Cultura

Otto Skorzeny, el SS que rescató a Mussolini en los Alpes y trabajó para el Mosad israelí

El héroe de las operaciones especiales del nazismo, amigo de criminales de guerra huidos a los que visitó en Sudamérica y empresario que trabajó para Estados Unidos, Israel, Perón o Stroessner

  • Benito Mussolini y Otto Skorzeny en 1943

El publireportaje que la propaganda nazi realizó tiene una mezcla de planos heroicos e imágenes patéticas. Un grupo de SS escoltan y muestran orgullosos al hombre que había gobernado Italia durante los últimos veinte años. Mussolini, con los ojos desorbitados, acaba de ser liberado por un comando de las SS y su gesto de perplejidad parece indicar más temor que alegría. Ciertamente, la operación había sido todo un éxito. En el verano de 1943, el Gran consejo fascita con el apoyo del rey de Italia habían arrebatado el poder a Mussolini y le habían encarcelado en algún lugar desconocido. Al enterarse, Hitler organizó un operativo de rescate comandado por Otto Skorzeny, miembro de las Waffen SS, que liberó al líder fascista. 

“Duce, el Führer me manda a liberarle”, se dirigió Skorzeny al dictador. “Sabía que mi amigo no me abandonaría”, respondió Mussolini. Todavía con la cara rígida, embarcaron al dictador rumbo a Alemania donde se encontraría con Hitler. Allí también fue recibido Skorzeny que fue condecorado por el genocida. Ante el desastre de la ofensiva alemana en el frente oriental, en 1943 el Tercer Reich necesitaba un nuevo héroe y la aventura de Skorzeny llegó al rescate del relato alemán. 

Desde entonces, se convirtió en su hombre de acción al que encargaba las misiones más complicadas, como la de infiltrarse en las líneas enemigas en las Ardenas con uniformes estadounidenses. Los americanos temieron tanto sus acciones, entre las que se creía un asesinato al general Eisenhower, que lo apodaron como el ‘hombre más peligroso de Europa’.

El currículo de Skorzeny no puede albergar más contradicciones, que muestran su enorme capacidad de adaptación para cada momento y lugar. De origen austriaco, su característica cicatriz en la cara la consiguió durante su época universitaria en un enfrentamiento con espadas, tradicional en las universidades alemanas. En los años treinta fue un nazi convencido y nunca renegó de sus acciones durante la guerra ni condenó el asesinato masivo de judíos. 

Vida entre la jet set española

Se entregó a los americanos el mismo día de la rendición alemana, fue juzgado y absuelto de todos los cargos, y su destino fue un campo de prisioneros de “desnazificacion”. El 12 de enero de 1951 llegó a España por Irún con un pasaporte falso otorgado por Jorge Spottorno, el embajador de España en París, según relata el documental El hombre más peligroso de Europa. Otto Skorzeny en España, disponible actualmente en Netflix. 

El escritor falangista Víctor de la Serna, que había dirigido el periódico 'Informaciones', el más pronazi de España, ayudó a Skorzeny a instalarse en el país como ya había hecho con otros tantos alemanes huidos. Asentado en el barrio de El Viso, a mediados de los cincuetan circulaba libremente por el país. “Eran como celebrities de la época”, señala la escritora Almudena Grandes que intervino en el documental. La segunda parte de la vida de Skorzenny, la del respetado empresario, es la de una famoso: vídeos caseros navegando en su barco, fiestas con la jet set madrileña, conferencias por todo el país, y fotos en actos sociales como el que en marzo de 1961 le reunió con Romano Mussolini, hijo del dictador italiano, que había llegado a Madrid en una de sus giras como pianista de jazz.

El SS rápidamente también contactó con el Alto Estado Mayor del régimen que le abrió las puertas de suculentos contratos en la construcción de las bases americanas en España. Un comandante de las Waffen SS que terminó haciendo de intermediario para que empresas alemanas construyeran las bases militares estadounidenses en España.

Pero el colmó de las paradojas llegó cuando en 1964 trabajó para el Mosad para desbaratar los planes de desarrollo del programa de cohetes egipcios. Skorzeny que siguió visitando tras la guerra a sus amigos nazis huidos en Sudamérica como Klaus Barbie, y que, según el documental, conocía el paradero de criminales de guerra, directamente implicados en el Holocausto, como Adolf Eichmann o Josef Mengele, trabajaba ahora para el estado israelí.

La vida y contactos del Skorzeny empresario parecen infinitos, de Alfredo Stroessner a Juan Domingo Perón. Después de salvar balas y juicios, Skorzeny no escapó del cáncer de pulmón, ocasionado por su tabaquismo empedernido. Falleció el 5 de julio de 1975, fue incinerado en el cementerio de la Almudena en un funeral repleto de saludos nazis.

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