Para conocer cómo surgió el lenguaje no hay que fijarse solo en las estructuras anatómicas que nos permitían hablar, sino también en las que nos permitían escuchar. Con este objetivo el equipo de Alexander Stoessel ha estudiado los huesecillos del oído de 14 neandertales y los ha comparado con la estructura del oído interno de Homo sapiens, en busca de diferencias en la forma de escuchar el mundo.
El resultado se publica este lunes en la revista PNAS y es un detallado análisis de estas estructuras óseas que eran sensiblemente diferentes en nuestros primos neandertales. Tras escanear estos huesos con microtomografía de rayos X, los autores obtuvieron un modelo en tres dimensiones del oído neandertal y de la cavidad donde se aloja el tímpano. Las diferencias con el oído de sapiens son tanto en la forma como en la configuración espacial, un hecho que los investigadores atribuyen a las distintas trayectorias evolutivas y al mayor tamaño del cerebro de los neandertales.
Oído interno de un Homo sapiens (A) y de un neandertal (B)
Sin embargo, añaden, estas diferencias morfológicas no afectaban a las características principales del oído medio lo que en otras palabras significa que su sensibilidad auditiva era muy similar a la nuestra y a la de nuestro último ancestro común. Esto indicaría, concluyen, que sigue siendo consistente la hipótesis de que ambas especies desarrollaron capacidades similares para la comunicación vocal y que quizá los neandertales hablaron entre ellos como hacíamos nosotros.
Referencia: Morphology and function of Neandertal and modern human ear ossicles (PNAS) Foto: Adam Foster (National Museum of Natural History, Flickr, CC)