Cultura

'Prima facie': ¿es un panfleto la obra más polémica de la temporada?

El exitoso alegato feminista peca de maniqueo pero abre debates sobre sesgos políticos y culturales

A finales de diciembre me acerqué a los Teatros del Canal (Madrid) para ver Prima facie, la polémica representación escrita por Suzie Miller que lleva cuatro meses agotando localidades en toda España. El morbo de la propuesta es evidente: narra la historia de una abogada penalista, muy hábil defendiendo a acusados de violación, que termina sentada en la corte como víctima. Dirigida con oficio y precisión por Juan Carlos Fisher, destaca por una potente Vicky Luengo y por una escenografía moderna y minimalista. Hay aficionados que tardaron meses en conseguir una entrada para verla y la sala termina en pie aplaudiendo, con muchas mujeres emocionadas gritando "gracias".

Lo peor de la obra, hablemos claro, es la trama. Vendida como una dosis de realidad descarnada, en realidad se trata de la típica historia maniquea para activar el sesgo de confirmación de los asistentes, casi todo feministas y aliados progresistas. Solo la alta eficacia teatral del equipo maquilla el carácter panfletario del asunto, cada vez más evidente a medida que avanza la narración. Vicky Luengo te hace olvidar que es la única actriz sobre las tablas y consigue inyectar vida a duras escenas de un tribunal, un bufete y un comedor familiar, entre otras.

El problema llega cuando te marchas del teatro y te das cuenta de que no se ha dado voz al agresor, ni tampoco ningún tipo de hondura humana. Se ha limado cualquier aspecto problemático para el discurso feminista oficial y se han simplificado conflictos de clase social para aumentar el voltaje (los personajes ricos son malvados, los pobres encantadores). Se puede hacer buen teatro hasta con un texto de enfoque militante, pero aquí es dudoso que sea el caso. El mejor teatro hace tambalear tus convicciones y este solo refuerza las posiciones previas, además de desprestigiar al sistema judicial en general y a la presunción de inocencia en particular.

La 'Prima facie' que no veremos

¿Cómo saber si una obra anda más cerca de la propaganda que del arte? En principio, la trama puede sonar hasta documental, ya que Suzie Miller explica que gran parte del guión está inspirado en sus experiencias como estudiante de Derecho y como letrada, así como en entrevistas con víctimas. La pieza también tiene el respaldo de premios prestigiosos como los Lawrence Oliver y los Toni, pero renquea a la hora de incluir cualquier punto de vista no feminista.

¿Gritarían "Gracias" las espectadoras más entusiastas de 'Prima Facie' ante una obra que denunciase la violencia contra las mujeres que no encajase en el relato progresista?

Curiosamente, la semana en que acudí a ver Prima Facie se conoció una historia real de impacto, muy parecida a la obra de Miller, aunque más en sintonía con el relato de los partidos europeos de nueva derecha. Me refiero a la brutal agresión contra de Oriane Filhol, teniente-alcalde en el ayuntamieno de Saint-Denis, feminista y defensora de la inmigración, que fue brutalmente agredida al salir de su oficina por un grupo de varones "de aspecto norteafricano". Si algún director teatral no progresista tuviera hoy el valor de llevar esto a las tablas, sospecho que tendría muchos problemas para encontrar productor, actores dispuestos a interpretarla e interés de la red de teatros públicos y privados. ¿Aplaudirían la obra y gritarían "gracias" las espectadoras de Prima Facie en Madrid ante una obra que denuncie de la violencia que se salga del relato progresista? Apostaría a que no, pero intuyo que no vamos a tener oportunidad de comprobarlo. 

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