Cultura

Así es la novela póstuma de Gabriel García Márquez, 'En agosto nos vemos': Más real que mágica

Este miércoles se publica el libro inédito del Nobel de Literatura colombiano

El libro llega a la redacción dos días antes de la publicación y durante el fin de semana anterior uno se siente como el policía al que le chivaron que el Código Calixtino podía estar en una bolsa de plástico en un garaje. En la tercera frase de En agosto nos vemos el lector ya camina a través de un “pueblo indiferente, con casas de bahareque, techos de palma amarga y calles de arena ardiente frente a un mar en llamas”. El Caribe empapará toda la historia de una mujer que cada mes de agosto viaja sola hasta una isla a visitar la tumba de su madre. Las páginas continúan llenándose de cocoteros, gladiolos, garzas, flores amazónicas, guirnaldas de enredaderas azules… 

La novela se publica 10 años después de la muerte del escritor, justo el día en el que Gabriel García Máquez hubiera cumplido 97 años, una parusía que hilvana el realismo mágico entre la vida, la obra y la muerte del genio colombiano. La magia de las historias de su abuela, de las mujeres de su pueblo que emulsionaban lo alquímico con el realismo de soldados, como su abuelo, siempre a la espera de una paga y abandonados por su patria. Estructuras circulares y eternos árboles familiares de estirpes condenados a la soledad, seres nacidos con colas de cerdo, loros revoltosos, empresas que arrasaban con la fruta de los pueblos del sur, asesinatos anunciados y, siempre, flores amarillas. Vida, muerte, realidad, recuerdo, olvido, literatura, García Márquez.

Nadie puede ser tan ingenuo de creer no estar condicionado al afrontar un texto de esta dimensión. La década de espera y la admiración por el autor moldea una sugestión que, desde la primera página y en uno de los días más fríos de Madrid, uno se siente en guayabera mirando a los protagonistas entre “mares dormidos bajo lunas quiméricas”. Pero el estilo y la poesía se sienten a pesar de que la obra estaba siendo escrita mientras la enfermedad de la memoria le estaba robando “la materia prima y las herramientas”, como el propio  García Márquez se lamentó. 

No hay más libros, este es el último sobreviviente

"No se ha añadido nada"

Ana Magdalena Bosch es la protagonista de esta “historia de amor de gente mayor”, con la que en 1999 García Marquez sorprendió a los asistentes de un foro sobre literatura. Con José Saramago presente, lo que iba a ser un discurso devino en la lectura del primer capítulo de la obra que este miércoles sale en librerías. La visita anual de Ana Magdalena a la tumba de su madre se vuelve una oportunidad anual para darle rienda suelta a un deseo sexual ajeno a “la realidad de su matrimonio, sostenido hasta entonces por una felicidad convencional que esquivaba las discrepancias para no tropezar con ellas”.

El ritual de limpiar la tumba y poner un ramo de gladiolos frescos estructura la obra en la que García Márquez trabajó durante sus últimos diez años de vida. Es una novela mucho más real que mágica, también más contemporánea que aquellas historias donde las "cosas eran tan nuevas que aún no tenían nombre". En esta obra póstuma hay un buen número de referencias a la cultura popular desde novelas a música y cine, sale citado el Drácula de Coppola, asentando la trama en el presente del final de la vida del autor, en el mundo real de comienzos del XXI.

En agosto nos vemos fue el fruto de un último esfuerzo por seguir creando contra viento y marea. El proceso fue una carrera entre el perfeccionismo del artista y el desvanecimiento de sus facultades mentales”, señalan los hijos en el prólogo de la obra en el que reconocen haber desobedecido a su padre: “Este libro no sirve. Hay que destruirlo”.

Benditos todos aquellos familiares, de Kafka a García Márquez, que traicionaron la confianza y no tiraron al fuego estos descartes. En una rueda de prensa desde el Instituto Cervantes de Madrid, Gonzalo García Barcha y Rodrigo García Barcha, hijos del escritor aseguraron que "no se ha agregado nada que no estuviera en los múltiples originales que dejó". Según los herederos y la editorial, la novela estaba "dispersa" en varios originales pero "no hemos agregado nada", aseguran los hijos. "Lo que ha hecho el editor es un labor de arqueología entre todos los originales que existían".
Los vástagos justificaron su deslealtad con los deseos del padre en "que la falta de facultades que no le permitieron a Gabo terminar el libro también le impidieron darse cuenta de lo bien que estaba, a pesar de sus imperfecciones. En un acto de traición, decidimos anteponer el placer de sus lectores a todas las demás consideraciones". "No hay más libros, este es el último sobreviviente", señaló Rodrigo que asegura que el hecho de no haber destruido este libro es la muestra de que García Márquez hubiera querido seguir trabajando en él. "El resto los destruyó, por eso ya no hay más".


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