El actor portorriqueño Benicio del Toro, que interpreta en "Salvajes", la última película de Oliver Stone, a un narco latino sin ley ni moral ni más dueño que el dinero, ha dicho que aceptó el papel por "la oportunidad de trabajar con Stone". El actor, de visita en San Sebastián para presentar la película, que se exhibirá en la sección de "Perlas" de Zabaltegi del Festival de Cine, ha sido preguntado en una charla con un grupo reducido de periodistas, entre ellos Efe, por la tremenda imagen que da su personaje del sicario latino y ha dicho que "con otro (director) quizá no lo hubiera aceptado".
En la cinta, Elena (Salma Hayek) ha "heredado" el cártel de su marido fallecido y trata de conseguir que los jóvenes Ben y Chon (Aaron Johnson y Taylor Kitsch), hombres de negocios que cultivan una droga extremadamente pura, asuman sus normas y trabajen para ella a cambio de unas condiciones que los chicos no aceptan. Ambos muchachos comparten el amor de "O" (Blake Lively) y es ella la que sufre la violencia del sicario de Elena, el sanguinario Lado (Benicio del Toro), para "meterles miedo": "Es su deber", apunta Del Toro.
Lado, explica sobre su personaje, "tiene problemas para obedecer a la jefa del cártel porque es muy machista; él es de esos que piensan que la mujer puede hacer alguna cosa mejor, pero no tienen capacidad de ser líder de un sitio como éste, un cártel...pero, todavía hay muchos hombres que piensan como él". Y lo peor: "Lado es un abusador, pero cuando le toca sufrir a él se convierte en una rata, es el estereotipo del antagonista, es el malo y me gusta trabajarlo porque puedo usar la imaginación".
La cinta propone dos finales, uno de los cuales supone la muerte de Lado. Este es el preferido del portorriqueño: "A ese hay que 'limpiarlo', hay que llevárselo, es una rata, un abusador que suplica cuando le toca a él el turno de sufrir". También ha reflexionado sobre la estrategia contra el narcotráfico y apuntado que, la empleada hasta ahora "no ha funcionado". En su opinión, debería implicar una colaboración entre todos los países afectados y tener una dimensión más global.
Para el actor, la violencia en México a causa del narcotráfico "es más espectacular, con cuerpos decapitados y cadáveres por las calles, pero cuántos muchachos hay en la cárcel en EEUU", se pregunta: "No sé si los números no serán muy similares". "Eso lo tiene que ver la gente que estudia los números y ¡yo hago cine!, yo tengo ya en la cabeza a Drácula", se defiende entre risas antes de apuntar que entiende a Stone porque sabe que "el cine también tiene que servir para hacer retratos de la realidad, y para hacerte pensar sobre la realidad".
Porque a veces, apunta, "hay personajes, como uno de los chicos, Ben, que es budista y sólo piensa en Peter Pan, que acaba matando, mientras al otro extremo está el corrupto agente de la DEA (John Travolta). Pero todos terminan formando parte del mismo problema: dinero y violencia". "Quizá no sé tanto sobre las drogas -dice con un guiño- como Oliver Stone", declarado defensor de la legalización de las drogas y consumidor de drogas blandas. "Pero llevo tres décadas interpretando a gente que está en la droga o alrededor del mundo de la droga, y lo que yo he notado es que el problema principal de las drogas es la violencia, y creo que la táctica que se ha usado hasta ahora contra eso no ha funcionado", opina.
Y añade que también ve cómo "ha cambiado la cosa", ya que ahora en Estados Unidos se puede comprar droga legal con uso médico en muchos Estados, lo que avisa de que "hay que cambiar la estrategia porque están las cárceles llenas y corre la sangre". "Por eso pienso que esta película, que habla de eso precisamente, pone de relevancia que hay que incluir a México en las negociaciones", defiende.