"Que tu mano izquierda no sepa lo que está haciendo la derecha" es una famosa máxima maquiavélica sobre el uso del poder y una meta imposible, si nos ponemos literales, a juzgar por lo que publica esta semana un equipo de neurocientíficos de la universidad de Tel-Aviv en la revista Cell Reports. El equipo de Roy Mukamel ha desarrollado una serie de complejos experimentos en los que monitorizaba la actividad cerebral de los voluntarios mientras usaban una mano y un sistema de realidad virtual engañaba a su cerebro sobre qué mano estaban moviendo. "Estamos engañando al cerebro", asegura Mukamel. "El experimento completo ha terminado siendo una bonita demostración sobre cómo combinar ingeniería informática y neurociencias".
La prueba se realizó con un grupo de 53 participantes a los que se proporcionó un visor de realidad virtual que mostraba una versión simulada de sus brazos y manos. Durante la primera prueba, los voluntarios completaron una serie de movimientos con su mano derecha mientras que el monitor de sus gafas mostraba que la que se movía era la mano izquierda.
“Es una bonita demostración sobre cómo combinar ingeniería informática y neurociencias"
En el siguiente paso cada voluntario se puso un guante motorizado en cada mano y se les pidió que movieran de nuevo la mano derecha siguiendo una serie de patrones de movimiento. El guante de la derecha transmitía estos movimientos al guante de la mano izquierda que se ponía en marcha y los repetía de forma mimética sin que el sujeto los quisiera mover voluntariamente. Mientras esto ocurría, una vez más, las gafas de realidad virtual mostraban al usuario únicamente el movimiento de la mano izquierda.
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Hasta aquí las pruebas, pero ¿dónde empieza lo sorprendente? Pues en los resultados obtenidos al analizar el rendimiento de los voluntarios después de estos experimentos. Al medir la habilidad de las manos realizando una serie de tareas, los autores del trabajo observaron una mejoría notable en el rendimiento de la mano izquierda, especialmente tras la técnica en la que el guante motorizado movía la mano izquierda cuando el sujeto movía la derecha. Los investigadores también observaron la actividad cerebral en 18 de los voluntarios y observaron la activación del lóbulo parietal superior y que, a mayor actividad, mejor rendimiento se registraba en la mano izquierda.
"Tecnológicamente estos experimentos eran un gran desafío", relata Mukamel. "Manipulábamos lo que la gente veía y lo combinábamos con el movimiento pasivo de la mano para demostrar que nuestras manos pueden aprender cuando se mueven sin control voluntario". En experimentos anteriores se ha mostrado la capacidad de la corteza somatosensorial del cerebro para mejorar el rendimiento de determinadas partes del cuerpo solamente con pensar en el movimiento. Pero el nuevo trabajo es un paso más allá, puesto que podría aplicarse para desarrollar terapias de rehabilitación en pacientes que han perdido el control de una de sus extremidades. "Necesitamos demostrar que existe una manera de obtener mayores ganancias que con otras terapias tradicionales", concluye Mukamel. "Si podemos entrenar una mano sin moverla voluntariamente y obtener mejoras significativas en el control motor de esa mano, sería el resultado ideal"
Referencia: Neural network underlying intermanual skill transfer in humans (Cell Reports)