Cuando Guillermo del Toro presentó un avance de su versión de Pinocho en el Festival de Animación de Annecy (Francia) el pasado mes de junio estaba muy nervioso. Se trataba del adelanto de uno de los proyectos más importantes de su vida, probablemente el más ambicioso, al que ha dedicado más de 15 años, y que ha requerido de un trabajo artesanal para lograr una de las películas más emotivas del año. La cinta llega este viernes a los cines y se estrenará en Netflix el 9 de diciembre.
Este es el debut en la animación del director de El laberinto del fauno (2006) y La forma del agua (2017) y, a diferencia de otras adaptaciones, como el clásico de Disney de 1940, aunque se sitúa en la línea de sus anteriores trabajos, cuenta con un halo oscuro, magnético y vibrante durante todo el largometraje que lo convierten, para esta redactora de Vozpópuli, en una de las mejores versiones del cuento de Codolli y, al mismo tiempo, en la mejor producción de Netflix estrenada en este 2022.
En esencia, Pinocho es un musical en stop motion conmovedor y con un trabajo artesanal detrás, más oscuro y con una dimensión existencial. Al trabajo visual tan exquisito se suman, en su versión original, las voces de Ewan McGregor (Pepito Grillo), David Bradley (Geppetto) y el debutante Gregory Mann (Pinocho), así como Cate Blanchett, John Turturro o Tilda Swinton.
Además, la versión que hace Guillermo del Toro de Las aventuras de Pinocho va más allá y modifica a su antojo la idea central de este cuento de 1883. En palabras del propio director, el objetivo de esta marioneta viviente ya no es convertirse en un niño real que busca encajar y ser amado. Aquí, la imperfección del padre (Gepetto) así como la del hijo (Pinocho) pasa de ser una pesada carga para ambos a convertirse en un amor más puro y verdadero, y esa idea vertebra toda la película.
Pinocho, el "único desobediente"
De golpe, y en una búsqueda de una perspectiva más adulta, la frustración de una generación de padres a quienes educaron, en su mayoría, para encajar en un molde concreto queda reflejada en los deseos del carpintero, y uno se da cuenta de que esta película tan graciosa, inocente y divertida en muchos momentos no es un cuento de niños, sino una historia que mira a los adultos con las defensas bajas, preparados para ver una historia que a priori ya conocen y que, sin embargo, entre imágenes deliciosas y divertidos giros, deja multitud de interrogantes.
"Para mí era importante mostrar un mundo en el que todo el mundo se comporta como un títere y obedece y el títere es el único desobediente”, señaló Guillermo del Toro
Pero no solo eso, sino que Pinocho también cambia la ambientación y elige como contexto histórico la Italia de Mussolini, al tiempo que se permite burlarse de "Il Duce" a través del personaje de Pinocho. "Para mí era importante mostrar un mundo en el que todo el mundo se comporta como un títere y obedece y el títere es el único desobediente”, señala Guillermo del Toro sobre la rebeldía de su protagonista. De nuevo, la inocencia de esta historia se diluye en el título. Vemos niños soldado, bombas y, también, otros padres -y no solo Gepetto- que se preocupan más por lo que quieren que sean sus hijos que por lo que son.
La verdad, el amor el significado de la vida son algunos de los asuntos alrededor de los cuales orbita la historia de Pinocho en las dos horas que dura esta película, tan fugaces cuando la historia que uno ve está tan bien contada. Sería una lástima perderse la oportunidad de ver en pantalla grande el trabajo largo y laborioso de este musical en stop motion que, si hubiese justicia en la temporada de premios que está a punto de arrancar, debería aparecer en las nominaciones más allá de los destinados a reconocer los mejores trabajos de animación. Si hay una película que demuestra haber roto todos los moldes y etiquetas posibles, esa es Pinocho.
LeonAntonio
¿A qué no hay hu.... de burlarse de los calentólogos que tienen la nariz más larga que Pinocho?
yameacordare758
¿ Desde cuando a un funcionario se le exige productividad ? Pues eso....
Yomismo
Así cualquiera. Mussolini hace ya muchos años que está muerto, en cambio tenemos vivo y coleando al Sanchez o a cualquier otro político, dignos de chanzas como esas de "Pinocho"