Los más de 200.000 asteroides que orbitan en el cinturón principal, situado entre Marte y Júpiter, son la principal fuente de los meteoritos que impactan contra la Tierra. Después de décadas de observación, los astrónomos han clasificado estos cuerpos en familias, en función del cuerpo conocido del que creen que proceden, y han dejado sin familia a una parte de ellos cuyo origen se desconoce. Ahora, en un estudio publicado en la revista Nature Astronomy, un equipo de investigadores ha elaborado un modelo que ayuda a resolver el puzzle y determinar que incluso los asteroides sin familia proceden de un único y reducido grupo de planetas pequeños que orbitaron alrededor del sol en los primeros momentos de la formación del Sistema Solar.
El 85% de los asteroides se originaron a partir de las familias de Flora, Vesta, Nysa, Plana y Eulalia
El modelo, diseñado por el equipo de Stanley Dermott, muestra que los tamaños de los asteroides sin familia del cinturón interior están correlacionados con su excentricidad orbital y anticorrelacionados con sus inclinaciones, lo que sugiere que ambos tipos de asteroides tienen un origen común en el colapso de estos primeros planitesimales de mayor tamaño. En concreto, los autores estiman que el 85% de los asteroides del cinturón interno se originaron a partir de las familias de Flora, Vesta, Nysa, Plana y Eulalia y que el 15% restante procede de las mismas familias o, lo que parece más probable, de unas pocas familias fantasma aún sin identificar.
“Si uno de ellos se dirige a la Tierra, y queremos rechazarlo, necesitamos saber cuál es su naturaleza”
“Estos nuevos resultados implican que debemos buscar las características que hacen diferente cada uno de los grupos a partir de las historias evolutivas de unos pocos cuerpos precursores de gran tamaño”, escriben. Para Dermott, esta información podría ser útil para detectar estos cuerpos y protegernos de su impacto. “Estos enormes objetos pasan zumbando junto a la Tierra, así que por supuesto que estamos muy preocupados sobre cuántos hay y qué tipo de materiales hay en ellos”, asegura. “Si uno de ellos se dirige a la Tierra, y queremos rechazarlo, necesitamos saber cuál es su naturaleza”. Aunque los resultados se limitan a una parte del cinturón, Dermott y su equipo creen que no seria extraño que las mismas circunstancias se hubieran producido en el cinturón principal.
Referencia: The common origin of family and non-family asteroids (Nature Astronomy) DOI 10.1038/s41550-018-0482-4