Su nombre tiene un color, una forma, incluso una textura. Frank Gehry, arquitecto reconocido con el premio Príncipe de Asturias 2014, ha sido reconocido este martes por el jurado, debido a sus edificios “de carácter abierto, lúdico, y orgánico".
El jurado ha estado compuesto, entre otros, por la fotógrafa Ouka Leele; el director de la Academia Española de Cine, Enrique González Macho; el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza; la presidenta de ABC, Catalina Luca de Tena, y el duque de Huéscar, Carlos Fitz-James Stuart Martínez de Irujo.
Gehry, que en 1989 recibió el Premio Pritzker de Arquitectura, el máximo reconocimiento mundial en la materia, está considerado como uno de los más destacados representantes de la corriente deconstructivista de Estados Unidos.
Además del Guggenheim de Bilbao, es autor entre otros edificios singulares repartidos por todo el mundo del Nationale-Nederlanden, conocido como Casa Danzante, de Praga (1996); las bodegas de la firma Herederos del Marqués de Riscal en Elciego (2006), en Álava, o el Museo Aeroespacial de California (1984).
Nacido en Canadá hace 85 años, ha alcanzado fama mundial con edificios emblemáticos repartidos por todo el mundo, casi siempre caracterizados por esas paredes retorcidas –casi como la ola de un merengue- y arrugadas de metal, acero y cristal.
A mitad de camino entre la arquitectura y la escultura, Gehry es de la creencia de que “un edificio una vez terminado, debe ser una obra de arte". Su estudio de la forma lo llevó a trabajar con construcciones de varias geometrías en un mismo edificio. Sus juegos de volúmenes y el empleo de sus materiales como el metal y titanio.
Maestro de la arquitectura moderna
Tras Premio Pritzker, fue considerado uno de los "Diez maestros de la arquitectura moderna". Su carrera fue afianzándose con diseños como el Museo Cabrillo Marine, el Museo Aeronáutico en Los Ángeles, la Facultad de Derecho de Loyola (California), el Museo de la Universidad de Minnesota, el Centro Americano en París, El Edificio Nationale Nederlanden, de Praga o el edificio de Vitra en Basilea, por el que recibió el premio Patrimonio Nacional
Seleccionado en 1999 para realizar la ampliación de la centenaria Corcoran Gallery de Washington, Gehry hizo después también el Museo de Historia de los Judíos Polacos en Varsovia; la recuperación del Parque Meyer en Lisboa, el "Acuario del Mundo" en el sector Pacífico de la entrada del Canal de Panamá, el auditorio Walt Disney de Los Ángeles o el Hotel Marqués de Riscal en la Rioja alavesa.
Pero sin duda el edificio que le reportó la mayor fama internacional fue el Museo Guggenheim de Bilbao (1991-1997), en el que empleó cristal, acero inoxidable, zinc, o titanio, mezclados con otros materiales autóctonos como la piedra.
Algunos sin embargo le consideran un arquitecto muy metido en el star system por el coste de sus proyectos en un momento de crisis y austeridad y por el impacto de sus edificios en las ciudades donde construye. Gehry se sacude las críticas: "Yo no puedo decidir qué construir. Alguien decide lo que quiere y yo trabajo para ellos".