eso es una muerte interior", afirma.

Además, la película habla también de sexo, y destaca ese momento en el que Jollien le pregunta a su madre sobre algo tan natural: "¿Estarás cuando me tenga que poner el preservativo?". Llama la atención el encuentro sexual que se produce con una prostituta que fue real, tal y como el filósofo contó a Efe en el Festival de Málaga. "Nunca pensé que mi cuerpo pudiera dar felicidad", le dice Igor a la trabajadora sexual en una de las escenas más tiernas del filme.

¿Y la filosofía? "Esas fórmulas me salvaron la vida. Si no llego a tener a Spinoza, Platón, Nietzsche y todos los demás yo no estaría aquí", le dice el personaje de Jollien al personaje de Campan. Tal y como señala, la filosofía tiene en él "una finalidad esencialmente práctica" que, en su caso, le ha permitido "aceptar" su "hándicap". "La quintaesencia de la filosofía es decir un “sí” total y completo a la vida", destaca.

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