Así, en 1975, con Franco encarando sus últimos días, la banda sevillana Triana publicaba su disco de debut, que a falta de otro nombre, fue conocido como El Patio, dado el dibujo de la portada, obra del pintor Máximo Moreno. 40 años después, este mismo mes, El patio se vuelve a reeditar en doble formato, CD y vinilo, remasterizado y con canciones extras que fueron grabadas en directo en aquel mismo año, suponiendo un auténtico homenaje a una banda con un peso histórico fundamental.
Pero la principal aportación de Triana fue la confluencia en una sola línea musical de todo su bagaje flamenco y andaluz con sus gustos por las entonces novedades en el rock mundial. Fundir su raíz más popular con las tendencias que entre la psicodelia y el sinfonismo embadurnaban la obra de referentes de aquella época como Pink Floyd o King Crimson dio lugar a lo que se dio en llamar rock andaluz (Smash, Alameda, Guadalquivir, Imán, Cai, Medina Azahara…), y en el que tuvo un papel fundamental el productor Gonzalo García Pelayo, fundador del sello Gong, integrado en la entonces discográfica Movieplay, y editor de El patio. Un disco que no tuvo una acogida comercial de relevancia hasta pasado más de año y medio, fruto del boca a boca, y que desembocó en el muy alabado segundo trabajo de la banda, Hijos del agobio, en 1977.
De alguna manera, Triana habían dado lugar a una nueva fusión musical y un reflejo de dos momentos muy concretos de la historia española, la muerte de Franco y la llegada de la democracia con las primeras elecciones generales. Una democracia que posteriormente traería la explosión de lo que se dio en llamar la Movida, que de una u otra manera barrió, al menos del gusto popular, a muchos grupos que habían comenzado su camino musical con anterioridad.
Pero en sus orígenes, Jesús de la Rosa, bajista y cantante, el guitarrista Eduardo Rodríguez Rodway y el batería Juan José Palacios, Tele, convertidos en trío cuando abandonaron Dolores Montoya y Manuel Molina, para formar posteriormente Lole y Manuel, eran honestos entusiastas del rock y el flamenco, las dos almas que guiaban su trayectoria. Sabían de la dificultad de sacar adelante un proyecto de tales características, pero creyeron en él y lucharon por su viabilidad. Hasta que en 1983, publicado su último disco, Llegó el día, pero muy lejos de sus niveles de popularidad anteriores y muy desviados de su línea musical, Jesús de la Rosa falleció en un accidente de tráfico.
Años después, Tele trató de resucitar a unos Triana en los que él era el único elemento original, pero los dos discos que publicaron a finales de los años 90 poco tenían que ver con la historia, y de nuevo la tragedia llegó, falleciendo el batería en 2002. El intento posterior de alguno de los músicos que habían acompañado a Tele de mantener el nombre no puede tener otra consideración más que la de broma pesada.