Una de cada 6 personas sufrirá un ictus a lo largo de su vida. Y es que, el infarto cerebral, como también se le llama, es la segunda causa de muerte en España (la primera en mujeres), así como la primera causa de discapacidad adquirida en el adulto, y la segunda de demencia.
En España, anualmente, entre 110.000-120.000 personas sufren un ictus, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), quedándoles secuelas discapacitantes o falleciendo la mitad de ellos. De hecho, en la actualidad más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por culpa de los ictus.
“Un ictus es un trastorno brusco en la circulación sanguínea del cerebro que puede ser producido por una oclusión arterial (el 85% de los casos), o bien por hemorragia (el 15%). En el primero de los casos, esto tiene lugar por el desarrollo progresivo de placas de ateroma que deterioran el revestimiento de las arterias (aterosclerosis) y que van engrosando la pared de la arteria disminuyendo el flujo de sangre hacia tejidos y órganos, hasta provocar una estenosis o estrechamiento”, explica el Jefe de Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Quirónsalud Marbella, el doctor Rubén Rodríguez Carvajal.
Síntomas de un ictus
Dado que el daño cerebral que produce un ictus depende en gran medida del tiempo en el que dura este trastorno, y de la zona que se haya visto afectada, saber identificar los síntomas para acudir cuanto antes al hospital puede ayudar a mejorar significativamente el pronóstico de esta enfermedad, según asegura el especialista.
De acuerdo con datos de la SEN, el doctor Rodríguez Carvajal detalla que los síntomas del ictus generalmente se producen de forma brusca e inesperada y, aunque su tipología depende del área del cerebro que se vea afectada, los principales son: Alteración brusca en el lenguaje, con dificultades para hablar o entender; pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo; generalmente afecta a una mitad del cuerpo y se manifiesta sobre todo en la cara y/o en las extremidades; alteración brusca de la visión, como pérdida de visión en un ojo, visión doble o incapacidad para apreciar objetos en algún lado de nuestro campo visual; pérdida brusca de coordinación o equilibrio; dolor de cabeza muy intenso y diferente a otros dolores de cabeza habituales.
“La gran mayoría de los pacientes que sufren un ictus suelen presentar una combinación de varios de estos síntomas. No obstante, con solo experimentar uno de ellos, ya es motivo de urgencia”, advierte el doctor Rodríguez Carvajal, quien recuerda a los pacientes que no deben tener miedo de contagiarse de coronavirus a la hora de acudir a un hospital, puesto que estos cuentan con circuitos diferenciados de covid-19 y en el caso concreto del Hospital Quirónsalud Marbella, donde por ejemplo él trabaja, el centro ha logrado la certificación Applus+ Protocolo Seguro frente a la COVID-19, que acredita que la instalación cumple con los estándares más exigentes de desinfección en esta pandemia.
Así con todo, este especialista, que también desarrolla su actividad clínica como Jefe de Servicio de Angiología y Cirugía Vascular y Endovascular en el Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar (Cádiz), ha liderado la participación española en un estudio internacional donde se demuestran las ventajas de la técnica TCAR, lo más puntero en estos momentos para tratar la estenosis en la arteria carótida (la que riega principalmente el cerebro y cuya oclusión puede dar lugar al ictus).
“Entre las ventajas de la revascularización transcervical de la arteria carótida (TCAR) se encontraría que es menos invasiva que la habitual cirugía abierta o endarterectomía carotídea (CEA), y mucho más segura que el Stenting transfemoral”, afirma el experto.
Este procedimiento, según explica, se realiza a través de una pequeña incisión justo por encima de la clavícula: “El cirujano coloca un tubo directamente en la arteria carótida y lo conecta a un sistema que temporalmente dirigirá el flujo sanguíneo lejos del cerebro, para protegerlo de los desechos peligrosos que puedan desprenderse de la placa de ateroma durante el procedimiento. La sangre fluye a través del sistema y cualquier material será capturado en un filtro fuera del cuerpo. La sangre del filtro es devuelta a través de un segundo tubo conectado por punción a una vena en la parte superior del muslo”.
Según destaca Rodríguez Carvajal, el éxito del TCAR radica en el sistema de protección cerebral y es precisamente esa cualidad lo que, según subraya, “marca la diferencia” con el resto de tratamientos mínimamente invasivos disponibles. Además, indica que este procedimiento puede realizarse con anestesia local, por lo que el paciente está despierto en todo momento. “Esta circunstancia es una gran ventaja porque nos permite evaluar y monitorizar de forma continua la función cerebral del paciente", resalta.
Durante cuatro años (de 2015 a 2019) más de 630 pacientes se sometieron a esta técnica en un ensayo cuyos resultados se han desvelado ahora. Todos los seleccionados presentaban factores de alto riesgo quirúrgico para la realización de una endarterectomía carotídea (la técnica convencional para tratar la estenosis carotídea), y el 26 % presentaba algún tipo de afectación neurológica.
“El éxito técnico se produjo en el 99,7% de todos los casos con las tasas de complicaciones asociadas al procedimiento más bajas que se hayan publicado hasta la fecha en ensayos clínicos de este calibre. Unas cifras que avalan la garantía del innovador procedimiento”, resalta el Jefe de Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Quirónsalud Marbella.
Con ello, apunta que los criterios de selección de este estudio han sido “altamente restrictivos”, ya que todos los pacientes fueron mayores de 75 años, y debían presentar una o varias dolencias que les situaran en una situación de riesgo ante la cirugía convencional (enfermedad de las arterias coronarias de dos vasos o angina inestable, insuficiencia cardíaca congestiva, disfunción ventricular izquierda grave, infarto de miocardio reciente, enfermedad pulmonar grave (EPOC), Insuficiencia renal crónica…)
En concreto, investigadores de 14 centros han participado en este ensayo internacional. La mayor parte procedían de Estados Unidos (10), y tres eran de Europa (Quirónsalud Marbella el único representante de España), y uno de Rusia.