En tiempos de constantes guerras culturales, donde la identidad se impone a la fraternidad, el flamenco reivindica el diálogo entre Andalucía y el mundo árabe. Esta vez a través de Paco Soto (Águilas, 1991), un joven guitarrista cada vez más respetado. Ha tocado con artistas de la talla de Jorge Pardo, José Soto ‘Sorderita’ y Josemi Carmona, entre muchos otros. Tiene perfil internacional gracias a conciertos en Nueva York, Bruselas y Alemania, donde actuó en la Kölner Philarmonie junto a Diego el Cigala. Sus dos próximos recitales apuntan al centro de su discurso artístico. “Estos conciertos tienen que ver con mi próximo disco, ‘Dos mares’, muy vinculado a la cultura árabe. El título se refiere al Estrecho de Gibraltar. Crecí en Marruecos y me apetecía fusionar flamenco con la música de allí. Además me impactó mucho ’Encuentros’ (1985), el álbum que grabó 'El Lebrijano' con la Orquesta Andalusí de Tánger. Por eso en el concierto he invitado a Hessam Essam, un músico egipcio que toca el laúd y canta en árabe. Para estas dos fechas prescindiré de ‘cantaores’ para poder escucharle a él”, anuncia.
¿Qué es lo que más le impresionó de ‘Encuentros’? “Me parece un trabajo donde cada parte, los flamencos y los árabes, hacen lo que saben y encajan de manera natural. El problema de muchas fusiones es meterte a componer en un género que no es el tuyo. Aquí evitan ese error y todo sale perfecto”, destaca. En los últimos tiempos, abundan experimentos con el jazz o la música latina, pero Soto defiende que no se puede olvidar África. “Para mí la mejor fusión del flamenco es con la música árabe y sefardí. Mi disco tendrá muchos músicos árabes y uno de Israel. Ya sabemos que el flamenco está hecho de retales, pero unos tiran más fuerte que otros. La parte africana ha sido muy bien cultivada artistas como Paco de Lucía o la familia Habichuela”, recuerda.
"Viviendo en Marruecos me di cuenta de que las seguiriyas de Camarón sonaban muy parecidas a los cantos de llamamiento a la mezquita" (Paco Soto)
Una de sus inspiraciones son los cantos de llamamiento a la mezquita. “En Marruecos me di cuenta de que las seguiriyas de Camarón sonaban muy parecidas. Esas llamadas entraban por mi ventana y me ponía a acompañarlas con la guitarra. Sonaban superflamencas. Luego he descubierto que los cantos de Marruecos son de las más feos que hay, inferiores a los de Líbano, donde encontré uno maravilloso que meteré en el disco si me lo permiten. Si no, pediré a alguien que cante algo parecido. Los de Siria también son preciosos. Y los de Turquía, que suenan muy agudos y con muchos gorgoritos. En Marruecos, para mí, esos llamamientos suplieron la falta de gitanos cantando”, explica.
Postureo flamenco
Le pregunto por Vox, el partido que más creció en las últimas elecciones andaluzas. En uno de los tuits más polémicos del partido, usaban la expresión “invasor musulmán” para celebrar la Toma de Granada por las "tropas españolas" (en realidad, castellano-aragonesas) en 1492. “En Vox deberían estudiar un poco más de historia y apreciar la riqueza del país en el que viven. No tengo nada claro a quien votar, pero seguramente apoyaré a quien pueda evitar que estos ‘grillaos’ lleguen al poder. Me toca los huevos Vox lo que moleste de la cultura árabe”, afirma. “A todos mis amigos les hablo de comida, ropa y música árabe. También del idioma, que es una maravilla. No se entiende el sur de España sin esa herencia. Estos dos conciertos son un regalo, intentar devolver un poco de todo lo que aprendí allí”, añade.
Últimamente, el flamenco es reivindicado por la derecha española. Juan Manuel Moreno se comprometió con su defensa en el discurso de investidura como presidente de Andalucía. Albert Rivera, habitual en los conciertos de Miguel Poveda, lo apoyó frente una reciente campaña de publicidad que definía el flamenco como un “tópico” español. “Cuando los políticos abren la boca suele ser siempre por el mismo motivo: ganar los máximos votos posibles. Por eso cada vez les escucho menos. Mi percepción es que las instituciones y fundaciones privadas están haciendo mucho más por el flamenco que las públicas. De esto he sido testigo directo. Hay gente del PP que tratado increíblemente bien, mucho mejor ese arte que otros políticos más cercanos a mis ideas. Yo ya miro a las personas más que a las siglas, menos con Vox que soy todo lo contrario. Lo que diga Albert Rivera o el otro me da exactamente igual”, remarca.
Luego hace un resumen de la situación material del género: “Es muy triste: la Unesco declara el flamenco Patrimonio Inmaterial de la Humanidad mientras que la mayoría de artistas están desmayados por la falta de trabajo. Pagan una miseria: lo habitual por tres pases diarios de una hora en un ‘tablao’ son setenta euros. Las subvenciones van siempre para los mismos. Es bastante tongo, una basura. A mí me va bien, tengo para vivir, pero es un desastre. También me parece penosa la cantidad de horas que se dedican a concursos tipo 'Operación Triunfo' y que solo se pueda escuchar flamenco de madrugada, a horas en que no está mirando ni el tato. Nuestros políticos tendrían que darse cuenta de que el flamenco no hay que apoyarlo por los votos, sino porque es la música España y defender este país es su obligación”, remata.
Juan Soto Quintet actúa en la Casa Árabe de Madrid (26 de febrero) y la Fundación Tres Culturas (Sevilla) el 27.