Hace 100 millones de años algunas aves hoy desaparecidas surcaban los cielos de la Tierra con llamativos plumajes y exóticas formas. Uno de los grupos más abundantes eran los enantiornites, algunos de los cuales tenían dientes y llegaban a tener envergaduras de más de un metro. Sobre la existencia de estos animales nos hemos enterado por el registro fósil, compresiones que han dejado sobre la roca el dibujo de sus huesos como si fuera un dibujo a carboncillo. Pero toda esta información está casi siempre en dos dimensiones y queda muchos detalles que comprender sobre su anatomía y características.
Son las primeras pruebas sobre cómo se insertaban las plumas de estas aves del Cretácico
El equipo de Lida Xing y Ryan McKellar anuncia esta semana en la revista Nature Communications el hallazgo de dos fósiles de alas de aves conservadas en ámbar birmano, con una antigüedad de unos 99 millones de años y que aporta las primeras pruebas sobre cómo se insertaban las plumas en la piel de estas aves del Cretácico. En los restos se pueden observar en tres dimensiones algunos detalles de la anatomía de estas aves y de su desarrollo, pues los autores del trabajo creen que se trata de dos ejemplares juveniles, aunque con edad suficiente para criar.
Los científicos han examinado los fósiles mediante microtomografía de rayos X que les ha permitido comprender mejor muchos detalles sobre las plumas y alas de estos animales, que se parece mucho más al de las aves actuales de lo que esperaban, tanto en pigmentación, como en el orden de disposición como a nivel de sus microestructuras.
Referencia: Mummified precocial bird wings in mid-Cretaceous Burmese amber (Nature) DOI 10.1038/ncomms12089