El orgasmo es la culminación del acto sexual que involucra la contracción de los órganos sexuales y una secreción repentina de endorfinas que provoca una sensación de placer. Podemos decir que además de ser la respuesta sexual del hombre y la mujer al proceso de excitación durante el sexo, también supone grandes beneficios para nuestra salud más allá de esa manifestación de bienestar que percibimos en nuestro cerebro.
Alcanzar el clímax provoca toda una serie de sensaciones físicas y mentales que nos hacen sentir mejor de manera repentina, pero que también tiene efectos a largo plazo, tanto en nuestro organismo como en nuestro cerebro. Por poner un ejemplo, según un estudio de la Universidad de Oregón (Estados Unidos), tener un orgasmo al día aumenta notablemente el desempeño laboral y hace que se eleven las posibilidades de lograr un ascenso.
Aunque normalmente hablamos del orgasmo como la sensación placentera que percibimos en la cabeza, deberíamos saber que es el orgasto el proceso que se produce en la mente instantes antes de llegar al orgasmo. El orgasto ‘prepara’ al cerebro y al cuerpo para lograr el clímax, pero ya por sí mismo produce placer y satisfacción.
Orgasmos contra el estrés
El placer y esa sensación de felicidad son sin duda los primeros y más visibles beneficios que genera en el ser humano llegar al clímax a la hora de mantener relaciones sexuales. Pero esta culminación cuenta con grandes propiedades que nos ayudan en muchos aspectos de la salud tanto física como mental.
Uno de los más importantes es que mejora el flujo sanguíneo. Cuando se llega al clímax, aumenta el ritmo cardíaco, la presión arterial, la frecuencia respiratoria y la circulación sanguínea, algo que ayuda a oxigenar las células de nuestro organismo. Nos hará bajar el riesgo de problemas cardiovasculares o de tensión alta. Con esto se mantiene también sano el cerebro, ya que este órgano se alimenta del oxígeno que se genera durante la relación sexual.
Gracias a la segregación de oxitocina (conocida como hormona de la felicidad o del amor y que es una molécula orgánica pequeña que consta de sólo nueve aminoácidos y se produce en el sistema nervioso central), de dopamina (un neurotransmisor frecuentemente considerado como causa de las sensaciones placenteras) y de endorfinas (sustancias naturales sintetizadas por el cerebro cuya misión es bloquear los detectores del dolor en el mismo), el clímax nos genera de manera natural esa sensación de bienestar, así como una relajación de las tensiones, algo que favorece que disminuya el nivel de estrés, que aumente la felicidad y baje el nivel de ansiedad o depresión.
Nuestra salud mental y emocional es tan importante como la física. Gracias al orgasmo sentirás cómo mejora tu estado anímico, crece tu autoestima y la confianza emocional en ti mismo se hace más fuerte. No es una leyenda: tu piel saldrá también beneficiada, ya que esa liberación de hormonas y toxinas ayuda a tener un brillo especial en el rostro.
Contra la gripe y el insomnio
Si estos beneficios aún no te parecen suficientes, debes saber que una vida sexual activa y plácida ayudará a la liberación de endorfinas, que es, además de lo que hemos dicho anteriormente, un gran sedante natural. Eso promueve el descanso reparador, elimina el insomnio y te hará conciliar el sueño como un bebé.
El clímax es además un analgésico natural que hará que se alivien los dolores de cabeza e incluso los dolores menstruales en las mujeres. La liberación de las famosas endorfinas provoca que se desconecten las terminaciones nerviosas durante unos minutos por lo que el dolor se irá de manera inmediata.
En plena época invernal y con una pandemia de por medio a la que hay que sumar los habituales catarros y gripes tan típicos de esta estación, está bien saber que el orgasmo también actúa como refuerzo del sistema inmune aumentando nuestros anticuerpos. Los resfriados y las infecciones se mantendrán un poco más lejos si tu vida sexual es plena.
Un estudio publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos concluyó que los orgasmos estimulan el sistema inmunológico y que mantener relaciones sexuales una vez por semana hace que se tengan niveles un 30 por ciento más altos de inmunoglobulina.
Perfecto para adelgazar
Tampoco es un mito que con el orgasmo se adelgace. El esfuerzo físico y mental que supone llegar al clímax hace que se queme una buena cantidad de calorías. Dicen que si se mantienen relaciones durante una hora, se queman entre 100 y 200 calorías. No está nada mal, ¿no?
Mejora el suelo pélvico
Cada 8 de agosto se celebra el Día Mundial del Orgasmo Femenino, que pretende romper con muchos de los tabúes del pasado al respecto. Entre los beneficios del orgasmo para las mujeres se encuentra que mejora el tono del suelo pélvico (dicen que este es el mejor ejercicio que se puede practicar), ya que se producen contracciones rítmicas e involuntarias de elevador del ano, plano superficial del suelo pélvico, esfínter uretral y anal, según explican desde OnelifeCenter, clínica especialista en Prevención y Tratamiento del Dolor.
Llegar al clímax está aconsejado para problemas de atrofia vaginal, que se puede dar durante la menopausia, o tras una histerectomía (extirpación del útero). Es una forma de fortalecer el suelo pélvico incluso mejor que los famosos ejercicios de Kegel.
Previene el cáncer de próstata
Según una investigación de la Boston University School of Public Health, Harvard T.H. Chan School of Public Health y Harvard Medical School, que se publicó en la prestigiosa revista de 'Urología European Urology' hace cuatro años, la prevención del cáncer de próstata también estaría relacionada con el placer. Ese riesgo de padecer un cáncer de este tipo disminuye si se eyacula 21 veces o más al mes, ya que se eliminarán más a menudo los carcinógenos de la próstata y se reducirá la inflamación de la misma.
Al final de este estudio, se determinó que aquellos que eyaculaban con mayor frecuencia (21 veces al mes), tenían hasta un tercio menos de probabilidades de desarrollar este cáncer que aquellos que solo lo hacían unas siete veces al mes. Pero el estudio también reveló que aquellos que no alcanzaban la cifra de 21 y tenían una mínima actividad sexual, también presentaban menor riesgo de sufrirlo que aquellos con una vida sexual nula.
