El libro se publicó en Estados Unidos el año pasado, pero justo ahora llega a las librerías en España editado y traducido por Roca. Se trata de Tipos singulares, un volumen de relatos escrito por el actor estadounidense Tom Hanks, quien con estas páginas ha decidido dar, y no del todo con pie firme, un paso adelante hacia la ficción literaria. El libro reúne un total de 17 relatos que tienen en común un elemento: la aparición de una máquina de escribir, un objeto por el que Tom Hanks siente absoluta debilidad. Posee una colección de más de 150, aunque admite que estas historias no las escribió, ni mucho menos, en una de ellas.
Acaso desoyendo la máxima aquella de ‘quien mucho abarca, poco aprieta’, Tom Hanks sale de su registro como actor y se mete en el terreno de la creación de historias y personajes: un hombre que emigra a Nueva York después de huir de una guerra civil en su país, una persona que se convierte en estrella de la ESPN, la vida de un actor durante la promoción de sus películas o el diario de viaje de un hombre que regresa a Nueva York mientras su mujer acude al reencuentro de su hermandad universitaria. Los relatos parecen escenas de guiones por el el uso de los diálogos, la brevedad y concisión, su extensión.
Tom Hanks, quien con estas páginas ha decidido dar, y no del todo con pie firme, un paso adelante hacia la ficción literaria
Hay ingenioso en la elección de los puntos de vista e incluso en la naturaleza de las historias, casi todas de alguna forma u otra relacionadas con Manhattan y Estados Unidos. Sin embargo, hay algo romo en el acabado de los relatos: los personajes lucen achatados y monocordes, arrancados de cualquier giro o matiz. Llegan incluso a perecer mecánicos, réplicas de un mismo narrador que no sabe insuflarles vida o tiende a confundir su voz con la de ellos, hasta aplanarlos por completo. Hay espíritu de juego y una voluntad muy evidente de contar. El problema es justo ése: se esfuerza demasiado.
El actor comenzó a trabajar estos textos en 2015, un año después de publicar el relato Alan Bean Plus Four, en The New Yorker. Sin embargo el proceso es muy anterior. Fue la guionista y directora Nora Ephron, fallecida en el año 2012 a causa de una leucemia, quien lo animó a probar con el registro de la creación literaria. El proyecto, aparcado durante un tiempo, se concretó en la redacción de estas 17 historias, la mayoría escritas durante dos años entre los viajes de rodaje y promoción.
El actor comenzó a trabajar estos textos en 2015, un año después de publicar el relato Alan Bean Plus Four, en The New Yorker
Tipos singulares tiene los elementos distintivos de un primer libro, acaso por sensación de abocetamiento de un estilo que se prodiga más en la velocidad de la acción y el trabajo de diálogo directo, que una concepción elaborada de la prosa. La traducción podría aliñar en mayor o menor medida algunos rasgos. A pesar de eso, la lectura reafirma una sensación global: una pesadez que no deja fluir ni la acción ni el relato de la misma. Uno de los cuentos, Quédese con nosotros, enteramente trabajado como un guion es el ejemplo más claro. Hay un efecto que no termina de estallar. Algo que no cuaja.
Aunque Tom Hanks no ha dicho si trabaja en un proyecto de novela, su relación con la literatura da a entender que tiene vocación de continuidad, por lo que no es descartable que el estilo de Hanks pudiese evolucionar más favorablemente en algunas destrezas técnicas, el humor puede una de las que se echa más en falta y más en un autor que ha trabajado ese registro y que, en alguna medida, le resulta natural.