El estrés puede afectar a las personas de cualquier edad. Parece que hay ocasiones en las que se quita importancia al estrés en los más jóvenes, pero es una cuestión que debería preocupar y de la que se debería hablar más de manera pública.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 77 por ciento de la población mundial se ha sentido estresada en algún momento de su vida. A esto unimos que, según el mismo organismo, el estrés contribuye al 75 por ciento de las enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardíacas, la diabetes y la depresión. Se trata de un problema que afecta más a las personas jóvenes (la OMS estima que el 79 por ciento de las personas de 18 a 24 años han experimentado estrés, en comparación con el 61 por ciento de las personas de 65 años o más). En este sentido y dependiendo de la edad, los tratamientos deben ser diferentes.
¿Cómo afecta el estrés a los más jóvenes? Puede manifestarse de múltiples maneras, pero las formas más comunes en adolescentes suele ser “mayor irritabilidad, enfados más frecuentes, rabietas, cambios bruscos en el estado de ánimo, dificultades para autorregularse emocionalmente, mayor conflictividad con los progenitores, descenso en el rendimiento académico, entre otras”, nos explica David Mullor Ponce, doctor en Psicología y docente del Máster Universitario en Psicología General Sanitaria de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Ante esto, nos podemos preguntar por qué parece que hoy hay más jóvenes estresados que nunca. Una pregunta que el experto nos responde. “El tipo de vida actual no favorece esta situación. Las redes sociales por ejemplo son un escaparate donde la mayoría de jóvenes se mira, y sin duda es un mundo ‘artificial’ donde la perfección es un fin en sí mismo, así como el éxito social. Esto, sin duda alguna, puede ser una fuente de estrés para la gran mayoría de los mortales que no pueden conseguir dichos niveles de éxito”, nos dice Mullor Ponce.
Por otro lado, “el anonimato que ofrecen las RRSS facilita a muchos jóvenes expresar desagrado o criticar a otros que no conoce personalmente, lo cual puede afectar de forma importante a la autoestima y estrés emocional de quienes lo reciben”, añade.
Causas del estrés en los jóvenes
Igualmente, los jóvenes pueden estresarse por múltiples factores y, generalmente la acumulación de muchos factores de riesgo incide en un mayor estrés. “Entre las causas más frecuentes se pueden señalar problemas familiares (divorcios o separación de los progenitores, violencia en el hogar o conflictividad entre progenitores), problemas sociofamiliares (pobreza, marginalidad), problemas sociales (fracaso escolar o bajo rendimiento académico, aislamiento social, relaciones con pares conflictivos o en riesgo social) o problemas personales (depresión, ansiedad)”, añade el psicólogo.
Así les afecta el estrés
A nivel de desarrollo, ¿cómo puede perjudicar a los más jóvenes? “En casos leves, puede generar dificultades para las tareas cotidianas del día a día, un descenso en el rendimiento académico o problemas familiares, entre otros. En casos más graves puede derivar en problemas de salud mental que requieran tratamiento”, afirma el experto de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
¿Afecta también por ejemplo a sus estudios? “Por supuesto puede provocar un descenso significativo en el rendimiento académico, desinterés o desmotivación, entre otras”, añade. Entre las consecuencias personales y sociales que puede tener que el estrés afecte a los más jóvenes se encuentran desde “problemas o conflictos familiares, en la escuela o instituto, con profesores o con compañeros. También puede derivar en más conflictos con la pareja o con amigos. Todo ello puede afectar sin duda a nivel emocional en el joven estresado, lo que en casos más graves puede derivar en problemas de salud mental como Trastornos de Ansiedad o Depresión”, nos explica el experto.
Signos de que están estresados
En adolescentes “es común un aumento de la irritabilidad, llanto, un aumento de los enfados o mal humor, problemas para controlar sus emociones, sentimientos de rabia o frustración, dificultad para explicar lo que les está pasando, conductas de rebeldía, faltas de respeto, disminución de las actividades lúdicas. También puede cursar con un descenso en el rendimiento académico o problemas en el instituto o con sus amigos de siempre”, nos comenta el doctor en Psicología.
¿Cuáles son los tratamientos más efectivos en estos casos (de manera general)? “Los tratamientos con mayor evidencia científica y grados de recomendación hasta la fecha son los basados en el modelo cognitivo-conductual”, concluye Mullor Ponce.
Cómo lidiar con el estrés
De manera general, aquí te damos algunas pautas para tratar de lidiar con el estrés diario. Como siempre recomendamos, ante cualquier duda lo mejor siempre es acudir a un psicólogo que nos ayude a descubrir las causas y cuáles son los pasos que debemos seguir en cada caso.
-Identifica las fuentes. Haz una lista de las situaciones o factores que te generan estrés. Reconocer estas fuentes es el primer paso para abordar el problema.
-Establece prioridades. Organiza tus tareas y responsabilidades. Enfócate en lo que es realmente importante y urgente, y deja de lado lo que no es esencial.
-Pon límites. Aprende a decir no cuando sea necesario. No te comprometas con cuestiones que tal vez no puedes llevar a cumplir y aprende a establecer límites saludables.
-Planificación y organización. Desarrolla habilidades de gestión del tiempo. Un buen plan puede ayudarte a sentirte más en control y reducir el estrés. Además, aprende a delegar. No intentes hacer todo tú mismo. Delegar responsabilidades puede aliviar la carga y reducir el estrés.
-Practica la respiración profunda. La respiración profunda puede ayudar a calmarte y reducir la respuesta al estrés. Tómate unos minutos para respirar profundamente cuando te sientas abrumado.
-Ejercicio físico regular. La actividad física regular libera endorfinas, que actúan como analgésicos naturales y mejoran el estado de ánimo. Encuentra una actividad que disfrutes y haz que sea parte de tu rutina.
-Descanso adecuado. Asegúrate de dormir lo suficiente. La falta de sueño puede aumentar la sensación de estrés y afectar negativamente tu salud mental y física.
-Alimentación saludable. Mantén una dieta equilibrada. Los alimentos saludables pueden tener un impacto positivo en tu energía y en tu capacidad para lidiar con el estrés.
-Practica la atención plena. La atención plena implica estar presente en el momento actual sin juzgar. La meditación y otras técnicas de mindfulness pueden ayudarte a reducir el estrés y mejorar tu bienestar emocional.
-Busca apoyo social. Comparte tus preocupaciones con amigos, familiares o profesionales. La conexión social puede proporcionar un fuerte sistema de apoyo.
-Desconexión digital. Dedica tiempo para desconectarte de dispositivos electrónicos y redes sociales. La constante exposición a la información puede contribuir al estrés.