Dejar las latas abiertas en el frigorífico tiene sus riesgos. Mantener las conservas que no se han terminado de consumir en el interior de este recipiente es peligroso para la salud. Seguro que muchos han visto lo que ocurre cuando se deja un lata de atún en la nevera que no se ha terminado de ingerir. En los casos en los que el aceite no termina de cubrir a todo el pescado, la parte que queda expuesta al aire se reseca y termina cambiando tanto su color como sabor.
Algo similar ocurre con la salsa de tomate. Lo cierto es que la nevera es un espacio hermético en el que se pueden transferir diferentes aromas que desprende la comida que está dentro de la lata a otros alimentos guardados. Al abrir una lata, los alimentos empiezan a recibir oxígeno y eso quiere decir que pueden empezar a desarrollar bacterias y otro tipo de microorganismo que sean peligrosos.
Lo más importante es mantener los alimentos en las mejores condiciones y para ello se recomienda que se tapen. Los expertos aconsejan que se debe pasar a otro recipiente cuando se abre la lata, pero también es fundamental no dejarlo olvidados mucho tiempo puesto que puede haber una descomposición.
El peligro de las latas abiertas
Una de las grandes preocupaciones son los componentes que tienen las latas. Por ejemplo, si es una tradicional va desprender partículas de metales. En el caso de que este recubierta de plástico en el interior el peligro se encuentra en el Bisfenol-A, conocido como BPA. Con las latas metálicas la oxidación se produce cuando esté en contacto con el aire.
La oxidación de los botes de conservas libera partículas de metal como aluminio o latón, entre otros y que se pasean a otros alimentos. Es cierto que los expertos han explicado es muy poco probable que tenga un gran efecto en la salud porque se ha podido demostrar que un alimento tendría que estar un buen tiempo en contacto con el óxido para que termine siendo peligroso.
Por otro lado, la agencia estadounidense para el medicamento (FDA) explica que el BPA en los alimentos no tiene un gran peligro. Los expertos han llegado a detectar cantidades pequeñas en los análisis que se han hecho en humanos, aunque explican que se deben seguir realizando diferentes controles para comprobar los efectos. Hay que tener en cuenta que muchas empresas de alimentos están empezando a dejar atrás algunos químicos en sus envases.