La salud sexual puede verse afectada por múltiples factores y no siempre su solución está en la toma de un medicamento determinado. Hay ocasiones en las que ni siquiera somos conscientes de que ciertos aspectos de nuestro estilo de vida o de las relaciones sexuales puede estar suponiendo un problema que se hará aún mayor si no ponemos remedio cuanto antes.
Igual que tratamos de cuidar nuestra salud general, lo que está relacionado con la sexualidad también necesita que le prestemos atención cuando sentimos que hay algo que no va bien.
La Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, llevó a cabo en 2019 un estudio del que se extrajeron varias conclusiones interesantes sobre cuáles son los factores que más afectan a la salud sexual de los individuos.
El estrés es uno de los factores que debilita la salud sexual en una relación de pareja. Según el citado estudio estadounidense, el instinto sexual y el deseo sexual quedan relegados cuando uno de los dos miembros vive una situación en la que la sobrecarga de responsabilidades o un problema puntual le genera un pico de estrés que no es capaz de gestionar de una manera tranquila y racional. El agotamiento físico y mental van muchas veces unidos y esto supone una inapetencia y que el sexo deje de importar para esa persona.
Las relaciones sexuales quedan en esas ocasiones en un segundo plano, ya que la persona tiene ‘otras cosas’ en la cabeza que le preocupan más en ese momento determinado. Si a esto se le suma una falta de comunicación con la pareja, a la que se deja de lado o no se le explica que se trata de algo temporal por una circunstancia determinada, el resultado puede ser la falta de empatía, el no entender qué sucede y así un distanciamiento que luego será más difícil de solucionar.
La autoestima afecta a la salud sexual
Uno de los factores que con mayor probabilidad afecta a la actividad sexual de una pareja es que una de las dos personas se sienta inferior, menos atractiva o menos deseada sexualmente hablando. Son muchas las causas que pueden favorecer esta bajada en la autoestima: desde un aumento de peso a la caída del pelo, una mala alimentación o tras un embarazo, momentos en los que se puede sentir (muchas veces de forma errónea o subjetiva) que uno no es tan deseado como lo era antes.
“Tales sentimientos pueden obstaculizar la sensación de cercanía o la inspiración para hacer el amor y pueden impedir que una persona inicie o responda a avances sexuales”, explican en la citada investigación. En el caso de los hombres, el miedo a no cumplir con las expectativas o a sentirse inferior físicamente (hablando de los órganos genitales) puede provocar una distorsión de la realidad que lleve incluso a un miedo irracional a tener un momento de intimidad con otra persona que provoque la ausencia total de sexo.
Esto es un gran obstáculo a la hora de mantener relaciones sexuales saludables y satisfactorias. De nuevo, la comunicación es una de las soluciones y si no se consigue superar por sí mismo, lo mejor es pedir ayuda a un especialista e ir a terapia tanto de manera individual como en pareja.
Problemas de pareja
Son unos cuantos los motivos por los que una pareja puede pasar un mal momento en su relación. Desde los problemas económicos a las situaciones que pueden producirse tras la llegada de un hijo a sus vidas, todos ellos pueden producir una caída en la libido e incluso un distanciamiento emocional que algunos no logran superar cuando se ha enquistado demasiado en la vida diaria.
Las discusiones por la educación de los hijos, la convivencia después de muchos años de relación, tensiones por el trabajo (o cuando a una de las partes les falta el trabajo), falta de comunicación o algunas circunstancias como una mudanza o un cambio de residencia suelen sumarse a esta disminución del deseo sexual por la otra persona. Ante esto, hay que hablar mucho, escuchar al otro, respetarlo, buscar momentos para estar solos y dedicarse ratos de intimidad y, sobre todo, tratar de entender cómo se ha llegado a esa situación.
Miedo al fracaso
Temer defraudar a la otra persona, no estar a la altura y no satisfacer a la pareja en cuestiones sexuales puede llevar a un estado de ansiedad que interfiere directamente la salud sexual. Esas preocupaciones pueden proceder de una cuestión cultural o de educación y son los hombres los que más sufren las consecuencias de ese miedo al fracaso, sobre todo cuando pasan de los 50 años.
Experiencias pasadas
Una mala experiencia sexual vivida en el pasado puede afectar a nuestro presente de manera notoria. Pese a que el deseo sexual se produce de una forma natural y biológica, todo lo que hemos vivido influye. Los factores educacionales, sociales o familiares también pueden llevarnos a comportarnos de una manera u otra en las relaciones sexuales.
Cuando detectamos que nuestra vida se ve afectada por algo que hemos vivido en el pasado o por alguna experiencia traumática que no nos deja avanzar, lo más recomendable es acudir a un profesional que nos ayude a identificar ese problema y nos de las pautas para ponerle solución.
El estilo de vida
Un estilo de vida saludable siempre nos ayudará a tener una actividad sexual más satisfactoria y plena. El alcohol influye negativamente en este aspecto de nuestra vida y también lo hace el tabaco. De igual manera, una alimentación saludable y equilibrada, evitar el sobrepeso y la diabetes, y hacer ejercicio mínimo tres veces por semana, será clave para sentirnos bien, con energía y con la capacidad y la fuerza física y mental para afrontar los problemas del día a día con más optimismo y positividad.
Al mismo tiempo, el consumo de algunos medicamentos para tratar determinadas enfermedades pueden afectar al sexo, por lo que siempre hay que consultar con el médico para que nos diga cuáles son los efectos, el plazo de tiempo que durarán y cómo poner remedio.