Cuando Catherine Manning pregunta a los niños si los peces de la imagen (los puntos blancos con flechas del centro) se mueven hacia el arrecife verde o el rojo, los niños con un trastorno del espectro autista son bastante más habilidosos que los demás a la hora de identificar el movimiento. La prueba forma parte de un estudio realizado por el Instituto de Educación del University College de Londres cuyas conclusiones arrojan algo de luz sobre cuáles son las dificultades que afrontan estas personas en su vida cotidiana.
Los niños con autismo no siempre saben de qué información tienen que prescindir.
Para sus trabajos, Manning reclutó a 33 niños con autismo y 33 niños neurotípicos con edades entre los 6 y los 13 años y les sometió a una serie de pruebas ante la pantalla de un ordenador. Los niños con problemas del espectro autista detectaban muy bien la dirección de los puntos, pero empezaban a tener dificultades cuando tenían que ignorar los puntos que se movían en direcciones al azar. Este resultado sugiere, según sus autores, que las personas con este trastorno pueden combinar información dinámica pero no siempre saben que información combinar y qué información ignorar.
El trabajo, publicado en la revista Journal of Neuroscience, es otra prueba de que las personas con estas características sufren principalmente un problema de percepción sensorial que les hace ver el mundo de una forma diferente, lo que interfiere a menudo en su desarrollo cognitivo y emocional. Para Manning, que trabaja en la Universidad de Oxford, estas habilidades aumentadas, como la de captar mejor el movimiento, contribuyen a la sensación de una sobrecarga sensorial.
Estas capacidades contribuyen a la sensación de una sobrecarga sensorial.
"La habilidad de combinar información de movimiento nos ayuda a darle sentido a lo que vemos", asegura. "Sin embargo, también es importante saber que información tenemos que filtrar. Una combinación de mayor información sobre movimiento puede de alguna manera saturar a un niño con autismo en un mundo dinámico". "Sabemos que las personas autistas ven el mundo de manera diferente en comparación con los no-autistas", añade Liz Pellicano, que colabora con el trabajo. "Pero el motivo exacto por el que se producen estas diferencias está todavía lejos de estar claro". El exceso de información, añade, podría conducir al sufrimiento y ser parte del problema.
Referencia: Enhanced integration of motion information in children with autism (Journal of Neuroscience) doi: 10.1523/JNEUROSCI.4645-14.2015