Los tiempos están cambiando, y con ello la forma de consumir cultura. Con las nuevas plataformas de streaming, la oferta de películas y series se multiplica y para los amantes del séptimo arte es casi imposible estar al tato de cada estreno. Sin embargo, hay algo que no varía. El gigante Disney regresa este viernes con la cuarta entrega de una de sus producciones estrella, Toy Story 4, que tiene por delante cuantiosos retos a los que enfrentarse. ¿Logrará seguir cosechando éxitos?
Este 21 de junio es una fecha marcada en el calendario para muchos, llega a los cines la nueva cinta de la saga que abrió un camino desconocido para Disney en 1995. La primera entrega de los filmes que narran la vida de los juguetes cuando los humanos no están presentes inauguró el universo Pixar y abrió las miras sobre las grandes posibilidades del cine digital de animación.
Los creadores de esta película tienen la responsabilidad de estar a la altura de las enormes expectativas creadas por los seguidores.
La taquilla
Lo cierto es que con la reciente adquisición de 21st Century Fox, la división de entretenimiento de Fox, por 71.300 millones de dólares, Disney se acerca al monopolio mundial audiovisual. No solo eso, al cerrar esta compra y adquirir las películas de, por ejemplo, el universo Marvel, la compañía se ha convertido en un gigante que gracias a la taquilla puede hacerse de oro.
Con esta nueva entrega de la historia de Woody, Buzz Lightyear, Betty y cía, cae sobre Disney la obligación de obtener buenos datos en taquilla. Las tres películas anteriores de la saga recaudaron casi 2.000 millones de dólares (1.786 millones de euros).
Si se observan los datos de recaudación de la compañía de Mickey Mouse, dejando de lado los filmes del universo Marvel y centrándose en las películas de Disney y Pixar, se observa que la que más espectadores ha tenido de la saga de los juguetes ha sido Toy Story 3. La película, estrenada en el año 2010, se hizo con la friolera cifra de 1.066 millones de dólares (952 millones de euros).
Antes que esta se encuentras las películas Frozen, que provocó un auténtico fenómenos en 2013; La Bella y la Bestia, la cinta en acción real protagonizada por Emma Watson en 2017; y Los Increíbles 2, del pasado año. Por debajo de Toy Story 3 están Buscando a Dory, de 2016, y El Rey León, la primera del ranking de las películas originales de la compañía, del año 1994.
Nuevo público y nuevas formas de consumo
Netflix y HBO han cambiado por completo la forma de consumir cultura. El catálogo de series y películas crece de manera desmesurada y los creadores comienzan a pasarse a este lado de la producción, a pesar de que directores como Steven Spielberg las han criticado y hacen una defensa férrea de la gran pantalla.
Ahora es raro no ver a un joven con un dispositivo móvil en sus manos, incluso en una sala de cine se vislumbran pantallas de teléfonos encendidas con conversaciones de Whatsapp o Instragram abiertos.
Las películas de Disney de la década de los 90 lograron formar parte de una generación que ahora cumplen la veintena o la treintena. Generación que ahora ansía ver la nueva entrega de la saga y que coincidirá con nuevos niños que verán el filme. ¿Calará tanto en las nuevas generaciones? Para eso habrá que esperar.
Emocionar sin dejar de lado el humor
Una de las claves de esta saga es emocionar a la par que desatar las carcajadas. Las películas de Disney y Pixar han logrado crear marca en el séptimo arte. Según el productor de esta cinta Jonas Rivera, el éxito reside en que los juguetes tengan "emociones tan humanas".
Según Rivera "sus personajes no son solo juguetes monos, tienen verdaderas emociones humanas". "Tienen nuestras mismas preocupaciones, y los espectadores ven en ellos algo con lo que se pueden identificar", aseguró a Europa Press.
No obstante, no solo las emociones y el humor han copado las películas del gigante audiovisual, también ha habido traumas de todo tipo. Ejemplos son los finales de filmes tan prematuros como Bambi (1942) hasta los más nuevos, como Inside Out (2015). Todo apunta a que, como en casi todas las producciones de Disney, las lágrimas están aseguradas.
Problemas con el gurú de Pixar
Aunque los propios creadores de la última película de los juguetes lo dan por más que superado, lo cierto es que que el director de las dos primeras películas de Toy Story, John Lassester, abandonase el estudio en 2017 no fue la mejor noticia para la compañía.
Lassester dejó Pixar debido a las acusaciones que recayeron contra él por haberse supuestamente sobrepasado con personal de su equipo. En una entrevista, Rivera señaló que "mentirían" si no dijeran que fue "algo importante y que no tuvo impacto".
"Fue duro, pero todo el mundo dijo: 'Volvamos al trabajo, concentrémonos en las películas'", señaló el otro productor, Mark Nielsen.
Una nueva generación de creadores
El éxito cosechado por cada entrega de esta saga ha sido gracias a, entre otras muchas cosas, sus creadores. Supieron tocar la tecla adecuada en el momento adecuado y abrieron la puerta a dar lugar a otros filmes magistrales como Monstruos S.A. (2001), Buscando a Nemo (2003), Ratatouille (2007) o la mencionada Inside Out (2015).
Ahora, otro de los retos a los que se enfrenta la compañía es la de originar filmes con una nueva generación de creadores. En esta ocasión, el estreno de este viernes va de la mano de un director debutante, Josh Cooley.
Los propios productores de Toy Story 4 han indicado que ya hay tres o cuatro ideas con nuevos directores que son "muy prometedoras". Se trata de una tercera generación de creadores.
Este viernes llega a los cines la esperada Toy Story 4 y, aunque los creadores de la misma han asegurado en alguna ocasión que les cuesta como hace cinco años hacer películas, se toman con filosofía el estreno. "Si pudiera adivinar el futuro, jugaría a la lotería", ha bromeado Nielsen.