Breaking Bad es una de las ficciones estadounidenses más exitosas de los últimos años. La historia de Walter White, profesor de instituto enfermo de cáncer que comienza a fabricar metaanfetamina, ha enganchado a los espectadores hasta su trepidante final en octubre de este año, tras cinco temporadas. Multitud de premios y reconocimientos, tanto de la crítica como del público, han hecho de esta serie del canal por cable AMC todo un referente en cuanto a obras televisivas dramáticas de nuevo cuño, logrando enganchar a espectadores en principio reticentes a los formatos audiovisuales de la pequeña pantalla.
Sin embargo, como ocurre en muchas ocasiones la realidad supera al arte. Cuando se estrenó la serie en 2008, otro Walter White –nombre del protagonista de la serie– ya había construido su propio imperio con esta droga de síntesis. Mismo nombre, mismas prácticas, aunque diferente estado: mientras el personaje interpretado por Bryan Cranston vivía en Nuevo Mexico, el White de la vida real lo hace en Alabama.
Un equipo de la revista Vice ha viajado hasta Alabama. Allí, en el estado en el que durante una década White fue sinónimo de “la mejor anfetamina”, se han encontrado con él para descubrir cómo hizo la droga más pura del estado, en qué se gastaba los miles de dólares que ganaba cada día… y cómo su socio acabó en la cárcel de por vida y contarlo en este documental.