A los cocodrilos australianos de agua salada no les gusta el agua caliente. El equipo de Craig Franklin, de la Universidad de Queensland, ha realizado una serie de experimentos con estos reptiles y ha descubierto un factor que podría ponerlos en riesgo en caso de aumento de temperaturas. Su trabajo, publicado esta semana en la revista Conservation Physiology, indica que estos animales reducen sustancialmente el tiempo de inmersión en el agua cuando las temperaturas exceden los 31,5 grados Celsius.
“Nos sorprendió su escasa capacidad para compensar cambios de temperatura”
¿Cómo lo han comprobado? Exponiendo a los cocodrilos a tres temperaturas de agua diferentes que reflejan tres escenarios climáticos en caso de calentamiento: la temperatura de verano actual (28°C), un calentamiento global moderado (31.5°C) y un calentamiento global extremo (35°C). "Pensábamos que los cocodrilos, como muchos animales, se adaptarían a los cambios de temperatura y su vida continuaría", explica el autor principal. "Sin embargo, nos sorprendió descubrir la poca capacidad que tienen para compensar cambios de temperatura del agua y ver que tienen en su disco duro el operar a determinadas temperaturas".
Los resultados de su experimento no dejan lugar a dudas: por cada 3.5°C de aumento en la temperatura los cocodrilos reducían a la mitad el tiempo que pasaban en el agua. Estos animales pasan una media de 11 horas al día sumergidos y resulta vital para ellos tanto para cazar como para dormir o interactuar con otros miembros de su especie. Pero como animales ectotermos, dependen del ambiente para regular su temperatura, de modo que los cambios bruscos podrían ser muy peligrosos para su supervivencia.
El límite a partir del cual pueden colapsar está en torno a los 40 C
Los científicos reconocen que no saben qué sucedería en un escenario de aumento extremo de las temperaturas, pues los cocodrilos tendrían que huir en busca de aguas más frescas o sumergirse a más profundidad en los lugares donde habitan. El límite a partir del cual pueden colapsar está en torno a los 40 grados, y el aire puede superar con facilidad esta temperatura, de modo que el agua es fundamental para refrigerarse y no morir por el choque térmico.
Referencia: Hot water puts crocs at risk (Conservation Physiology/ University of Queensland)